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Rosa María Robles muestra La piedad en el Museo de las Artes de la UdeG

Exhibe artista video-instalación alusiva a cientos de asesinados en Sinaloa

Utiliza una cobija auténtica de una persona victimada por la delincuencia organizada en esa entidad

Sus obras provocan un sentimiento de angustia y de soledad, dice Élmer Mendoza

Navajas, exposición que montó en Culiacán en 2007, se inaugurará este septiembre en La Habana

Foto
La piedad, 2010, autorretrato de la artista en tamaño natural con cobija auténtica de persona asesinada y encobijada en Sinaloa, que se exhibe en la nueva sala La Cura del recinto de la capital jaliscienseFoto Jesús García
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de agosto de 2010, p. 5

Para La piedad, autorretrato con cobija auténtica de persona asesinada y encobijada en Sinaloa, la escultora Rosa María Robles (Culiacán, 1963) se pintó de blanco y se puso una vestimenta hecha con un par de sábanas, así como otro tanto de fundas blancas.

En contraste con la famosa escultura de Miguel Ángel Buonarrotti, el cuerpo de Cristo ha sido remplazado por la mencionada cobija, que la artista sostiene en los brazos.

La piedad (2010), video-instalación de Robles, se exhibe en la nueva sala La Cura del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

A diferencia de la carga religiosa de la obra de Miguel Ángel, la imagen de Robles pretende transmitir a los espectadores el dolor y la impotencia ante las 365 fotografías de personas asesinadas en Sinaloa que se proyectan desde un cañón colocado en el techo hasta el centro de la última sábana blanca colocada en el piso, frente al autorretrato.

Cada imagen se proyecta por espacio de seis segundos y simboliza que durante los 365 días del año se cometen asesinatos en Sinaloa. Alrededor de esta última sábana, donde se proyectan las imágenes, una cinta amarilla que indica prohibido el paso, sujetada en cuatro pedestales, separa a los espectadores tanto de la sábana donde se proyectan las imágenes como de la fotografía.

De esa manera se hace una conexión irónica entre las grandes obras maestras del arte –las cuales en la mayoría de los museos más relevantes del mundo son aisladas de los espectadores para protegerlas de posibles atentados– y la cinta amarilla que comúnmente se utiliza para impedir el acceso de las personas al espacio delimitado donde se ha cometido un crimen.

Resignificación del miedo

Rosa María Robles señala que después de que Juan Villoro ganó el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España con el artículo Alfombra roja, donde menciona mi instalación de las cobijas ensangrentadas y toma el nombre, el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara me invitó a exponer una pieza inédita en una de sus salas.

Villoro escribió: “Desde el arte, la instaladora Rosa María Robles anticipó esta resignificación del miedo. Su exposición Navajas, exhibida en Culiacán en 2007, incluyó la pieza Alfombra roja, que no se refería a la pasarela donde los ricos y famosos desfilan rumbo a la utopía de Andy Warhol, sino a las mantas de los ‘encobijados’, teñidas con sangre de las víctimas, la ‘colonia penitenciaria’ que entre enero y octubre de 2008 cobró cerca de 3 mil víctimas”.

El escritor Élmer Mendoza ha dicho: Estamos inmersos en una realidad impresionante de la que es difícil escapar, una realidad lacerante que nos ha conducido a la creación de productos artísticos que van más allá de la representatividad. Cuando menos perturbador. En el arte, la obra de Rosa María Robles es una estética intimista, sus piezas son desgarradoras, pues su territorio abarca desde la violación infantil hasta el asesinato sin freno. La obra de esta artista provoca un sentimiento de angustia y de soledad.

La obra de la exposición Navajas, así como 10 piezas nuevas, ya viajó a Cuba, donde el 10 de septiembre será inaugurada en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, en La Habana. El músico Silvio Rodríguez ha llamado la obra de Rosa María Robles una bofetada a la conciencia colectiva.

El proyecto artístico Navajas atrajo la atención de los medios de comunicación masiva nacionales a raíz de que ocho cobijas, las cuales formaban parte de la instalación Alfombra roja, incluida en la exposición montada en el Museo de Arte de Sinaloa, fueron requeridas por la procuraduría de justicia estatal porque habían sido utilizadas en casos de homicidios relacionados con el narcotráfico.

En una entrevista con La Jornada (10/7/07), Rosa María Robles dejó claro que entregó las cobijas por voluntad propia, no me censuraron, con el acuerdo del entonces titular de la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional y la directora del Museo de Arte de Sinaloa, quienes la apoyaron en todo momento, porque tenía que ser congruente con el planteamiento de la exposición.