Opinión
Ver día anteriorJueves 5 de agosto de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ciudad Perdida

Frutos de la política antisindical de Calderón

Condena de trabajadores de 155 países

L

a propuesta fue aceptada por unanimidad jubilosa. Los representantes de los trabajadores del transporte de 155 países decidieron que a su congreso, que por vez primera se celebra en América Latina, no se invitaría a ningún secretario del gobierno federal mexicano, aunque ya era costumbre que los presidentes del país anfitrión fueran quienes inauguraran los trabajos.

Para el gremio, que aglutina a los empleados de todas las áreas del transporte, desde pilotos aviadores hasta quienes trabajan en embarcaciones de río, la presencia de algún miembro del gabinete de Felipe Calderón sería un agravio para la clase trabajadora, dado que es conocido que a escala nacional existe una constante violación de los derechos humanos, por medio de los denominados contratos colectivos de protección patronal.

El rechazo parte, desde luego, de la política implementada por Javier Lozano. Las acciones en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas y de los trabajadores mineros, y las intenciones del funcionario, a quien se considera cuando menos golpeador, de modificar la Ley Federal del trabajo son conocidas por los sindicalizados de todo el mundo, o para ser exacto, de 759 organizaciones en 155 países.

Por eso, al formularse el programa de actividades que sustentará el 42 congreso de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte, se llegó al acuerdo de no invitar a nadie que esté ligado al ataque que desde la Secretaría del Trabajo se endereza en contra de los sindicalizados mexicanos.

No es cosa simple que un número tan importante de sindicalizados condene con su acuerdo la política laboral del gobierno de México. Trae como consecuencia un enorme desprestigio para el país y despierta, afortunadamente, una respuesta de solidaridad gremial que busca nuevas formas de lucha para impedir que los derechos de los empleados en México sigan siendo pisoteados por el gobierno federal que, al parecer, los considera sus enemigos.

La magna reunión sindical se efectuará hoy en un hotel del centro de esta ciudad, y será inaugurada por el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, de cuyo gobierno, aseguran, tenemos conocimiento de los grandes y exitosos esfuerzos (que ha hecho) por mejorar en forma integral el transporte público sustentable en diferentes modalidades. De esa forma reconocen su labor y la de los secretarios del Transporte, Armando Quintero, y del Trabajo, Benito Mirón, quienes, según el programa de actividades, también se dirigirán a los trabajadores en la sesión inaugural.

El acto tendría que ser bien aprovechado por las autoridades del gobierno de la ciudad para marcar las diferencias con el gobierno de Calderón, y para poner en claro el respeto que se tiene hacia quienes producen la riqueza en el país. Por ninguna razón, y menos aún por mezquindades enraizadas en diferencias políticas internas, el jefe de Gobierno puede perderse la oportunidad de dejar en claro el rumbo que mantiene su gobierno frente a la organización de los trabajadores.

Para Felipe Calderón, y su principal golpeador, Javier Lozano, esto es mucho más grave que la lapidación del boletín en contra de Lozano que se hizo circular el martes pasado, que pretendía hacer del verdugo una víctima. Asunto que, por más que se difundió, nunca obtuvo la credibilidad que pretendía. Total, lo único rescatable que puede concluirse es que la relación de Lozano con los trabajadores ya se pudrió.

De pasadita

La transformación, las adecuaciones que requiere la ciudad seguramente no son obra del capricho. Hay viejos proyectos que por diferentes circunstancias no se han podido realizar, pero las autoridades de la ciudad deben recordar que cualquier paso que se dé, lastima algún interés. Por lo que se deben afinar todo lo posible los mecanismos de concertación. Falta mucha obra por hacer y la experiencia de lo que sucede con la Super V no debería repetirse, por el bien de todos.