Sociedad y Justicia
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El performance, vía hacia sociedades más abiertas

Es una herramienta activa con la que se pueden modificar las relaciones de poder: Diana Taylor

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 16 de julio de 2010, p. 48

Nueva York, 15 de julio. Los plantones, el teatro, un acto de políticos, un partido de futbol, todo tipo de intervención pública, son performances (palabra sin traducción al español), y desde esa óptica un centro de estudios de esta ciudad reúne a artistas, activistas y académicos de todo el hemisferio para explorar las relaciones del poder y su democratización.

El Instituto Hemisférico de Performance y Política –explica su directora, la profesora mexicana Diana Taylor– “es una red de artistas, activistas y académicos que piensan en la intersección de arte, performance y política. Tenemos las mismas luchas, pero desde posiciones bastante diferentes. O sea, tener sociedades mucho más abiertas y democráticas, creativas. Hay personas, como Jesusa Rodríguez, que lo van trabajando desde lo artístico y político; otras lo hacen desde lo académico, como yo, y también algunos como activistas… o artivistas; también desde lo digital”.

Agrega, en entrevista con La Jornada: la idea es tratar de hacer, no sólo pensar y dialogar, sino tratar de ver cómo se pueden cambiar las relaciones de poder.

Con sede en la Universidad de Nueva York (NYU), el instituto, fundado en 1998, tiene una actividad constante entre artistas, académicos y activistas, todo desde la óptica del performance, en especial en sus aspectos políticos. Es lo que vemos expresado en performance, lo que para nosotros son las prácticas corporales, o sea todo lo que pasa en las calles, en elecciones, en manifestaciones, lo que pasa por y con cuerpos, explica Taylor, quien antes fue profesora de artes dramáticas en la UNAM.

El instituto es eje de una red hemisférica con 25 instituciones miembros, entre ellas universidades y centros de estudios. También incluye el Centro Hemisférico, proyecto de investigación y performance en colaboración con el colectivo de teatro de mujeres Fortaleza de la Mujer Maya (Fomma), en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Este verano se ofrecerá allá el curso Arte y Resistencia, que explorará las diversas formas a través de las cuales artistas y activistas en toda América emplean el arte para hacer intervenciones sociales.

Cada dos años, el instituto convoca un foro hemisférico en el que más de 500 académicos, artistas y activistas comparten su trabajo y abordan un amplio mosaico de temas, en lo que es parte conferencia académica y parte festival de performance. El último fue en Bogotá, en 2009, y el próximo, titulado Performance y subversión, está programado en Canadá

Pero ¿qué es el performance?

Taylor responde: “es un gran arco de cosas. Teatro, baile, recital de música: todo eso y más. Tienen en común un inicio, una parte media y un fin; un marco un poco separado de la vida cotidiana, y ciertas convenciones de comportamiento. Es lo mismo que un evento deportivo. El performance nunca ocurre por primera vez: sigue una convención, es comportamiento codificado. También es cómo se usa el espacio, los usos permitidos dentro de ese espacio.

Pero performance también es un lente. Un ejemplo: puedo ver las elecciones de 2006 en México como un performance. No es un performance como tal, no es una función. O sea, el plantón de 50 días, con 3 mil 600 actividades culturales, se puede poner en un marco y analizarlo como un performance: el uso del espacio, el protagonismo, el papel del público, cómo lo ven los que no están en ese espacio, etcétera. Lo mismo con las Madres de la Plaza de Mayo: cómo usan el espacio, cómo emplean el comportamiento de los cuerpos para hacer una intervención, por qué visten de negro, por qué no hay hombres, por qué necesitan visibilidad: todo eso lo puedes ver como un performance.

Cuenta que al trabajar con las Madres de la Plaza de Mayo, al explicarles todo esto y dialogar, “de repente dijeron riendo: ‘ay, no sabíamos que lo que hacíamos era performance’”.

Continúa Taylor: “Un performance no tiene que tener un fin estético. Lo que importa es el impacto. No se trata de la verdad y lo falso, sino si es efectivo o no… O sea, cuando uno piensa en los políticos, no se trata de si es verdadero o falso, sino de si es efectivo o no.

Un ejemplo es Resistencia Creativa en México (la iniciativa de artistas que nació con el plantón de 2006). Si ves la metodología de ellos, es un performance. Hay que tener una acción muy clara, pero también es un acto, siempre es en tiempo presente, y aquí. Tienen muy claro que es el fin de esa acción. Todos tienen sus tareas, todos son actores sociales. Eso es un performance.

Pero ¿esa definición no corre el riesgo de reducir todo acto público a algo artificialmente creado?

“Sólo si se supone que un performance es algo falso. Pero no se trata de eso, sino de si es efectivo o no. Decir que un político está haciendo un performance no es decir que sea necesariamente falso. Por ejemplo, cuando Andrés Manuel López Obrador se proclama presidente legítimo unos días antes de la toma de poder, eso es un performance, y si uno no es cínico, es uno que te demuestra otra posibilidad, otra forma de organizarse; si bien no es un hecho que sea presidente, sí es efectivo en otro sentido.

Es una batalla de imágenes mucho más amplia. Vivimos en una sociedad donde las estructuras son de representación. Entonces es esencial quién va ganando la batalla de imágenes. Por ello, el enfoque del instituto permite explorar el espectáculo político. Como trabajamos en el ámbito de las imágenes, del uso de los cuerpos, de espacios, tenemos mucho que decir sobre el escenario político, afirma Taylor.

Un objetivo central del instituto es hacer accesible todo este trabajo de manera abierta y gratuita. Su archivo innovador (donde todo material es ofrecido al público, pero los derechos de las obras son de los artistas) ofrece más de 600 horas de video en línea, también los materiales de los encuentros bianuales, y los de los cursos y foros que se realizan de manera constante, todo lo cual se puede encontrar en su sitio de Internet www.hemisphericinstitute.org.

Además, el instituto publica una revista digital semestral trilingüe, e-misférica, que se puede consultar en www.emisferica.org.

El 16 de julio Diana Taylor y Jesusa Rodríguez ofrecerán una plática sobre arte y política en la Universidad del Claustro de Sor Juana como parte del Festival Internacional de Cabaret.