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Ver día anteriorViernes 10 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

Platillos del bicentón

M

ientras los mexicanos nos disponemos sin envidias ni mezquindades a disfrutar los dos días que, según don Alonso Lujambio, titular de la Secretaría de Educación Pública, harán historia, el grupo gobernante se ocupa de atender los asuntos que realmente importan a la nación. Uno de ellos consume buena parte del tiempo que le queda al licenciado Felipe Calderón, luego de cubrir debidamente las necesidades de los miles de damnificados que dejan la lluvia y la incuria oficial.

En una carpeta rotulada con la leyenda Prioritario, en letras azules, le hicieron llegar a su despacho la iniciativa más importante surgida en la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados. Nos referimos a la que, luego de acaloradas discusiones, aprobaron por unanimidad los integrantes de dicha comisión: que el Ejecutivo Federal declare al chile en nogada platillo típico del bicentón.

La idea original, como aclaró el presidente de la comisión citada, el diputado priísta Ildefonso Guajardo, era darle la denominación de origen a tan elaborado platillo, cuya cuna se remonta al siglo XIX en el estado de Puebla. Pero el legislador sentenció que estaba en chino obtener tan codiciado objetivo. Cabe señalar que en la exposición de motivos de la iniciativa para que el chile en nogada sea el platillo típico del Bicentón los legisladores olvidaron mencionar que la mejor época para elaborarlo y consumirlo es durante julio y agosto, laguna que se espera llene el Ejecutivo Federal.

Mas la citada declaratoria debe salvar numerosos obstáculos antes de hacerse realidad. Aun así, se espera que cobre vida luego de la ceremonia del Segundo Grito, el mañanero, en Dolores, Guanajuato. Y es que mientras la diputación de Jalisco exige que también la torta ahogada (por comerse cuatro se indigestó el cura Hidalgo) haga parte de las celebraciones patrias, el todavía gobernador de Oaxaca intenta agregar la tlayuda, la auténtica, la de 30 centímetros de diámetro, pues, dijo, trasciende fronteras y refuerza la nostalgia por la patria: la come un millón de oaxaqueños residentes en Estados Unidos.

Estamos en posibilidad de asegurar que el licenciado Calderón se abstendrá de tomar decisiones relacionadas con la comida tradicional, pues los guisos simbólicos dividen a los mexicanos cuando lo que se necesita es unidad. Un ejemplo: los habitantes de Yucatán, sin distingos partidistas, exigen que sea la cochinita pibil el símbolo del centenario. Era el platillo preferido de Felipe Carrillo Puerto. Para respaldar su petición mandaron a Los Pinos la lata de acero inoxidable en que se sirvió en marzo pasado la cochinita pibil más grande de la historia. Mide 42 metros de largo y uno de ancho. No cupo en la residencia oficial. Ahora se usa como resbaladilla en Chapultepec.