Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 11 de julio de 2010 Num: 801

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El águila y el escorpión
AUGUSTO ISLA

Dos estampas
MAURICIO QUINTERO

De princesas promiscuas
y malhabladas

ADRIANA DEL MORAL

Un intercambio con
Alejandro Aura

JULIO TRUJILLO

“Vivir no fue cumplir un requisito”
EDUARDO VÁZQUEZ MARTÍN

Kapuscinski con un fusil
al hombro

MACIEK WISNIEWSKI

Agua estancada déjala correr
RAÚL OLVERA MIJARES entrevista con MARYSOLE WÖNER BAZ

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
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Dos estampas

Mauricio Quintero

Eclipse

–Buenas noches, don Fidelio, ¿cómo me lo tratan?

–Q´habido, señor Gonzaga, me tratan bien, gracias. ¿Y eso, por qué tan concentrao, ¿me lo cogió el sueño ahí parao?

–No, qué va. Estoy provocando envidia a esa luna llena, porque ella no conoce lo que es el sabor del tabaco que usted me comparte.

–¡Entonces va’tocar llevarle un ata’ito a la pobre, a ver si alguna vez se ruboriza!

El señor gonzága aspiró, crepitando las hojas secas que avivaban la brasa, invitó a los recuerdos a asamblea extraordinaria, escuchó de todos sus ponencias, evacuó a la vez las fumarolas espesas que encuevaban calor en su paladar, se burló de su decisión por la ingenuidad y celebró el albedrío imaginario, para finalmente despedir a su contertulio.

–Don Fidelio, la luna ya fumó tabaco campesino. ¡Yo la he visto ponerse colorada!

Fotografía para dos transeúntes

Tengo en la memoria unas fotografías que parecen estar en peligro de ser borradas por el hongo de la prisa. Un atardecer envuelto de niebla, farolas de luces sepias y dos transeúntes que se ausentan de sí mismos y del mundo con sólo ver el vuelo de una libélula extraviada o el centelleo amarillo de un semáforo averiado.

Dos amantes ausentes que baten alas enormes, convocan fuerzas vastas y alcanzan a no tocarse devorándose, a pensarse lejos, a buscarse entre satélites para decir naderías o no decir nada, a odiarse, reprocharse y volver a buscarse como si un afán enfermizo conspirara a que vivieran completa la nueva novela postmodernista a toda velocidad y acabaran en cuatro noches, siete tardes y dos desayunos sus círculos astrales y endiablados del cortejo del corazón.

Pretendo conservar bien aquellas fotografías, detenerme desde ahora a dibujar el recuerdo, a beber con calma, sin temores, sin dudas, sin relojes, los granos de su composición, los contrastes naturales y tan humanos de su luz y de sus sombras, el lenguaje incierto y misterioso del brillo de esos ojos, y mis ojos en el momento del beso y del reproche.

Seguiremos siendo cada uno un transeúnte, de eso no hay duda. Pero si en tu transitar tropiezas con un perfume de selva que te conmemore el sudor mestizo de este otro cualquier transeúnte, seguramente vivirás esa olorosa foto a tu manera y tal vez me busques; yo no sé si estaré cerca para escucharte, pero si te escucho...si te escucho llegaré para abrazarte.

Mis nebulosas de olvido aún no corro en la lente de mi caja mágica de recuerdos, si soy yo en mi caminar quien tropieza con tu imagen retratada en la corteza de algún amigo árbol favorito, te llamaré sin apuros, sin intención de rodear tus estancias, esperando a que emerjas de tu lago profundo, y está bien que sea sólo por un instante, pero espero que te unas a mi abrazo.