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El técnico chileno comparte sus experiencias y asegura que pronto volverá a dirigir

Reinoso: además de la fama y las drogas, los negocios distraen a los futbolistas

El ambiente te envuelve, pero también se puede salir; yo tengo 19 años recuperado, afirma

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Estoy orgulloso de mi origen humilde, expresó Carlos ReinosoFoto Paula Mónaco Felipe
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de agosto de 2010, p. a17

Glamur, artistas y drogas siguen siendo una constante en el ambiente que rodea y jala a los futbolistas, pero ahora también agentes, negocios de anunciantes y convenios publicitarios los distraen del balón, que es lo más importante, explica Carlos Reinoso, ex jugador emblema del América, técnico y, sobre todo, un hombre que se presenta como orgulloso recuperado.

En la juventud fui pachanguero, a mí me ganó la fama... y las mujeres, porque era muy mujeriego, relata, y refiere que grandes son las tentaciones para el jugador de primera división. Como estás en un medio con mucho glamur donde tratas a toda la gente de la sociedad o del ambiente artístico, te envuelven.

Reinoso perdió el rumbo y fue adicto. Habla al respecto sin pudor y remarca que lleva 19 años fuera de eso. Soy un caso viviente. Es mi mayor triunfo, ¿por qué voy a tener vergüenza? Al revés, me siento orgulloso de haber salido, resume, y explica que se zafó de esos mundos cuando se casó y encontró un camino en una confesión religiosa.

Otras preocupaciones

En cuanto al ambiente, asegura que la situación no ha cambiado desde sus tiempos y, aunque exista una diferencia considerable en la preparación física, en el pensamiento no. Incluso, detecta nuevos factores de distracción.

Por una parte, tienen tantos apoderados, tantos mánagers, que a un entrenamiento los jugadores llegan con el celular y resulta que estos grandes atletas están preocupados por otras cosas, no por el futbol mismo.

Además, lo primero que hacen es comprarse un coche, hasta cinco, y los padres no tienen ni casa. Por lo mismo, como director técnico ha procurado que ese sea el tema del día a día en la plática con los jugadores. Que inviertan bien, que primero está la familia, primero hay que tener dónde vivir y después los coches o las otras cosas.

La inmadurez resulta más absurda al constatar que los futbolistas mexicanos provienen, en su mayoría, de barrios o familias con carencias.

–¿Es verdad eso? Porque buscando en equipos capitalinos se encuentran pocos que sean de Iztapalapa o Ciudad Nezahualcóyotl, o al menos que lo digan –se le cuestionó.

–Somos todos de barrio. Es muy difícil en México el futbolista que sea hijo de –responde, y asegura que en los cuadros que ha dirigido (Tecos, San Luis, Atlas, León, Toros Neza, entre otros) encontró que de 25, 14 a 18 son parecidos a mi familia.

Y quienes niegan su origen “son mentirosos, porque no es necesario ser de Iztapalapa o Neza, las carencias que tienen nuestros padres para mí son el barrio, cuando los padres son empleados, taxistas, albañiles. Yo estoy orgulloso de mi familia y si algunos lo ocultan más ridículo me parece”, concluye, para relatar su propia experiencia.

Nací en una familia muy pobre. Soy hijo de un albañil y mi mami tiene 95 años, costurera toda su vida. Éste ha sido un medio que nos ha sacado de la pobreza y mi familia toda está bien desde que me dediqué al futbol. De niño pobre pasé a ser un hombre con capacidad, en cuanto a dinero, de tener cosas caras y viajar por el mundo. Mi posición social ahora no tiene nada que ver y la de mis hijos menos, porque yo estudié hasta tercero de humanidades en Chile y ahora mis hijos tienen carrera, son todos universitarios. El futbol me ha dado todo lo que tengo en lo material y en lo social, que es bien importante.

Reinoso dice deberle todo a la pelota –a la cual le construiría un monumento como Alfredo Di Stefano–, y por ello no duda en dedicarle su vida por completo, decisión que combina con una militancia para mostrar que si él pudo salir de las drogas, cualquiera puede.

Cada mes da pláticas en escuelas, universidades y cárceles, aunque le gustaría que los gobiernos también tomaran esa postura respecto del deporte más popular del planeta. Deberían fomentar el futbol en especial, porque es de barrio, de gente pobre. Para que muchos niños salieran de las drogas, porque el futbol es un escape para mucha gente y hacer deporte es una manera de salir en este mundo actual, que está lleno de drogas.

Pasado, presente y futuro

Aunque llevaba tres años retirado de las canchas por razones familiares (enfermedad de su hijo y de un sobrino), el año pasado Reinoso aceptó dirigir al Querétaro, que tras ascender se tambaleaba en la primera división.

El reto le resultó atractivo, dice, y divertido cuenta las condiciones que puso. “Con el presidente hablaron como ocho técnicos, muy famosos, y se decidieron por mí. Ellos exigían y exigían, y yo lo único que les pedí fue que en el estadio pusieran mi foto chiquitita, tamaño carnet, que diga ‘Este cabrón nos salvó’”.

–¿Qué se reconozca su trabajo fue lo único que pidió?

–No, y una lana, por supuesto.

Con un grupo modesto y espíritu de equipo, a lo que otorga mayor crédito, logró el objetivo de la permanencia, y al concluir el torneo Bicentenario 2010 decidió poner fin a su carrera como técnico.

Aunque muere de ganas por volver al club de sus amores, América, y acepta que Emilio Azcárraga Jean le prometió en 2005 que podría retirarse dirigiendo allí, Reinoso dice que no le exigirá cumplir su palabra. “Pero podría ser jardinero, utilero, office boy” de las Águilas, bromea. En mayo dijo que se retiraba del banquillo con la explicación: Ya estoy viejo, tengo más de 60 años y quiero disfrutar lo que tengo: la familia, lo que he ganado, los nietos.

En seguida se contradijo y confesó que no podrá desvincularse nunca del mundo del balón, porque su vida es impensable lejos de él. Este sábado, reveló a La Jornada que voy a volver a dirigir, sin ofrecer mayor detalle, salvo que está en conversaciones con un club. Como ya ha dicho hasta que Dios me dé salud voy a seguir vinculado al futbol.