Cultura
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Toledo 70

El pintor y activista desarrolla una gran labor social en beneficio de México

Ha estado al frente de muchas y recias batallas a escala nacional

Transforma su proverbial timidez en acciones y palabras para defender las mejores causas

Las luchas siempre vendrán y siempre se perderán y se ganarán, y se perderán y se ganarán

Los que amamos a Oaxaca por encima de todo, aún seguimos soñando con lo imposible

Foto
Dibujo creado por Francisco Toledo para La Jornada, con motivo de la batalla –en la que participó el artista– contra la instalación de una tienda Wall-Mart aledaña a la zona arqueológica de Teotihuacán
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de julio de 2010, p. 6

Denle a Francisco Toledo una causa que le parezca justa y moverá montañas para defenderla. Su proverbial timidez se transformará en elocuentes acciones y palabras que no se detendrán hasta lograr sus metas.

Durante décadas, a la par de una prolífica producción artística, el pintor ha realizado una labor social en beneficio del país que sólo puede definirse con un calificativo: enorme.

Francisco Toledo es por principio un pintor cuya calidad artística lo hace trascendente.

Y su persona se engrandece con una admirable conciencia social.

Si bien el centro de sus esfuerzos está enfocado en su natal Oaxaca, Toledo ha estado al frente de muchas batallas a escala nacional.

Lo vimos protestar por la construcción de un Wal-Mart en Teotihuacán; por el intento de aplicar el IVA a los libros; por la guerra contra Irak; pero también apoyar a migrantes desamparados, a mujeres indígenas encarceladas injustamente; a enfermos de sida; a ONG que denuncian las violaciones a los derechos humanos y a los niños de las comunidades zapatistas de Chiapas.

En 2005, cuando recibió el Premio al Sustento Bien Ganado, llamado también Premio Nobel Alternativo (en inglés Right Livelihood Award) por dedicarse a la protección y mejora de la herencia, ambiente y vida de su comunidad la prensa extranjera le insistía: ¿por qué gasta su dinero en centros educativos y actividades culturales en lugar de usarlo en usted?

Toledo, con sencillez, les explicaba: pues porque durante mis estudios artísticos en Oaxaca me encontré con que no existían bibliotecas ni galerías que ayudaran a los jóvenes a estar en contacto con las cosas que suceden en el arte mexicano o en otros lugares del mundo.

Fundador de instituciones

En 1993 el artista fundó el Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Natural y Cultural del Estado de Oaxaca (Pro-Oax) rodeándose de un grupo de cómplices, creadores artísticos y activistas, como él, que unieron esfuerzos para salvaguardar el patrimonio de esa entidad sureña.

Uno de los triunfos más importantes de ese conjunto fue detener en 2002 la instalación de un establecimiento de comida rápida de la cadena McDonald’s en el Centro Histórico de Oaxaca. Luego de una campaña informativa sobre la necesidad de defender el patrimonio arquitectónico y urbanístico de la ciudad, por lo presionando con miles de firmas, la trasnacional desistió de su propósito.

Ese mismo año, Toledo se involucró en la lucha para proteger la zona arqueológica de Monte Albán de los asentamientos irregulares y pugnó porque los campesinos, dueños de esas tierras, sólo las utilizaran para actividades agropecuarias.

Pro-Oax también se abocó a rescatar del río Atoyac, que atraviesa la ciudad de Oaxaca y gran parte de los Valles Centrales, convertido en una gran cloaca –como dijo el artista– por las descargas de aguas negras de la capital del estado y su área conurbada.

En 2004, con recursos obtenidos por la venta de 20 carpetas con su obra gráfica y la de la fotógrafa Graciela Itubide, entregó 400 mil pesos al Jardín Etnobotánico de la capital oaxaqueña, considerado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Asimismo, presionó para que el gobernador Ulises Ruiz creara una nueva sede para el Archivo General de Oaxaca, donde se ubican valiosos documentos históricos que estaban a punto de desaparecer.

La opinión de Pro-Oax fue decisiva para la rehabilitación del Centro Histórico de esa ciudad, en el cual, en un principio, se instalaron bancas de concreto blanco. Pero ahí estuvo Francisco Toledo, acompañado por el cronista de la ciudad, Rubén Vasconcelos Beltrán, cargando las bancas de hierro forjado, como las que se apreciaban en la plaza desde los años 70, para modificar el aspecto de ese lugar.

En 2006, luego de la revuelta social que protagonizó la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), Toledo escribió lo siguiente: “Todos soñamos alguna vez con nuestros más íntimos anhelos. Los comerciantes y los empresarios sueñan con la creciente prosperidad de sus negocios; los políticos sueñan con escalar los más altos cargos públicos y con permanecer en la memoria amorosa de sus pueblos; los obreros y campesinos sueñan con un trabajo digno y con líderes sociales honestos e incorruptibles; los padres de familia sueñan con maestros sabios y amorosos que conduzcan a sus hijos por la senda de la virtud y de la justicia.

“A partir de los conflictos del año 2006, los sueños de la mayoría de los oaxaqueños se convirtieron en una pesadilla. Sigue latente el miedo a que el odio y la violencia, con su secuela de destrucción y miseria, se apoderen de nuevo de la entidad y nos hundan en la barbarie.

“Vemos con preocupación cómo la inseguridad pública –secuestros, levantones y asesinatos– tiene en vilo a la ciudadanía. Vemos señales ominosas en los ataques e injurias con que se descalifican mutuamente los líderes y funcionarios que deberían ser ejemplo de entendimiento y concordia. Pero por encima de estas visiones inquietantes está nuestro sueño pleno de amor y esperanza. Un sueño sin presos políticos ni bloqueos de calles y carreteras; un sueño de perdón y no de odio, de reconciliación y no de venganza; un sueño donde la mentira y la simulación sean desplazadas para siempre por un diálogo respetuoso entre la sociedad y el gobierno.

Los que amamos a Oaxaca por encima de todo, aún seguimos soñando con lo imposible.

Una de las luchas más memorables de Francisco Toledo fue la que encabezó contra la instalación de un Wal-Mart en el perímetro C de la zona arqueológica de Teotihuacán. En aquel aciago año de 2004 el pintor expresó en una entrevista concedida a La Jornada: “Si Wal-Mart tuviera corazón diría: ‘ocasiono problemas aquí, me retiro, me voy a otro lado y quedo bien ante la sociedad’. Pero, claro, eso va en contra de sus intereses. Son cosas en las cuales esas compañías no van a ceder nunca. Aunque también se dice que la estructura del edificio es muy fácil de transportar. O sea, no costaría nada, o muy poco, tirar todo e irse a otro lado. Ha habido oposición a otros Wal-Mart en Yucatán, en Amecameca, como reacción por lo que ha sucedido en Teotihuacán”.

Para el activista, ese tipo de batallas siempre vendrán y siempre se perderán y se ganarán, y se perderán y se ganarán. El caso de Teotihuacán ha servido para poner un problema en la mesa de discusión, de la reflexión. Aun cuando se pierda, hay una parte buena de esto, porque creo que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) va a tener mucho más cuidado con estos permisos.

Toledo consideraba que la embestida contra las zonas arqueológicas no sólo es de las grandes compañías, “también de lo que aquí llamamos los chachacualeros, que ponen sus puestos, que invaden. Salió una foto de Teotihuacán en la que se aprecia la Calzada de los Muertos llena de puestos. Esto también es una embestida a la que deberían buscarle una solución.

“En el caso de Montealbán –aseguraba– existe una especie de indiferencia o de no quererse meter. Todavía, durante el sexenio de Salinas, Pro-Oax fue a ver a Arturo Warman, que entonces estaba en la Secretaría de la Reforma Agraria, y le propusimos que se compraran las tierras alrededor de la zona. En ese entonces no había tal presión y podía haberse invertido y acercado sin el menor problema porque se hubiera comprado a cada municipio los terrenos.

Tenemos que salvar estos espacios, tenemos que delimitarlos. En Monte Albán, si no me equivoco, se marcó una poligonal y se hizo un decreto, pero creo que tiene que pasar a las cámaras para que se ejecute. Ese descuido fue terrible para Monte Albán.

El pintor también se lanzaba contra las constructoras como Casas Geo, que se están instalando en zonas arqueológicas cuando también en el valle hay poca agua. Cerca del pueblo de San Agustín Etla hay unas casas Geo. Les dieron permiso sin haber hecho un estudio de impacto ambiental. Tenían que hacer pozos en su propio espacio para el servicio de sus casas. No encontraron agua y se les hizo fácil ir a otro pueblo y hacer instalaciones para llevársela. En los pueblos se inconformaron. Llamaron a Pro-Oax, intervenimos y se paró. Hay necesidad de habitaciones, sin embargo, crean problemas porque se instalan en pequeñas comunidades y de repente hacen conjuntos para 5 mil personas, que son más grandes que el pueblo y de repente le cambian toda la vida de la comunidad. Porque, claro, alrededor de esos desarrollos hay cantinas, bares, inseguridad. Son miles de casas, todas son iguales y realmente horrendas.

Respecto de la polémica que hubo en torno a la reforma de los libros de texto de historia, comentó: Me parece absurda la idea de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de borrar toda una página de la historia de México. Me parece extraño que coincida ahora esta actitud de la SEP con todo esto que está pasando en Teotihuacán. Como si hubieran estado pensado en destruir, borrar todo eso que es como un peso, una carga que no nos sirve de nada saber de nuestro pasado.

Por otra parte, de gran valía fue el apoyo que Toledo brindó para evitar que el gobierno de Vicente Fox cediera al clero el Antiguo Palacio del Arzobispado, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de México.

Lucha por ex convento

En una de las innumerables cartas abiertas que envió señalaba: “Manifestamos nuestro rechazo a la iniciativa de ceder al clero el antiguo palacio arzobispal de la ciudad de México para crear un museo de arte religioso virreinal. No aceptamos la enajenación de un bien que pertenece a todos los mexicanos.

“En nuestra ciudad, el antiguo convento de Santa Catalina de Siena fue desincorporado ilegalmente del régimen de bienes nacionales para convertirlo en hotel. Veinte años después, seguimos exigiendo que este monumento histórico vuelva a ser parte del patrimonio nacional.

Nos oponemos a que el ex palacio arzobispal, primera propiedad de la Iglesia nacionalizada por Benito Juárez, corra la suerte del convento oaxaqueño. Concordamos en que el museo existente en ese espacio puede ser modificado y mejorado, pero consideramos que el edificio y las colecciones que albergue deben seguir en custodia de las instituciones laicas que el Estado mexicano ha creado para conservar nuestro patrimonio cultural.

Es precisamente esa batalla por rescatar el ex convento de Santa Catalina de Siena de manos de empresarios hoteleros el que más tiempo le ha llevado. Pero el infatigable Toledo sigue en pie de lucha, y cuando alguien le pregunta del tema, con tranquilidad, pero con una convicción responde: insistiremos hasta recuperar ese recinto para el pueblo de México.