Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 5 de septiembre de 2010 Num: 809

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Raúl Hellmer: antropología
del ritmo

EMILIANO BECERRIL

Monólogos compartidos
FRANCISCO TORRES CÓRDOVA

El júbilo de la imaginación natural
EDGAR ONOFRE entrevista con JOSÉ LUIS RIVAS

Voy a desafiar a la muerte
AGUSTÍN ESCOBAR LEDESMA

La política social en Brasil
HERNÁN GÓMEZ BRUERA

María Mercedes Carranza: la muerte y la poeta
HERMANN BELLINGHAUSEN

El canto de las moscas
MARÍA MERCEDES CARRANZA

Los secretos de un satélite joviano
NORMA ÁVILA JIMÉNEZ

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Columnas:
Galería
ALEJANDRO MICHELENA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

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LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

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El Mono de Alambre
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Representación de un Cryobot desplegando un minisubmarino (hidrobot). Ilustración cortesía de vientoindomito.blogspot.com

Los secretos de un satélite joviano

Norma Ávila Jiménez

El blanco domina el paisaje. Los científicos trabajan a una temperatura promedio anual de 61˚ Celsius bajo cero y el 21 de julio de 1983 el termómetro registró 89˚ bajo cero, la más baja comprobada hasta la fecha. A ese inclemente clima, se agrega que el sitio está a 3 mil 488 metros de altura, lo que disminuye la cantidad de oxígeno. Continuamente los silbidos de los fuertes vientos son la música de fondo; durante el invierno las eternas noches polares acompañan los sueños y el peligro de estar expuesto a la radiación ultravioleta por el agujero de ozono es una constante. Estamos en la superficie del congelado lago Vostok de la Antártida, en la base de investigación a cargo de Rusia, Estados Unidos y Francia, en donde, a pesar de los factores extremos mencionados, no faltan los especialistas que apuestan y deciden posar para Facebook con el torso descubierto y mostrando su “musculatura”.

En esta base, algunas veces iluminada con los trazos verdes, rojizos y azules de las auroras australes, expertos investigan las desconocidas formas de vida que habitan el líquido subglacial de 14 mil kilómetros cuadrados que yace bajo la gruesa capa de hielo del lago Vostok, para entender cómo se adaptan a condiciones extremas y trasladar los resultados a Europa, satélite de Júpiter.

Con base en las imágenes enviadas a la Tierra por la sonda Galileo, se ha deducido que bajo la cáscara congelada de esta luna posiblemente hay aguanieve o un océano con tal cantidad de agua que triplicaría la contenida en la Tierra. En ese líquido tal vez se realiza la danza de la vida y al decir esto es inevitable recordar a ese alien similar a un tronco de largas ramas que fascina y atemoriza, y que en la novela de Arthur C. Clarke, 2010: Odisea dos, emerge del océano joviano atraído por las luces de la nave Tsien. Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM, explica las tres condiciones que pueden detonar la vida en algún punto de nuestro universo: la primera es la existencia de agua en estado líquido, para permitir procesos en las células y la disolución de gran variedad de compuestos bioquímicos.

Una fuente de energía que facilite la ocurrencia de procesos químicos vitales es el segundo requerimiento. Los registros de Galileo muestran cómo el intenso campo magnético de Júpiter induce un campo magnético en Europa, lo que sólo es posible si en el satélite existe un material conductor. Las evidencias geológicas sugieren que el conductor probablemente es agua, con algún tipo de sal en disolución, explica la especialista. Además, como la fuerza de atracción gravitacional de Júpiter sobre Europa es mayor en la parte del satélite más cercana al planeta, las fuerzas de marea lo deforman, lo que implica la fricción de miles de toneladas de roca que generan calor, posiblemente el suficiente para crear sistemas hidrotermales en la parte superior del manto similares a las ventilas hidrotermales terrestres.

La presencia de carbono que da lugar a la formación de moléculas en cadena es la tercera condición. Los compuestos de carbono son proveídos por asteroides, cometas y por material arrojado por otros satélites jovianos, entre otras fuentes, asegura la doctora Cordero.

Lo anterior permite señalar a Europa como un posible semillero de vida y para comprobarlo será necesario penetrar sus entrañas. Para lograr este objetivo, primero se experimenta en la Tierra: en el lago Vostok los especialistas ya planean utilizar al Cryobot, un robot de forma cilíndrica capaz de abrirse paso entre la gruesa capa lacustre de 4 mil metros de espesor que cubre al citado océano del hemisferio sur, derritiendo lentamente el hielo. El Cryobot ya fue probado en Groenlandia, en 1960, cuando su inventor, el físico alemán Karl Philberth, demostró su alcance de perforación mayor a mil metros.

El Cryobot lleva dentro de su estructura un pequeño submarino, el Hydrobot, que se desprenderá del primero cuando haga contacto con el líquido polar. La misión del sumergible será explorar de manera autónoma ese helado mundo subglacial, que tal vez incluye formas de vida que han conseguido metabolizar a temperaturas muy bajas y vivir en estado de inanición por períodos largos, como señalan los investigadores Joan Horvat y James Cutts, entre otros colaboradores del Laboratorio Jet Propulsion en el documento “Búsqueda de actividad biogénica oceánica en Europa y la Tierra.”

El estudio de esos seres terrícolas permitirá a los científicos tener bases más sólidas para buscar formas de vida alienígenas en el océano joviano. La doctora Guadalupe Cordero indica que “en ese satélite posiblemente se encuentren organismos similares a los que habitan en los oscuros abismos oceánicos de nuestro planeta alrededor de las chimeneas hidrotermales”.

En un programa difundido en Discovery Channel, el reconocido físico Stephen Hawking planteó la posibilidad de encontrar en Europa organismos con piel fluorescente, y en este punto vuelvo a recordar al creado por Arthur C. Clarke y su la novela mencionada más arriba. Uno de sus personajes lo describe así: “Cinco kilovatios de luces formando como un cordón ascendente hasta la nave. Como un árbol de Navidad [...] Se me ocurrió pensar que nadie [...] podría haber visto nunca antes aquellos colores.” Si lo señalado por Hawking y lo imaginado por Clarke se acerca a lo real, seguramente los colores plasmados por Matisse, Gauguin y Van Gogh en Arles, se verán rebasados por los de las criaturas jovianas.

La nasa ya trabaja en el ensamblado de la nave no tripulada Juno que dirigirá hacia el planeta gigante del Sistema Solar, y aunque su objetivo no es el estudio de sus lunas, seguramente enviará imágenes y datos que permitirán seguir desentrañando lo que hay debajo de la cicatrizada capa blanca. Los helados secretos de un satélite joviano duermen en hibernación en espera de que alguna mirada prudente o imprudente los despierte.