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Ciudad santa, mejor novela del género, según el jurado del encuentro literario de Gijón

El argentino Guillermo Orsi gana el Dashiell Hammett de la Semana Negra
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 18 de julio de 2010, p. 5

Gijón. Su novela es un canto a la amistad, tal vez por eso a Guillermo Orsi le gusta preparar pizzas para agasajar a sus amigos, y tiene muy claro que Ciudad santa, obra que ganó el premio Dashiell Hammett de la Semana Negra, aborda los conflictos universales del humano más allá del género, incluso la búsqueda del amor.

Orsi (Buenos Aires, 1946) es considerado uno de los maestros actuales de la novela negra. Su obra ganadora es un retrato de la Argentina después del corralito, crisis financiera que devastó al país y que, sin embargo, como dijo Paco Ignacio Taibo II, casi nadie se ha atrevido a abordar en la literatura reciente.

El autor de Buscadores de oro considera que el Hammett es un premio muy codiciado entre los escritores, pese a no tener dotación económica. Es el más anhelado por los escritores en general, en particular del género negro. Actualmente hay mucho manejo de intereses editoriales y comerciales. Los premios más conocidos son los más sospechosos. Por eso este premio resulta muy entrañable, por su independencia, prestigio y rigor. Ni el propio Paco Taibo II sabe quiénes serán los ganadores, dice Orsi en entrevista con La Jornada.

Ciudad santa se desarrolla en Buenos Aires: Hay un parque tematico que reproduce a escala la Tierra Santa, que es visitada por turistas del interior del país, particularmente de clase media para abajo. Con este doble juego aludo a una ciudad como Buenos Aires, megalópolis de 14 o 15 millones de habitantes como tantas otras de América Latina, atravesadas por la corrupción y la violencia, condiciones que la transforman en el escenario perfecto para cualquier escritor de novela policial.

Reivindica valores

La trama pasa por la llegada de un crucero de turistas extranjeros, que arriba a Buenos Aires y encalla en el Río de la Plata, lo que obliga a desalojar el barco y a hospedar a los millonarios en hoteles de diferente categoría: A su vez, eso despierta la imaginación delictiva de una banda de secuestradores para tomar prisioneros a varias parejas. A partir de allí se desarrolla el conflicto policial.

Es aquí donde Orsi aprovecha el desarrollo de las personalidades y los conflictos que surgen para introducir los valores que reivindica: En la trama abordo el amor, el desencanto y la esperanza. Son los conflictos universales de toda novela. No soy de seguir una línea, pero se va dando una puesta en foco sobre la amistad, los valores perdurables, la necesidad de encontrar alguien que nos consuele, o de hallar el amor, aunque parezca algo muy de telenovela. No importa.

Para sorpresa de Orsi, sus propios personajes indagan en los sentimientos que rigen la vida cotidiana: Es así como me encuentro con que los personajes más duros de mi novela intentan encontrar el amor. Son los más bestias en apariencia, pero los más necesitados.

El escritor argentino asegura que actualmente los códigos en las relaciones humanas han cambiado: Hay una pérdida de la solidaridad, de los lazos básicos que se establecían de la amistad, hace no tantos años, a través de la familia, de los barrios, de las amistades de infancia y de juventud. Hoy día existe un individualismo tan exacerbado que ha ido deteriorando esos lazos. Como escritor e intelectual apuesto a que no se pierdan.

A pesar de que la nueva literatura argentina aborda los problemas de violencia y corrupción que afectan al país, para Orsi la literatura es una indagación y una necesidad personal de buscar el porqué de la existencia: Me interesa saber qué somos y qué hacemos para que este mundo no se pierda. Que podamos progresar, no en el sentido tecnológico, sino hacia una sociedad menos excluyente.

Orsi es un hombre comprometido socialmente, trabaja como periodista y es la tercera vez que participa en la Semana Negra, donde ha hecho amigos entrañables. Se abre paso entre la gente que abarrota el gran encuentro de esta ciudad y comenta que antes de aprender a escribir ya le gustaba la literatura. Al principio se volcó hacia el dibujo, a la historieta, al cómic, luego llegaron sus novelas, entre las más exitosas está El vagón de los locos, Premio Emèce.

En su literatura no solamente figura el thriller al más puro estilo clásico, sino el tema de la dictadura argentina, que ahora seduce a los nuevos escritores: “Es un tema más generacional. En la literatura de los jóvenes está presente. Si bien la dictadura no es dejada de lado como tema, tampoco es la preocupación principal; al contrario: a veces se expresan esos tiempos oscuros en la delincuencia residual que se observa en muchas ciudades y países como Argentina. En cambio, para nosotros, que vivimos no solamente la última dictadura, que fue la más feroz y la más sanguinaria, sino diversos procesos de interrupción del orden constitucional, se transformó con el tiempo en obsesión.

Yo lo único que pretendía era vivir en un sistema democrático normal, más allá de las pretensiones revolucionarias de la juventud. En el fondo, más sereno de mi corazón, sabía que teníamos que defender la democracia tal y como estaba planteada.

Los premios otorgados por la Semana Negra tuvieron un acento marcadamente argentino. Además de Orsi, el ganador del Rodolfo Walsh fue para su compatriota, el periodista Javier Sinay, con Sangre joven. Mientras el Premio Internacional de Relatos Policiacos para una obra inédita le fue otorgado a Enrique Ferrari, con Ese hombre.

El premio Celsius, que disntigue al relato de fantasía, fue para el español Juan Aguilera. El Espartaco, distinción a la novela histórica, premió al cubano Alejandro Hernández; en tanto el Silverio Cañada correspondió al español Gregorio Casamayor.