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Prepara Fiat liquidación masiva de obreros

En 2011 la armadora dejará de producir modelos en Italia; trasladará sus fábricas a Polonia

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de julio de 2010, p. 44

Sicilia, Italia, 6 de julio. Una enorme mole de concreto frente al mar Mediterráneo exhala sus últimos alientos. La fábrica que produjo miles de vehículos del legendario modelo Fiat 500 cerrará sus puertas. Se trabaja ahora en lo que será la última producción, pero el cierre es inminente: el 31 de diciembre de 2011 aproximadamente mil 400 trabajadores se quedarán sin empleo y la ciudad de Termini Imerese, en la provincia de Palermo, transformará su vida.

En las puertas de la fábrica, inaugurada en 1970, dos Giuseppe, uno de apellido Giudice y otro Roveito, el primero con 33 años de trabajo en la automotriz Fiat y el segundo con 22, relatan el proceso que está a punto de dejarlos sin empleo.

Giudice explica a La Jornada que el declive de la fábrica comenzó en 2002, año en el que la armadora intentó el cierre por primera vez. Aunque fue impedido por la organización de los obreros, dejó una huella profunda en la fábrica. De la lucha de ese año se logró el acuerdo de que en Termini Imerese se produciría un nuevo modelo de automóvil y se desarrollarían fábricas de piezas complementarias en los alrededores de la región, pues siempre se compraron las partes en Turín, lo que encarecía la producción.

Con este acuerdo se incrementaría el número de trabajadores, pero en su lugar anunciaron en 2009 la liquidación de la fábrica debido, dijeron los empresarios, a la crisis económica mundial. Concluyeron que era mejor construir el nuevo modelo de carro en otra parte de Europa, en Polonia, concretamente, donde la mano de obra es más barata, señala Giudice.

No hay esperanza, dice Giuseppe Roveito. Y a pesar de eso las movilizaciones no han cesado. Se siguen organizando paros intermitentes de trabajo, como el del pasado 21 de junio, cuando interrumpieron las labores durante dos horas. El motivo de la acción, explica Roberto Mastrosimone, secretario provincial de la Federación de Obreros de la Industria Metal Mecánica (CGIL), fue la indignación de los obreros ante las declaraciones del administrador de Fiat, Sergio Marchionne, respecto a que los trabajadores sicilianos hicieron un paro el lunes anterior para ver el partido de futbol de Italia contra Paraguay.

Unos días antes, en entrevista con este diario, Roberto Mastrosimone ubicó la crisis de Termini Imerese “dentro de una fase muy difícil para el mercado de automóviles en general. Hasta que no haya un cambio de modelo –dijo- habrá países que se empobrezcan más, pues ahora se trata de llevarse las fábricas a naciones como Polonia, Croacia o Eslovenia, en los que la mano de obra es muy barata. Igual que llegan a México maquiladoras de otros países”.

El plan original de la Fiat, explica uno de los obreros entrevistados, era cerrar la fábrica de Pomigliano, en Nápoles, pero allá hay más de 5 mil trabajadores y por eso decidieron cerrar la de aquí y llevarse la producción a Polonia (también cerrará Pomigliano). Con esta estrategia dejan a los obreros sin trabajo, y les quitan fuerza sindical al dividirlos con las liquidaciones, provocando una confrontación social entre ellos.

En la actualidad, por ejemplo, ya opera la estrategia de la Caja de Integración, que obliga a los trabajadores a trabajar periodos de 15 días y descansar sin sueldo otros tantos, además de bajarles los sueldos a 800 euros mensuales.

Atrás quedaron los días esplendorosos cuando en la década de los años 80 alcanzó 3 mil 500 trabajadores, los que ganaron varias batallas sindicales y eran de más combativos de Italia. La Fiat de Termini Imerese era reconocida mundialmente por la alta calidad de su producción, primero los famosos Fiat 500 y más tarde con el Panda, el Punto y, finalmente, con el Lancia Ypsilon, el último modelo que saldrá de esta planta.

Hoy, reconoce Giuseppe Giudice, los obreros están cansados. Entre 50 y 60 por ciento tienen más de 50 años. La mayoría entró a trabajar en los 70. Muchos tienen 40 años de trabajar aquí y sólo piensan en jubilarse. Son obreros de muchas luchas y están cansados. Los más jóvenes son entre 300 y 400 que entraron a trabajar en la década de los 80, y ellos son los que tendrían que luchar.

Antes tierra de alcachofas y de playas maravillosas, Termini Imerese vio cambiar su vida con la llegada de la Fiat. Cuando la fábrica se vaya, esto será tierra quemada. La economía que gira en torno a la planta se desvanecerá y afectará a miles de familias. Setenta por ciento de los trabajadores vive en los alrededores.

La vida personal y colectiva de los obreros está detenida, aunque, reconocen, en realidad no esperamos mucho. La posibilidad de que otros compren la fábrica y recontraten a los trabajadores se desvanece. No podemos pensar en el futuro, en hacer un plan, en nada. El único pensamiento es cómo llegar a fin de mes, dicen.