Política
Ver día anteriorSábado 11 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Narcoviolencia
EU no cambia de óptica, pero evalúa la aplicación de la Iniciativa Mérida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 11 de septiembre de 2010, p. 3

Nueva York, 10 de septiembre. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, reveló en sus declaraciones de esta semana la creciente preocupación entre diplomáticos, militares y sectores de inteligencia en Washington por la violencia en México, y emprenden nuevas evaluaciones sobre cómo enfrentar lo que se considera una amenaza a la seguridad nacional estadunidense, pero encargados de la relación bilateral afirman que todo esto no significa ningún giro en la política actual ni que hay un nuevo mensaje.

En un foro esta semana, Clinton comentó que los cárteles de droga se estaban volviendo una amenaza semejante a una insurgencia; que controlan ciertos territorios y que México se parece cada vez más a la Colombia de hace 20 años y, por tanto, se requiere algo equivalente al Plan Colombia. Al día siguiente, el presidente Barack Obama dijo que no es posible hacer esa comparación, mientras otros funcionarios intentaron matizar las declaraciones de Clinton que generaron especulación sobre si Estados Unidos estaba contemplando un cambio en su estrategia bilateral antinarcóticos. Poco después, el gobierno de Washington aseguró que no hay discrepancia entre Obama y Clinton.

Funcionarios de alto nivel del gobierno de Barack Obama entrevistados por La Jornada subrayaron este viernes que no hay ningún cambio en la estrategia básica enmarcada en la Iniciativa Mérida, pero sí una constante evaluación de cómo implementarla mejor, dependiendo de la situación en el terreno. Descartaron que las declaraciones de Clinton indicaran un nuevo giro o replanteamiento de la política estadunidense en la cooperación antinarcóticos.

Pero miembros del gobierno, en su calidad de expertos en el tema, argumentan que Clinton sí estaba expresando nuevas preocupaciones sobre el nivel y el tipo de violencia en México. Algunos promueven el uso del concepto de narcoinsurgencia para caracterizar las condiciones en el país, empleando términos sobre los cuales se formuló el Plan Colombia.

The Wall Street Journal reportó este viernes que el gobierno de Obama percibe la ola de violencia en México como creciente amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos y ha lanzado una amplia evaluación de qué otras medidas podrían impulsar los sectores militares y de inteligencia para combatir lo que algunos llaman narcoinsurgencia. El rotativo informa que el Comando Norte (Northcom) del Pentágono, al igual que el Departamento de Seguridad Interna, entre otros, evalúan qué otros recursos podrían emplearse contra los cárteles.

El almirante James Winfield, jefe de Northcom, recién ordenó una evaluación amplia sobre qué asistencia militar podría servir a este esfuerzo. Toda la gama interagencias ha sido solicitada para ver qué más podemos hacer para ayudar a nuestros pares en México, expresó al Journal.

El jefe del estado mayor, almirante Mike Mullen, está crecientemente preocupado por la situación de seguridad, según un oficial estadunidense citado por el Journal, y ha girado instrucciones a su equipo para explorar mayor interacción con los militares mexicanos. Pero el oficial agregó que la pregunta es ¿qué aceptarían de nosotros los militares mexicanos? A la vez indicó que el gobierno de Calderón está cada vez más abierto a la cooperación, ya que la situación está empeorando.

El Journal cita a varios ex funcionarios militares y de inteligencia que debaten si se puede emplear el término insurgencia en lo que ocurre con los cárteles. Unos señalan que eso sólo es para colocarlo dentro del paradigma imperante actual en el Pentágono aplicado a varias partes del mundo, que es la contrainsurgencia.

Henry Crumpton, ex alto oficial antiterrorismo en la CIA y el Departamento de Estado, comentó al Journal que etiquetar a los cárteles como insurgencia es la forma correcta de enmarcar el problema, pero que es políticamente sensible, ya que causa preocupación sobre si los militares tomarían el liderazgo en el esfuerzo estadunidense para combatir al narcotráfico.

Por otro lado, altos funcionarios del gobierno de Obama dicen que todo esto es parte de la evolución normal de la cooperación bilateral, y que no representa un nuevo giro. Estamos constantemente buscando maneras para mejorar el trabajo en apoyo al gobierno de Calderón, explicó a La Jornada una de estas fuentes oficiales de alto nivel en el gobierno de Washington. Dijo que comentarios de Clinton y otros sobre la violencia no son una sorpresa y se entiende que al desmantelar y atacar al narcotráfico la brutalidad creciente no es algo inesperado.

Insistió: No hay un giro en la estrategia. El mensaje desde Estados Unidos no está cambiando.

La fuente agregó que a pesar de lo que se maneja en algunos medios como interpretaciones de las declaraciones recientes de funcionarios, “nadie piensa que estamos a punto de ‘perder México’, sino más bien son expresiones sobre cómo adaptar mejor nuestros esfuerzos a lo que ocurre”. Descartó cualquier insinuación de acciones militares inminentes, y que toda esa especulación parte de conclusiones incorrectas. Reiteró que con el nuevo tipo de incidentes, como a los que se refirió Clinton, donde hay mayor brutalidad, se requiere de una revaluación constante por ambos gobiernos.

Afirmó que se reconoce que las estrategias antinarcóticos tienen un impacto, pero no están reduciendo la violencia, por ahora, y eso era a lo que aludía en parte Clinton.

La fuente insistió en que la óptica de la Iniciativa Mérida es la correcta, especialmente en el nuevo énfasis de apoyar la construcción de la capacidad institucional en ambos países para enfrentar el narco (lavado de dinero, flujo de armas, etcétera), así como iniciativas para fortalecer e incorporar a la sociedad civil en esta lucha, y no sólo la parte de seguridad.

Mientras, el gobierno de Obama intentó descartar la impresión de que existía alguna contradicción entre el mandatario y Clinton. Ninguna, afirmó el vocero del Departamento de Estado, P.J. Crowley, a The Washington Post. Cuando la secretaria comparó a México con Colombia, dijo, está de acuerdo con el presidente en que son dos países diferentes y dos circunstancias diferentes. Lo que estaba diciendo, afirmó, es que ambos enfrentan el mismo fenómeno donde organizaciones criminales retan a la autoridad y que México ahora está tomando las mismas acciones que Colombia, y que Estados Unidos apoya a ambos.

Sin embargo, los comentarios y declaraciones que recién detonó Clinton han ocasionado que se expresen, otra vez –como desde los años 90–, las dudas sobre la cooperación, los motivos de cada quien, y qué tanta confianza hay entre ambos gobiernos (y dentro de cada uno) en esta guerra contra el narco.