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Los acusa de negligencia por el incendio en la base aérea en Kolomna

Purga en la Armada rusa; Medvediev destituye de manera humillante a jefes de alto rango
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 5 de agosto de 2010, p. 24

Moscú, 4 de agosto. Para escarmiento de militares de alto rango y funcionarios civiles, el titular del Kremlin, Dimitri Medvediev, realizó este martes una auténtica purga en la Armada rusa, al destituir de manera humillante a varios miembros de su plana mayor por negligencia criminal frente a los incendios forestales que asuelan Rusia.

Medvediev, quien ante las críticas decidió volver a Moscú de su residencia veraniega en Sochi, en el Mar Negro, reunió al Consejo de Seguridad de Rusia para exigir que no se repitan los lamentables hechos de hace unos días, cuando el fuego arrasó por completo una de las más importantes bases logísticas de la aviación naval, muy cerca de Moscú.

Tras el enfático desmentido del Ministerio de Defensa de lo que llamó los irresponsables inventos de los periodistas, ante las evidencias la procuraduría general de Rusia confirmó que la base aérea de la Armada en Kolomna, en las afueras de esta capital, quedó reducida a cenizas: se quemaron la sede del Estado Mayor, el departamento financiero, 13 depósitos con aparatos aeronáuticos, 17 almacenes con vehículos militares y 2 talleres mecánicos.

Detrás de esta deliberadamente poco precisa información oficial, según la prensa local se oculta que cerca de 200 aviones y helicópteros fueron consumidos por las llamas.

Por ello, Medvediev –con plena cobertura de la televisión local– cesó uno a uno a los responsables de que ocurrieran estos hechos. Entre los destituidos, figuran el jefe de Logística y Retaguardia de la Armada, almirante Serguei Sergueyev; el jefe de la Aviación Naval, almirante Nikolai Kuklev, dos subjefes de la misma y el jefe de la base siniestrada, entre otros oficiales de alto rango.

También recibieron sendos apercibimientos presidenciales por falta de idoneidad para desempeñar el cargo, el comandante en jefe de la Armada, almirante Vladimir Visostky, y el jefe del Estado Mayor naval, almirante Aleksandr Tatarinov.

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Moscú amaneció ayer inmersa en una espesa capa de humo por los incendios forestales que afectan el territorio rusoFoto Reuters

“Como ministro –se dirigió el presidente al titular de la cartera de Defensa, Anatoli Serdiukov– tome bajo su control personal la situación (en las instalaciones militares). Y que quede bien claro para todos (militares o civiles), si algo similar vuelve a suceder, actuaré de la misma forma, sin contemplaciones”, subrayo Medvediev.

Y agregó: Tenemos instalaciones estratégicas que preocupan. Son infraestructuras extraordinariamente peligrosas, ante todo las bases del Ministerio de Defensa, depósitos y arsenales de armamento nuclear y municiones.

Ciertamente, por poner un caso, miles de bomberos, con ayuda de soldados, luchan por impedir que el fuego se siga acercando al Centro Nuclear Federal de Sarov, en la región de Ninzhni Novgorod, a unos 500 kilómetros de Moscú, donde desde los tiempos soviéticos se fabrican armas nucleares.

Para tranquilizar a la población, Serguei Kiriyenko, director de Rosatom, la agencia de la energía nuclear rusa, asevera que, al retirar todo el material radiactivo, el fuego no representa ninguna amenaza a la seguridad nuclear ni hay riesgo de explosiones o daños ecológicos, incluso en el caso extremo de que se produzcan vientos huracanados.

En tanto, los incendios forestales de este verano extremadamente caluroso y de sequía se cobraron ya la vida de 48 personas y devastaron más de 650 mil hectáreas.

De acuerdo con el reporte más reciente del Ministerio de Situaciones de Emergencia, siguen activos 520 focos de incendio, que abarcan una superficie de 188 mil 525 hectáreas de bosques.

Moscú volvió a amanecer este martes inmerso en una espesa capa de humo y fuerte olor a quemado, con visibilidad que por momentos no superó decenas de metros y temperatura récord cercana a los 39 grados.

El pronóstico meteorológico para el resto de esta semana es similar; en otras palabras, igualmente desalentador para los moscovitas, que empiezan a usar tapabocas para poder salir a la calle.