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Toledo 70

Ningún acto oficial se ha anunciado para festejar sus 70 años

El inentrevistable responde de manera escueta, pero con sinceridad
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Periódico La Jornada
Sábado 17 de julio de 2010, p. a10

El pintor juchiteco Francisco Toledo, siempre reacio a las entrevistas, con el paso del tiempo, sin embargo, y su creciente actividad pública, se ha vuelto más accesible.

Un detonante fue la inauguración en 1992 del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), proyecto en el que participó y que, por tanto, lo convirtió en un foco de atención y el inentrevistable perfecto. Aunque las cámaras de televisión parecieran no molestarle, todavía no se sintió a gusto con las grabadoras ni siquiera con las libretas de apuntes de los reporteros.

Sus respuestas suelen ser escuetas –a veces demasiado–, pero siempre muestran una total sinceridad y disposición de responder a su interlocutor. Reconocido promotor cultural y fundador de instituciones como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (1988), el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (1996), la Fonoteca Eduardo Mata (1997), cineclub El Pochote (1998) y el Centro de Artes de San Agustín (Casa) en 2006, a veces le resulta más fácil hablar de sus proyectos sociales que de su proobra.

En 1998 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de bellas artes, cuya medalla de oro fundió en aras de sus proyectos. En marzo pasado, al cumplirse cuatro años de vida el CaSa, preguntado acerca de su obra personal Toledo contestó (La Jornada, 22/03/10): Ya me olvidé de ella. Está por los suelos.

–¿Habrá una próxima muestra?

–No hay nada. Quiero trabajar el vidrio. Hay un taller de vidrio y queremos ver si es posible juntarlo con San Agustín. También desde este taller se puede mandar a la gente interesada en trabajar el vidrio.

En esa ocasión, y en aras de los 70 años del también grabador, escultor, ceramista y fotógrafo, Teresa Vicencio, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dijo: “como ya sabemos que (a Toledo) no le gusta tener reflectores ni recibir ese tipo de reconocimientos más tradicionales, hemos pensado que la mejor manera de homenajearlo es hacer que su trabajo trascienda cada vez más. Sabemos que está muy ocupado por todos los temas de profesionalización en las artes aplicadas.

En ese sentido, como también ha pasado por la Escuela de Pintura, Escultura y Gráfica La Esmeralda, y la Escuela de Artesanías del INBA, quisiéramos hermanar ambas, así como la Escuela de Diseño con CaSa y con todo el proyecto de residencias y becas que él tiene para poder ensancharlo y hacer un fondo que lleve su nombre. Aún no se ha dado a conocer ninguna medida oficial al respecto.

Múltiples intereses

Las exposiciones más recientes que Toledo tuvo en la ciudad de México han sido Franz Kafka: un informe para una academia (2005), en la Galería Juan Martín, y Francisco Toledo: gráfica (2008), en el Centro Cultural de España, con motivo de la versión 24 del entonces Festival de México en el Centro Histórico.

Toledo describió el informe (La Jornada, 9/07/05) como la enseñanza dolorosa de alguien proveniente de un mundo que aprende a comportarse en otro ámbito. Agregó: “Es mi caso, porque salí de la selva y, aunque expulsado, por mi familia aprendí a estar en medio de otra sociedad diferente a la que me hubiera tocado vivir si me hubiera quedado allí.

En el caso de mi padre, también con otra lengua, con otras tradiciones, en otra comunidad, de repente sale y aprende. Y el aprendizaje es doloroso, porque se dejan cosas mientras se aprenden otras, como el mono. También como el mono, recuerdo mi pasado; por tanto, en mi pintura está un poco el recuerdo de un mundo que viví o que vivió la familia en Juchitán. A lo mejor no hay comparación, pero quiero hacerla.

–¿Qué le atrae de Kafka?

–El era de una pequeña comunidad en Checoslovaquia, rodeado de diferentes lenguas. Escribía en alemán, hablaba checo, aunque no hebreo. Era un extranjero en su comunidad, en su país. Es un poco el caso nuestro en cuanto a que también crecimos con una lengua madre, el zapoteco y, bueno, el español, y las dudas que se tienen en una lengua y en otra por no haberlas aprendido bien. Amaba, sobre todo, las cosas del teatro en yiddish y manifestaba gran admiración por la tradición judía. Pensaba emigrar a Palestina. A lo mejor hay algo paralelo a lo que nosotros hemos vivido.

Dado sus múltiples intereses y compromisos, hallar tiempo para realizar su obra personal nunca ha sido fácil. Inclusive, en 2001 Toledo partió a Los Ángeles, California, con el objeto de aislarse para poder pintar. Iba con la idea de preparar una exposición acerca de la muerte y la resurrección del frijol negro (La Jornada, 25/08/01), cuya forma y color le atraen: Recuerdo estos experimentos en la escuela, donde nos enseñaban la germinación. Poníamos en un algodón el frijol negro y veíamos cómo germinaba. Un poco todo esto me ha hecho ver el frijol como tema. Es una forma no muy compleja.

Sin duda, Francisco Toledo siempre nos depara sorpresas.