Opinión
Ver día anteriorMartes 20 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un golpe de indolencia
G

ranma, en su ejemplar número 198 del viernes pasado, publicó un largo, insólito e indignado artículo firmado por Yaima Puig y Lázaro Barredo titulado Un golpe de indolencia a la economía cubana. No es lo insólito el contenido del artículo, lo es la apertura que Granma da a una información terrible, en primera plana.

El ferrocarril constituye en nuestro país, escriben Puig y Barredo, una de las columnas vertebrales del desarrollo económico. Tal realidad exige del sector ferroviario estricta disciplina laboral y una conducta técnica de alto nivel, elementos que, desgraciadamente, se han debilitado de manera notable en los últimos años. No es exagerado afirmar que las graves indisciplinas técnicas de la tripulación y del personal de operaciones unido a las deficiencias de dirección persistentes, contribuyeron a fomentar el caos. La inexplicable falta de orden que impera en el sector, así como la indiferencia en el cuidado de los costosos equipos, ha provocado el desaprovechamiento de las capacidades, el incremento de los accidentes, el robo y el descontrol sobre elementos como rieles, traviesas, piedra, sistemas de señalización, etcétera.

El artículo está acompañado de fotografías en las que se muestra el descarrilamiento de un ferrocarril de carga, resultado del robo señalado de rieles, traviesas, piedra. El robo y la falta de orden que impera en el sector, no son inexplicables, como dice Granma. Los propios articulistas citados lo explican: El daño que ocasionan ciudadanos inescrupulosos que cometen delitos de robo y receptación [ocurre] con total impunidad. No sobra, porque no es de uso común, recoger el significado jurídico de receptar que, de acuerdo con la Real Academia Española, significa ocultar o encubrir delincuentes o cosas que son materia de delito.

Increíblemente, subrayan los articulistas, a través de los años han sustraído fundamentalmente rieles que se emplean en los más diversos fines, lo mismo para construir corraletas de animales, que cercas, vigas o pilotes. De igual forma, las vías han sido despojadas de gran cantidad de traviesas de hormigón que emplean íntegramente en la confección de cercas y pisos o para despojarlas de los alambrones interiores y realizar las más diversas fabricaciones caseras.

Estos robos, tan irresponsables, tan lejos de todo sentido social respecto al daño causado, no se justifica bajo ningún concepto, pero los articulistas, aunque no es su propósito, lo explican: la necesidad social básica no satisfecha.

Nada de esto es un secreto; la economía cubana está hundida en una debacle extrema. El arroz, que está en el plato cotidiano de los cubanos, representa el rubro de mayor valor en las importaciones totales –están en vías de evaluación los planes productivos de fines de 2009, resultado del mercado negro de arroz que había estado causando estragos en los enjutos ingresos de las familias cubanas–; según cifras del propio gobierno sobran alrededor un millón 300 mil trabajadores, es decir, ocupan un puesto de trabajo, sin necesidad laboral de ocuparlo. No hay sector que no padezca en algún grado el impacto de la grave crisis cubana. Pero la indolencia de la dirigencia cubana para comenzar a poner en acto las reformas hace tiempo aceptadas como indispensables por la propia dirigencia, tiene con seguridad una explicación política que no es visible en toda su profundidad.

El economista cubano y ex preso del Grupo de los 75 Óscar Espinosa Chepe cree, plausible y optimistamente, que la excarcelación de los presos políticos, puede ser una señal de que el régimen cubano se propone finalmente anunciar las reformas profundas de una economía que hace mucho tiempo no le sirve a nadie.

Posiblemente la dirigencia cubana quiere evitar a toda costa que a Cuba le ocurra lo que sucedió a Rusia y otros países de la antigua URSS. Finalmente el régimen soviético mostró en los hechos que era una salvaje brecha de acceso al capitalismo. En El capital Marx muestra cómo ocurrió lo que él llamó la acumulación primitiva del capital, base de despegue del capitalismo. Después de hacer la historia de los procesos que condujeron al nacimiento de este sistema, resume diciendo que vino al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza. La transición al capitalismo, en Rusia, así llegó; en medio de la conformación de mafias, de actos de vandalismo atroz, de latrocinios sin medida a la que era propiedad de Estado, que no social.

Para evitar ese horror, Cuba debe acelerar el paso. Cuando Puig y Barredo nos hablan de las graves indisciplinas técnicas de la tripulación y del personal de operaciones (que) unido a las deficiencias de dirección persistentes, contribuyeron a fomentar el caos en los ferrocarriles; cuando nos describen el alcance y la necesidad de los robos que ocurren en Cuba, sólo cubriéndose los ojos puede no verse que la sociedad cubana está encaminándose precisamente en la dirección que el régimen cubano quisiera evitar.

Las graves indisciplinas, las deficiencias de dirección persistentes la inexplicable falta de orden todo eso que está contribuyendo a fomentar el caos, la receptación impune, de todo lo cual hablan los articulistas, tienen otra cara: la creciente atrofia de los controles tradicionales del régimen cubano sobre la población.

Es hora de convocar a la sociedad a reconocerse en su crisis, y a buscar los mejores caminos de las reformas.