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Ejecutivos ganan en promedio 263 veces más que la remuneración a sus trabajadores

EU celebra el Día del Trabajo con una creciente tasa de desocupación de 9.6%

Éste promete ser el peor festejo laboral por el devastador impacto de la recesión: experto

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 6 de septiembre de 2010, p. 31

Nueva York, 5 de septiembre. El Día del Trabajo se festeja en Estados Unidos este lunes con poco que celebrar, por el creciente desempleo y condiciones que continúan minando los derechos laborales en este país.

A diferencia de México y gran parte del mundo, aquí el Día de Trabajo se conmemora el primer lunes de septiembre y no el primero de mayo, a pesar de que esa fecha marca un movimiento que nació en Chicago, pero que ha sido borrado de la memoria oficial nacional.

Para los trabajadores, las últimas noticias son más de lo mismo: menos empleo. El gobierno reportó el viernes que la tasa de desocupación se incrementó en agosto de 9.5 por ciento a 9.6 por ciento, al registrarse una pérdida neta de 54 mil empleos.

El presidente Barack Obama, bajo intensa presión política para mostrar una mejoría económica antes de las elecciones intermedias legislativas para limitar las enormes pérdidas pronosticadas para el Partido Demócrata, en el cual milita, declaró que el informe de empleo contenía noticias positivas y anunció que esta semana presentaría un paquete de ideas nuevas para la recuperación económica. Subrayó que la crisis económica es resultado de años de políticas erróneas y pidió paciencia, ya que superarla tomará más tiempo de lo que cualquiera de nosotros desearía.

Pero paciencia es mucho pedir para desempleados y subempleados –uno de cada seis estadunidenses– que cada día pierden sus casas por hipotecas impagables, sacrifican la educación de sus hijos y sufren las consecuencias de las maniobras de Wall Street.

Menores ingresos y más horas de trabajo: Robert Reich

Éste promete ser el peor Día de Trabajo en la memoria de la mayoría de los estadunidenses, escribe Robert Reich, quien fue secretario de Trabajo del gobierno de Bill Clinton y profesor de políticas públicas en la Universidad de California en Berkeley, al comentar sobre los desempleados, subempleados y los trabajadores que cada vez ven más reducidos sus ingresos. Reich, en un artículo publicado en el New York Times, señala que aunque la recesión ha tenido un impacto devastador, las deterioradas condiciones laborales también son resultado del impacto de nuevas tecnologías y la globalización empresarial a lo largo de las últimas décadas. Esto ha permitido mantener suprimidos los niveles salariales. El trabajador masculino medio, dice, tiene hoy menor ingreso real que el que ganaba hace 30 años, aunque trabaja unas 100 horas más cada año que hace dos décadas (las mujeres, unas 200 horas más).

Reich señala que, a la vez, el ingreso se ha concentrado: a finales de los años 70 el uno por ciento de las familias más ricas de país recibían 9 por ciento del ingreso total nacional, pero para 2007 recibían 23.5 por ciento. Advierte que la última vez en la historia que el ingreso estaba así de concentrado fue en 1928, un año antes de la gran depresión.

Aunque la recesión sí provocó una reducción en los ingresos de los altos ejecutivos, no se puede comparar con la de sus trabajadores. Según un nuevo informe anual sobre ingreso ejecutivo, elaborado por el Instituto de Estudios sobre Políticas, en Washington, la remuneración de los ejecutivos en jefe en 2009 era más que el doble de sus niveles en los años 90. Los ejecutivos en jefe de las principales empresas estadunidenses ganan en promedio 263 veces más que la remuneración promedio de sus trabajadores.

Uno de los factores claves en la pérdida de terreno económico para los trabajadores y el traslado extraordinario de riqueza de los trabajadores a los más ricos, es el continuo debilitamiento de los sindicatos, los cuales hoy apenas representan un poco más de 7 por ciento de la fuerza laboral en el sector privado (hace medio siglo, representaban 35 por ciento). A lo largo del país, los sindicatos no sólo han tenido que enfrentar el traslado de sus empleos a países con menores sueldos, sino han sido sistemáticamente atacados por empresas y gobiernos republicanos durante los últimos 30 años en un país donde no existen derechos sindicales, y donde los limitados derechos laborales enmarcados en la ley frecuentemente no se hacen cumplir.

Cada disputa laboral ahora conlleva serias consecuencias y riesgos, y se nota al observar el desplome de huelgas y otro tipo de acción sindical en los últimos años. En 1990 hubo 831 huelgas y acciones sindicales para detener la operación de un sitio de trabajo, y en 2009 sólo se registraron 126.

Eso no significa que no haya una enorme ira y deseo de enfrentarse a las empresas y sus dueños. De hecho, los famosos ejecutivos de Wall Street, quienes durante el supuesto auge antes de la recesión gozaban de la admiración de los medios, provocaban envidia y se pavoneaban en público, de repente fueron obligados a contratar servicios de seguridad privada y bajar su perfil público ante la furia de trabajadores y el repudio popular al estallar la crisis como resultado de sus prácticas.

A la vez, organizaciones laborales de otro tipo, incluidos centros de trabajadores, o de inmigrantes, como la Coalición de Trabajadores de Immokalee, han buscado otras formas de luchar por sus derechos, por medio de coaliciones con iglesias, estudiantes y otros sectores sociales, con asombrosos resultados, aunque aún muy limitados.

Tal vez la disputa entre trabajadores y empresarios más dramática hoy, sólo por sus dimensiones, es una pugna legal en la que un millón de mujeres confrontan a Wal-Mart (el empleador privado más grande del mundo) con una demanda legal entablada por siete trabajadoras que detectaron que la empresa pagaba más a los hombres que a las mujeres en los mismos puestos.

Las demandantes argumentan que las afectadas por discriminación salarial son un millón de mujeres que trabajaron en la empresa desde 2001, y que la demanda representa a todas (lo que aquí se llama una demanda de acción de clase, o sea a nombre de una agrupación de afectados). Si procede la demanda, sería la más grande de su tipo en la historia, con la empresa, que potencialmente enfrentaría mil millones de dólares en daños. Wal-Mart ha batallado intensamente por evitar que el caso llegue a juicio, y ahora apela ante la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos.

No habrá desfiles masivos ni celebraciones entre trabajadores este Día de Trabajo, pero eso sí, de repente en algunas esquinas del país se escuchan ecos de algunas canciones y los gritos por justicia para trabajadores que se conmemoran en otras partes del mundo cada primero de mayo.