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La nula conciencia ecológica, factor que frena el desarrollo de autos eléctricos: Zylent

Virar hacia las energías limpias creará fuentes de trabajo: experta

Explotarlas también ayudaría a combatir la emisión de gases de efecto invernadero, expone Ernestina Torres de la Universidad de Guanajuato

Los calentadores solares de agua, otra opción

 
Periódico La Jornada
Martes 17 de agosto de 2010, p. 2

Los productos y servicios ecológicos, como los que utilizan energía solar, eólica o de biomasa, no sólo son una necesidad cada vez más imperiosa para cuidar el medio ambiente, sino también una oportunidad de generar empleos y reactivar la economía, que México no aprovecha por falta de difusión entre los consumidores y del apoyo gubernamental insuficiente.

Además de calentadores solares y baterías fotovoltaicas, ahora empieza a haber también automóviles eléctricos y sistemas térmicos de alta potencia que podrían tener buenas expectativas comerciales.

Algunos empresarios y académicos contaron a La Jornada sus experiencias en un campo aún no explotado en todo su potencial, pero al que quizá en unos años la gente se vea arrojada por la falta de petróleo y los efectos del cambio climático.

Movilidad urbana sin humo

Arranca, se mueve, frena y acelera como un carro normal, con la única excepción de que en vez de escape tiene un cable para enchufarlo al tomacorriente. Quienes los prueban se dan cuenta de que no son lentos ni frágiles, y sirven para moverse en la ciudad igual que los de gasolina.

Nacida en 2005, la compañía mexicana de autos eléctricos Zylent abrió sus puertas apenas en enero de este año, y ha vendido hasta ahora 90 carros y 600 motocicletas, que poseen un sistema de baterías reciclables de ácido y litio con una vida útil de 700 ciclos de recarga.

En promedio, estos autos alcanzan el tanque lleno con 15 kilovatios, que se cargan en unas ocho horas y alcanzan para 60 kilómetros de uso continuo o 130 de uso discontinuo. No gastan energía cuando no se les pisa el acelerador, y llegan sin problemas a los 110 kilómetros de velocidad, señaló en entrevista Roberto Albores, director comercial de la empresa.

Estos productos circulan a diario, no pagan tenencia y han encontrado su propio nicho de consumidores: gente que recorre poca distancia para ir al trabajo, compañías de reparto, de vigilancia o de recolección de basura, afirmó.

Los obstáculos principales que frena el desarrollo de compañías como ésta son la nula conciencia ecológica que aún padece México y la falta de apoyos efectivos del gobierno.

En algunas ciudades de Europa y Estados Unidos, por ejemplo, hay lugares de estacionamiento exclusivos para autos eléctricos y se promueve la sustitución paulatina de los vehículos de reparto que usan gasolina.

Nuestros carros cuestan unos 180 mil pesos, pero después representan para el dueño un ahorro de entre 60 y 90 por ciento. Éste es el momento de subirse a las tecnologías limpias, porque después la gasolina va a estar impagable, ya sin hablar de la contaminación, advirtió Albores.

Invertir ahora, ahorrar después

Desde hace 25 años, la empresa Mexsol fabrica calentadores solares de agua, además de sistemas fotovoltaicos de electricidad, bombeo de agua e iluminación pública, y aunque lleva buen tiempo de no llegar a un punto de equilibrio financiero, aún le da empleo a 25 personas.

Ya no tardamos mucho en virar hacia las energías limpias, pero eso depende en gran medida del gobierno. Curiosamente, las personas más pobres son las que más necesitarían utilizarlas, pero son las que menos recursos tienen para la inversión inicial, lo que hace que parezcan elitistas, deploró Jorge González Morales, dueño de Mexsol y presidente de la Asociación Mexicana de Proveedores de Energías Renovables (AMPER).

Instalar un sistema de calentamiento de agua para una familia de tres o cuatro personas, por ejemplo, costaría unos 11 mil pesos –contra 2 mil de un tanque de gas estacionario–, pero la inversión se recupera en sólo tres años y el equipo tiene una vida útil de por lo menos dos décadas y media.

Aunque los tiempos para recuperar la inversión se han reducido mucho, estos productos siguen siendo costosos en comparación con los de energías regulares, pero los hidrocarburos fósiles se están acabando y su precio va a aumentar, dijo.

De acuerdo con un informe de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras de España, el sector de las energías renovables de ese país empleó más de 94 mil trabajadores en 2010, y podría alcanzar 270 mil para 2020.

En México podrían sentarse las bases de un fenómeno similar si los distintos niveles de gobierno se decidieran a explotar los productos y servicios ecológicos como una actividad económica con valor agregado.

Aquí podrían iniciarse o fortalecerse muchas pymes que le darían trabajo a miles de jóvenes profesionistas, y así generaríamos una verdadera recuperación económica, aseveró Ernestina Torres, investigadora de la Universidad de Guanajuato y presidente de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES).

Además de calentadores de agua y baterías fotovoltaicas, hay muchos otros productos de energías limpias, como los sistemas termosolares de potencia, que sirven para generar vapor para plantas eléctricas; las plantas potabilizadoras de agua que utilizan la luz ultravioleta del sol, e incluso las cocinas solares.

Explotar esos campos de actividad, dijo, crearía miles de puestos de trabajo en el sector industrial, al mismo tiempo que combatiría la emisión de gases de efecto invernadero, afirmó la especialista.

México empieza a caminar en esa dirección, pero hace falta incentivar mucho más la creación de empresas de energías renovables y aumentar la formación de recursos humanos especializados. Eso nos daría la posibilidad real de aumentar nuestra competitividad.