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El escritor presenta su obra más reciente en el Tianguis de libros Para leer en libertad

Taibo II retoma la novela de aventuras; queremos cambiar el mundo, dice

El retorno de los tigres de la Malasia será lanzado aquí con tiraje inicial de 20 mil ejemplares

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Paco Ignacio Taibo II, ayer, durante la entrevista con La JornadaFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de julio de 2010, p. 4

Estoy pagando una deuda con las novelas de aventuras, reconoce el escritor Paco Ignacio Taibo II, quien da nueva vida a los tigres de Malasia, Sandokán y Yáñez, personajes entrañables creados por Emilio Salgari, y los presenta varios años más tarde, reflexivos, llenos de vitalidad y metiéndose en camisa de 11 varas en su lucha contra el imperialismo.

El retorno de los tigres de la Malasia es el nombre de la novela más reciente de Taibo II, que hoy será presentada a las 18 horas en el Tianguis de libros Para leer en libertad que se encuentra sobre avenida Reforma. En México, el tiraje inicial es de 20 mil ejemplares y su lanzamiento también será en Argentina, Colombia, España, Italia y Francia.

No fue un volumen fácil. Llevó 11 años dar forma a este nuevo viaje del que quedaron fuera los convencionalismos de los libros de aventuras del siglo XIX y da entrada al sexo, las groserías, el multiculturalismo y el multilingüismo.

Taibo II acomoda todo de tal forma que confluyen en el océano Índico, en tiempo y espacio, Rudyard Kipling, el doctor Moriarty, una francesa liberal que participó en la comuna de París y causa el primer motín en la historia del barco de Sandokán, nave llamada La mentirosa, que navega con bandera mexicana y libra un tsunami provocado por la erupción del Krakatoa (todo ocurrido en años distintos).

Incluso Taibo II, salgariano, confeso, hace un guiño malévolo a Julio Verne y le roba un submarino.

Volver a las novelas clásicas, de aventuras, significa escribirlas de otra manera. No puedes narrar con una mentalidad del XIX, pero hay un filón de experiencias literarias que son apasionantes. Me gusta mezclar personajes reales con ficticios, porque al final de cuentas, ¿qué es real? ¿Es más real Cervantes que Don Quijote? ¡Ni madres! Es más real Don Quijote en el imaginario popular y eso es la vida. La literatura es la vida, digan lo que digan los que no leen y los que leen para sí solos y no comparten.

Pago de una deuda

En El retorno de los tigres de la Malasia “está todo el universo de mis lecturas de infancia, pero con la mentalidad de un hombre de 60 años. Añadí la visión desde el mundo adulto de una serie de reflexiones que pongo en boca de los tigres, acerca de la religión, el multiculturalismo, el mundo indígena, el imperio y la vida. Lo gocé de veras”.

–¿Está pagando una deuda?

–Sí. Siempre dije, en cuanto pude liberarme de la tutela de la ortodoxia, que yo era un antimperialista de Sandokán; que le debía a Sandokán y a la lectura de las novela de aventuras del siglo XIX mi formación política. Estoy pagando una deuda, sobre todo ahora que ya no se leen. Regreso a la novela de aventuras a tratar de ponerla en la perspectiva del siglo XXI.

–¿Por qué ya no se leen de la manera en que nosotros las leímos?

–Cuando dices nosotros estás haciendo trampa. Quieres decir nosotros y nosotros, mi generación y la tuya, pues porque en la novela de aventuras del siglo XX no se actualizó, se perdió, pero creo que ahora vuelve. Tengo toda una propuesta de recuperar la novela negra y ahora estoy por recuperar la de aventuras.

“Esta propuesta tiene que ver con cómo uno está viviendo la vida en estos años, que es la sensación del México que se desmorona y nuestra impotencia ante la impunidad, y los abusos del poder. Vivimos en una sociedad donde más y más el poder realiza actos monstruosos: desata una guerra imbécil contra el narcotráfico que ha costado miles de vidas, despide a miles de electricistas, desata una política económica sin pies ni cabeza. Todo está vinculado a formas de corrupción, y abuso de poder.

“Llegas, te encierras y dices: ‘coño, quiero una novela que me dé oxígeno a mí y a los que la lean’. Creo que hay algo de egoísmo en escribir un libro así. Necesito oxígeno para poder salir a la calle de nuevo, para hacer las cosas que estamos haciendo con la Brigada para Leer en Libertad, para recuperar energía. Necesito oxígeno y no lo puedo sacar de lo que leo todos los días en La Jornada.

Así que ese oxígeno lo toma de las manifestaciones en las que participa, de diálogos con amigos y lectores y en novelas como El retorno de los tigres de Malasia. Por eso pido humildemente perdón a quienes desean que escriba la biografía de Emiliano Zapata, por haberles escrito en lugar de eso una novelota de aventuras.

Revivir la novela de aventuras no como un mirar hacia atrás, sino hacia adelante, añade. “¿Por qué a una parte de nuestra generación no han podido derrotarla? No ha habido cañonazo de Obregón que haya podido con nosotros. ¿Por qué no han podido comprarnos, someternos? Y somos un chorro, ¡pero un chorro!

“Básicamente, porque tenemos una pata puesta en el pasado a la que somos fieles, que a su vez es una pata puesta en el pasado que se remonta a otras patas puestas en el pasado. O sea, somos una generación que vivió el movimiento del 68 y que debe a éste su crecimiento y su relación con la sociedad. Queremos cambiar el mundo y ¡malhaya el que se rinda! Esto es para siempre, no para un rato.

“Venimos de una generación que leyó la historia de la revolución mundial, desde Espartaco hasta el Che, y con la que creamos lazos y nexos con el pasado remoto, cada vez más críticos, lo cual nos permite ser más inteligentes o, por lo menos, menos idiotas.”

Y mientras prepara dos proyectos de historia –uno acerca de El Álamo y otro del exterminio de yaquis y mayos a manos de Porfirio Díaz–, también escribe una novela de aventuras, pero ahora sí con personajes creados por él y a quienes, dice, bautizó como El mexicano triste y El gringo ciego.