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Economía Moral

Pobreza y pensamiento independiente

Partha Dasgrupta en la Universidad de Manchester

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na de las mejores experiencias vividas en mi corta estadía en la Universidad de Manchester, fue haber escuchado una clase impartida por Partha Dasgupta (nacido en lo que hoy es Bangladesh) a los alumnos del curso de verano que organiza ahí Joseph Stiglitz cada año. De Dasgupta conocía su monumental obra Investigación sobre el bienestar y la indigencia (An Enquiry into Well-Being and Destitution, Clarendon Press, Oxford, 1993, 661 pp) que cité con cierta amplitud en el capítulo 14 de mi tesis doctoral (referido a medidas agregadas de pobreza), pero nunca lo había escuchado hablar. La experiencia me convenció de su grandeza e importancia que es además, ampliamente reconocida: fue el primer economista (2004) en ser postulado como miembro de la Royal Society (o Academia Británica de Ciencias). En algún momento de su clase, titulada trampas de pobreza, refiriéndose a su juventud, dijo que buscábamos desarrollar ideas de la izquierda con instrumentos de la derecha, que describe la que quizás sea la paradoja central de su vida y obra: pensamiento independiente (a veces de izquierda) pero envuelto en la forma de la teoría económica neoclásica, la más derechista de las herramientas económicas.

Dasgupta empezó proyectando un párrafo que refleja el material típico de los estudios de pobreza y lo llamó descripción. Con base en descripción, añadió, una enorme bibliografía deriva conclusiones de política para la lucha contra la pobreza, pero descripción ofrece muy poca guía para la acción, ya que no permite visualizar caminos de salida de la pobreza. Las trampas de pobreza, que ilustró con datos de Robert Fogel que señalan que en el siglo XVIII el 20% de la población de Inglaterra eran limosneros cuya ingesta de calorías era tan baja que no podían hacer ningún tipo de trabajo. La indigencia determina una ingesta calórica cercana a la requerida por el organismo en reposo casi absoluto (o metabolismo basal), lo cual le impide al individuo trabajar y en este caso extremo lo obliga a vivir de la limosna. Ésta es la trampa de la pobreza o ley de hierro de la pobreza. Sin embargo, algunos escapan y otros no, dando lugar a la desigualdad horizontal (DH), entendida como la que se presenta entre personas en situación inicial similar que, sin embargo, terminan en condiciones diferentes. El ejemplo clásico de DH es el desempleo que afecta sólo a una parte de los trabajadores.

Dasgupta abordó la explicación de la DH, centrándose en la nutrición, campo en el cual es también un experto (como en economía, matemáticas y filosofía), para lo cual se apoyó en la gráfica anexa. En ella el eje vertical mide energía (E) y el horizontal salud (S). Incluye dos tipos de funciones (lineales ambas): la R(S) que expresa los requerimientos de energía asociados a diferentes niveles de salud (S) y dos funciones J que son función de S y de q o q*, siendo q un parámetro individual y q* incluye lo social y lo ambiental. Una peculiaridad de R(S) es que en el nivel de salud S1, el mínimo de sobrevivencia, el nivel de R es una proporción muy alta del valor de R en S3 que es el nivel más alto posible, reflejando así algo que Dasgupta ya había hecho notar diciendo que el requerimiento de mantenimiento (R mínima) representa entre 65% y 75% de los requerimientos totales de energía y concluyendo, por tanto, que hay un costo fijo muy alto y que éste tiene implicaciones sustanciales para la economía de la vida (p.416). Esta energía mínima la utiliza el cuerpo para sostener la actividad cerebral, la circulación sanguínea, la reparación y reemplazo de células y la digestión. Se presenta una indivisibilidad total en los requerimientos de sobrevivencia: entre 1,600 y poco más de 2,000 kilocalorías al día son el mínimo de sobrevivencia para adultos en condiciones de total inactividad y dependencia. Por debajo de estos montos, los alimentos son irrelevantes ya que no permiten al individuo sobrevivir.

Tal como dibuja Dasgupta la gráfica, por debajo de S2 (punto al que llama separatrix), la capacidad de trabajo, de la cual depende la habilidad para adquirir energía expresada por J(S,q), está por debajo del requerimiento energético expresado por R(S), por lo que el individuo (hogar) entra en un círculo vicioso de deterioro que conduce a la enfermedad y la muerte. Por arriba de este punto, la capacidad de adquirir energía (produciendo alimentos o ingreso para adquirirlos) está por arriba del requerimiento. En términos gráficos, J(S, q) está por arriba de R(S). Por tanto, el individuo (hogar) entra en un círculo virtuoso que lo lleva al punto óptimo S3. S2 es entonces el punto que separa la dinámica de deterioro de la de mejoramiento. Individuos u hogares muy cercanos uno al otro pero en lados opuestos de S2 tendrán destinos muy diferentes. Por eso le llama separatrix. Así explica Dasgupta la desigualdad horizontal. La función J(S,q*) expresa la capacidad del individuo (hogar) de adquirir energía cuando se toman en cuenta las condiciones sociales y ecológicas. Por ejemplo (mío, no de Dasgupta), la dotación a todos de una cantidad mensual por concepto de Ingreso Ciudadano Universal, movería la separatrix al punto S2’, disminuyendo así las dinámicas pauperizantes.

Dasgupta señaló que la indigencia, cuando no mata, causa daños irreversibles. Si la nutrición es insuficiente, pueden quedar sin reparar células dañadas. La buena nutrición, por tanto, insistió, tiene que empezar desde la madre potencial. Las mujeres desnutridas tienen hijos con bajo peso al nacer. Señaló que hay una pérdida de plasticidad (capacidad de adaptarse a cambios ambientales) en menores que recibieron nutrientes insuficientes en el vientre materno, de tal manera que al tener acceso a mayores niveles de calorías por efecto de programas nutricionales, pueden volverse obesos y diabéticos.

Dasgupta derivó las siguientes conclusiones: 1. La pobreza es dinástica, lo que implica baja movilidad social y, en términos de política, significa que hay que actuar, en primer lugar, en las madres potenciales y en los primeros años de vida. 2. La política de reducción de la pobreza tiene que elaborar trajes a la medida: una sola talla (un paquete único de beneficios) para todos los pobres, no funciona. 3. Las complementariedades importan y son cruciales: la escuela y la clínica sin la nutrición inicial de la madre potencial y del menor, se ven anuladas. Si el escolar tiene hambre, la escuela no funciona. El corolario (casi explícito en Dasgupta) es que sólo garantizando un buen nivel de vida a todas las familias y acceso a servicios básicos de calidad, puede romperse el carácter dinástico de la pobreza. 4. Hay una doble relación causa-efecto entre pobreza y desigualdad; no sólo es ésta causa principal de la pobreza, si no que la pobreza es causa de desigualdad, porque mete a las personas en el ciclo vicioso de la pobreza. 5. El mercado puede hacer daño a las instituciones comunitarias. 6. Los recursos naturales importan y las políticas deben tomarlos en cuenta. Dasgupta es un autor que merece estudiarse a fondo.