Opinión
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Astillero

Partido del Centro

El garlito de la unidad

Zacatecas y Guerrero

PRD, a prueba

Foto
IN MEMORIAM. Homenaje en San Lázaro a Rodolfo Torre Cantú, candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas que fue asesinado en días previos a las elecciones. En la imagen, el mandatario electo de la entidad, Egidio Torre Cantú, Francisco Rojas y Beatriz ParedesFoto José Antonio López
E

l camachismo pretende instalar a Marcelo Ebrard como candidato presidencial de un proyecto centrista que atraiga a votantes moderados y capte segmentos sociales deseosos de ciertos cambios controlados, pero que desconfían de López Obrador por razones propias o por simple seguimiento robotizado de las difamaciones sistemáticas que se han enderezado desde 2006 contra el tabasqueño. La reformulación práctica de las estrategias del desaparecido Partido del Centro Democrático tiene tres fases: las alianzas entre PRD y PAN, el diálogo con Calderón y la postulación de una candidatura presidencial nuevamente en alianza (para la cual se contempla al mencionado Ebrard y a Juan Ramón de la Fuente, éste más como una pieza de chantajes internos).

Con el telón de fondo del falaz triunfo de esa izquierda dialoguista en los pasados comicios, y asumiendo que con los reacomodos interpriístas de Oaxaca, Puebla y Sinaloa se ha cerrado el paso al tricolor rumbo a 2012 (cuando, en todo caso, solamente se estaría obstruyendo la marcha triunfalista del principal precandidato, Peña Nieto, o disminuyendo la distancia de popularidad y fuerza estructural entre éste y Manlio Fabio Beltrones), el nuevo mando compartido del PRD (Chucho, Camacho y Marcelo) pretende asustar con el petate de la desunión: garlito la idea de unidad con que se busca encubrir y legitimar los procesos de división, confusión y fracaso que impulsan esos mismos dirigentes cupulares.

Cierto es que comparecer divididos ante el electorado es una garantía de fracaso para los perredistas, pero el punto clave de la discusión está en la manera como los criterios de unidad a toda costa son aplicados por quienes están en el poder partidista o controlan las estructuras decisorias. En Zacatecas, por ejemplo, la división del PRD provino del manejo faccioso que la familia García, Amalia y Claudia Corichi, impusieron a un domesticado partido del sol azteca. La unidad en Zacatecas habría consistido en obedecer las instrucciones de colocar como candidato a la gubernatura a un cercano a los ánimos familiares, comprometido con el esquema de corrupción mediante contratos de obra pública a empresarios agradecidos y que por todas esas ataduras se esperaría que atajara, si llegaba a ser gobernador, las acusaciones de corrupción y de arreglos con el narcotráfico que han acompañado a la actual administración de izquierda. Ya antes el monrealismo había demostrado a las García que electoralmente podía desfondar las imposiciones en el PRD oficializado, pero el domingo pasado, el saldo ha sido nuevamente adverso para la gobernadora y su hija, ahora mediante un PRI cuyo candidato proviene del perredismo excluido por Amalia y Claudia y del monrealismo perseguido.

En Guerrero el panorama ha sido parecido. El gobernador perredista Zeferino Torreblanca ha actuado siempre con visión derechista y ha utilizado al sol azteca como vía de presunta legitimación electoral de sus decisiones caprichosas o equivocadas. En Acapulco, por ejemplo, se empeñó en que el PRD llevara una candidatura a la presidencia municipal que provocó división y alentó la dispersión de sufragios, abriendo el paso a otras opciones partidistas. La unidad en Guerrero pasaría por la obediencia a las órdenes dictadas por un gobernador derechista, que ha sido derrotado en sus propuestas electorales.

En ese contexto, Jesús Ortega tiene razón cuando proclama con denuedo la tesis de la unidad como condición para aspirar a triunfos de la izquierda. Pero han sido justamente las corrientes hoy encaramadas en la dirección formal del PRD las que han sembrado las condiciones de la desunión: para no ir tan lejos, con la indefendible aprobación de alianzas oportunistas que llevaron a ese partido a asociarse con su adversario histórico, el panismo, que a pesar de estar en uno de sus peores momentos logró quedarse con la mayor cuota simbólica de esas falsas victorias.

El atropellado autodestape hecho por López Obrador acelera los procesos de definición en los partidos que de manera natural podrían acoger su candidatura presidencial. El PRD podría seguir bajo el mando del chuchismo-camachismo y el candidato calculadamente centrista Ebrard. O generar dinámicas internas de recomposición que lo reinstalen en el plano genuinamente opositor, sin prestarse a juegos palaciegos en los que acaba quedándose con nada, más que desprestigio y confusión. Ebrard ha evitado responder con rispidez al planteamiento lopezobradorista de asumirse como candidato presidencial en busca de partido, con encuestas o sin ellas, y el tabasqueño ha dicho en entrevista con Alma E. Muñoz, en La Jornada de ayer, que él sigue siendo militante del PRD y que hasta los últimos sondeos tengo la aceptación de la mayoría de los militantes del PRD. A lo mejor no tengo la aceptación de los dirigentes, pero las bases del partido creo que van, en su momento, a expresarse.

La unidad del PRD pasará, por lo visto, por la prueba de la confirmación de liderazgos y proyectos. Ebrard y López Obrador son las únicas cartas reales y no necesariamente deben terminar separados o enfrentados. Lo ideal sería que juntos impulsaran un proceso de renovación, depuración y replanteamientos. Sólo así podría encontrarse una verdadera unidad en el partido del sol azteca, sin fracturas, con posibilidades reales de trascendencia.

Astillas

Dice Francisco Rojas, el comisionado salinista en San Lázaro, que el PRI está dispuesto a dialogar, pero con quien se asume como presidente de todos los mexicanos, y no con quien intente obtener ganancias mediáticas… Beatriz Paredes, por su parte, se quejó de la guerra sucia del calderonismo y el PAN, pero negó que en el tricolor haya rencor contra FC… En Durango, Ortega y Nava encabezaron una marcha en defensa del triunfo que aseguran le corresponde a José Rosas Aispuro… El EPR da como ganador del pasado proceso electoral a Calderón, quien habría obtenido porciones de legitimación mediante las alianzas del PAN con el partido que antes técnicamente lo descalificaba… ¡Feliz fin de semana!