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En Irak y Afganistán han caído hasta ahora casi el doble de los muertos el día del ataque

Entre tensiones religiosas y políticas, EU conmemora el noveno aniversario del 11/S

En el lugar donde un avión impactó al Pentágono, Obama reitera su mensaje de amplia tolerancia

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Neoyorquinas se manifiestan en favor de la construcción de una mezquita cerca de la Zona CeroFoto Reuters
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Familiares de una de las víctimas guardan un minuto de silencio donde estuvieron las Torres GemelasFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 12 de septiembre de 2010, p. 29

Nueva York, 11 de septiembre. En la Zona Cero crece día con día la nueva torre que en un futuro llegará a ser el edificio más alto de Estados Unidos, pero hoy, desde el sitio de esa construcción se conmemoró el pasado marcando el noveno aniversario de los atentados que destruyeron las Torres Gemelas con una población que se siente más insegura que nunca frente al terrorismo, que desaprueba las guerras justificadas por los atentados y que ahora está inmiscuida en una guerra religiosa interna.

Desde el primer ataque extranjero sobre el territorio de Estados Unidos, casi el doble de los estadunidenses que perecieron el 11-S han muerto en Afganistán e Irak, lo que ahora son las guerras más largas de la historia de este país (más que la participación estadunidense en ambas guerras mundiales combinadas, más que Vietnam), donde han caído cientos de miles de civiles más.

Ahora hay nuevas advertencias de que el enemigo terrorista, contra el que se libran estas guerras al otro lado del mundo, está más presente que nunca dentro de Estados Unidos.

Las ceremonias aquí en Nueva York, como en otros dos sitios –el Pentágono, donde cayó uno de los aviones secuestrados, y en un campo de Pensilvania, donde cayó otro–, fueron llevadas a cabo rodeadas de cada vez más intensas tensiones religiosas y políticas.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró hoy su mensaje de tolerancia religiosa al conmemorar este sábado en el sitio en que se estrelló contra el Pentágono el avión secuestrado por algunos de los 19 miembros de Al Qaeda, hace nueve años.

Subrayó que hay quienes buscan provocar conflictos entre diferentes confesiones religiosas de su país y el mundo, pero como estadunidenses no estamos y nunca estaremos en guerra contra el Islam. No fue una religión la que nos atacó ese día de septiembre, fue Al Qaeda, una pobre banda de hombres que pervierte a la religión.

La amenaza de un pastor de una iglesia de menos de 50 feligreses en el estado de Florida, de quemar ejemplares del Corán –lo cual fue finalmente cancelado poco antes de las ceremonias– provocó casi un estado de emergencia mundial durante los últimos días, así como una disputa nacional sobre la propuesta de construir un centro musulmán a un par de cuadras de la Zona Cero en Nueva York, enmarcaron los eventos de hoy.

Mientras familiares, colegas y amigos de las víctimas de los atentados aquí, acompañados por el vicepresidente Joe Biden, leyeron los nombres de las 2 mil 752 personas que perecieron ese día (incluyendo 343 bomberos y decenas de inmigrantes de todo el mundo, incluyendo mexicanos), interrumpidos por momentos de silencio guardados a la hora exacta en que cada una de las dos torres fueron impactadas por los aviones, y otros momentos de silencio para marcar el derrumbe de cada una de ellas.

Por la tarde se llevaron a cabo manifestaciones en pro y en contra del centro musulmán a un par de cuadras. A la vez, el ahora mundialmente famoso pastor Terry Jones estuvo en Nueva York para ser entrevistado en televisión y, según él, buscar una reunión con los promotores del centro, los principales líderes musulmanes de la ciudad, para convencerlos de reubicarlo fuera de esa zona.

Los llamados a la tolerancia por el presidente Obama, líderes religiosos nacionales y otros parecen tener poco efecto en un país que a veces parece estar al borde de una guerra religiosa. Encuestas recientes registran que la mayoría de los estadunidenses se oponen a la construcción del centro musulmán, mientras que políticos como el ex presidente de la Cámara baja Newt Gingrich han comparado a los musulmanes con el nazismo, y otras agrupaciones derechistas afirman que construir ese centro sería una celebración triunfalista de la muerte de casi 3 mil personas durante los atentados.

Más que en cualquier otro momento desde el 11 de se´ptiembre de 2001, los estadunidenses expresan una opinión desfavorable del Islam, según una reciente encuesta de ABC News.

Por su parte, la sección estadunidense de Amnistía Internacional expresó su profunda preocupación sobre el creciente número de reportes de crímenes cometidos contra musulmanes, sentimientos antimusulmanes y actividad antislamita en Estados Unidos. Algunos de estos delitos están bajo investigación por el Departamento de Justicia.

Ni importa que unos 80 musulmanes –no se sabe la cifra exacta– perecieran en las Torres Gemelas el 11-S, según el New York Times. En uno de los edificios había un salón para rezar para los de la fe musulmana. Existe otra mezquita a pocas cuadras del lugar, y vale recordar que a dos cuadras de ahí, en los años 20, estaba un vibrante barrio árabe conocido como Pequeña Siria. Pero al parecer, el terreno de la Zona Cero ahora es considerado por muchos como tierra sagrada americana, y aparentemente eso implica que está reservada para los cristianos.

Por otro lado, un nuevo informe presentado ayer por los ex directores de la comisión sobre el 11-S advierte que mientras se han librado guerras y operaciones antiterroristas en otros países, ese mismo enemigo amenaza a Estados Unidos desde adentro. Alertan que hay una amenaza creciente por la radicalización de los musulmanes en Estados Unidos.

Se puede argumentar que Estados Unidos es ahora un poco diferente de Europa en términos de tener un problema terrorista doméstico que involucra a musulmanes inmigrantes y nacidos aquí, y a islamitas conversos, afirma el informe presentado por el ex gobernador Thomas Kean y el ex diputado federal Lee Hamilton.

Subrayaron que hay una americanización del liderazgo de Al Qaeda, y señalaron que hay “poco precedente por el papel operativo de alto nivel que los estadunidenses están jugando actualmente en Al Qaeda y grupos afiliados”.

La guerra no valió la pena

Mientras tanto, a pesar de la guerra mundial contra el terrorismo librada por Estados Unidos, la población estadunidense, nueve años después del ataque de Al Qaeda, se siente menos segura ante el terrorismo. Según una encuesta del Washington Post y ABC News, sólo 48 por ciento se siente más seguro, mientras 42 por ciento no, el punto más bajo desde el 11-S. En la misma encuesta, 62 por ciento (contra 34 por ciento) cree que la guerra en Irak no valió la pena. En otras sondeos de opinión se ha desplomado el apoyo a la guerra en Afganistán.

Ted Koppel, el veterano periodista de ABC News y ahora con la BBC, escribió en un artículo publicado en el Washington Post que los atentados del 11-S tuvieron un éxito que rebasó por mucho lo que lo que Osama Bin Laden podría haber pensado, no sólo por los daños que causó directamente en los ataques, sino por las reacciones de Estados Unidos tanto fuera como dentro de su territorio. ¿Hubiera podido Bin Laden, en sus más locas fantasías, esperar provocar un caos mayor?, preguntó.

Obama y otros han tratado de enviar el mensaje que los terroristas habrán ganado si Estados Unidos abandona sus principios fundamentales, entre ellos, la libertad de religión y el rechazo a la discriminación por raza, origen y fe, y la subordinación al temor. Al juzgar por lo que actualmente está sucediendo en este noveno aniversario, por ahora se podría decir que el enemigo va ganando.