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La felicidad es cuando dejamos de dañar a los demás, señala el monje Ghese Urgen

Presentan Las artes místicas del Tíbet en Casa del Lago

El espectáculo de música, danza y artes gráficas busca el bienestar, la salud y la tranquilidad por medio del arte sagrado

El programa también incluye la exhibición de dos cintas hollywoodenses

Foto
Los monjes tibetanos muestran uno de los meticulosos mandalas que construyen a lo largo de sus presentacionesFoto Cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de junio de 2010, p. a18

La felicidad es cuando dejamos de dañar a los demás, expresó en entrevista con La Jornada Ghese Urgen, integrante del grupo de ocho monjes tibetanos, quienes a partir de este miércoles 23 y hasta el próximo domingo 27 de junio realizaran varias actividades en la Casa del Lago Juan José Arreola de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde cantarán con fines de reflexión y sanación.

Son monjes que recorren el mundo difundiendo su mensaje de paz. Quien busque salud hallará un beneficio dependiendo de la individualidad, de la disposición mental y del karma, afirmó.

Para nosotros es muy importante tener tres adiestramientos: el de la ética, el de la concentración y el de la sabiduría; además de esto, nuestra mente se vuelve amorosa y compasiva, lo cual es de mucho beneficio para nosotros y el mundo.

Antecedentes

Estos monjes llegan a México por mediación de Richard Gere Productions y el monasterio de Drepung Loseling, bajo el título Las artes místicas del Tíbet, espectáculo de música y artes gráficas, que por tercera ocasión visita nuestro país. En 2010 la Casa del Lago es la sede de este encuentro, cuyo objetivo es la promoción de la paz mundial y la sanación del medio ambiente a través del arte sagrado.

Desde sus inicios en 1988, las reconocidas voces multifonéticas de los monjes tibetanos de Las artes místicas del Tíbet, así como los internacionalmente aclamados espectáculos de música, danza y la meticulosa construcción del mandala con pinturas de arena multicolores, han cautivado a millones de personas en diversas galerías de arte, museos, teatros, foros, festivales y universidades alrededor del mundo.

Esta expresión artística es reconocida como un vehículo para inspirar bienestar, salud y tranquilidad. En este contexto, Las artes místicas del Tíbet permite conocer las tradiciones de una de las civilizaciones más antiguas del mundo y su valiosa aportación a la paz y el patrimonio cultural de la humanidad.

El programa también incluye la exhibición de filmes que abordan diferentes aspectos de la cultura tibetana. Entre ellas, dos afamadas cintas hollywoodenses que han estimulado el interés por esta cultura: Siete años en el Tíbet (Columbia Pictures), cinta en la que la música de los monjes del monasterio de Drepung Loseling es el corazón del soundtrack, nominado a un Globo de Oro, y Kundun (Disney), donde los monjes incluso acompañaron a Philip Glass en el estreno de la película. Así, dos álbumes producidos por los monjes de Drepung Loseling se han colocado en el top ten de las listas estadunidenses.

Ghese Urgen explicó que los monjes construirán un mandala (es decir un diagrama o representación completa) de arena o de mármol, que corresponda al Buda Akshobya (protector y resolución de conflictos). El mandala está basado en el amor y la compasión. Antes de que inicie el mandala, Tere Mendoza, representante de las artes místicas, explicará a los asistentes de lo que serán testigos.

Hacia el camino tántrico

Añadió que mandala proviene del sánscrito y significa, del centro y sus alrededores. Esto es tomar la esencia. Es el gozo último en el cual las emociones negativas y los conocimientos oscuros han sido eliminados. Usualmente los monjes crean los mandalas con el propósito de practicar el camino tántrico.

“En Casa del Lago se verá una ceremonia inaugural dividida en cuatro pasos: el primero es consagrar el sitio donde se va a consagrar el mandala, pues no todos los lugares son propicios; el segundo consiste en desaparecer los obstáculos; el tercer paso es pedir permiso a los seres invisibles que viven en este lugar –la plática se efectuó en los jardines de la Casa del Lago para no molestarlos, porque según ellos ellos viven aquí–, y el cuarto paso es la consagración del lugar.”

Como seguidores del Dalai Lama, se mantienen firmes en la idea de buscar la paz y el amor.

Para convertirse en monje hay dos formas: una es que desde niño el padre te envíe al monasterio; la otra es por decisión propia. El Dalai Lama buscó la paz dando consejos a la gente, enseñando a adiestrar en la mente la compasión y el amor, así como tener actitudes positivas.

Especificó que para que cada quien encuentre la paz interior es necesario detener los pensamientos.

Agregó que las personas se enferman cuando tienen un dolor físico o un dolor mental. La paz que trae la sanación emocional o mental es tan grande que el dolor de la enfermedad física deja de ser importante. La paz interior cubre el dolor físico.

Para mayor información: www.casadellago.unam.mx