Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Es la economía... pero también la política

P

or fin la semana pasada el presidente Obama llamó a las cosas por su nombre y dijo que los errores en la conducción de la política económica de su antecesor, avalados por sus compañeros republicanos en el Congreso, son la causa de la crisis económica en el país. Como una medida para superarla y apuntalar el lento crecimiento de la economía, propuso que el Congreso cancele la congelación de impuestos a quienes ganan más de 250 mil dólares al año, decretada por su antecesor. Anunció la creación de un banco para apoyar programas de infraestructura, con inversión de 50 mil millones de dólares.

El líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, dijo que su partido está en contra de poner fin a la política impositiva establecida por Bush, pues se traducirá de facto en un aumento de impuestos al sector de altos ingresos, motor de la economía.

Un comentarista de la cadena PBS dijo que entre 1993 y 2001, Clinton subió impuestos y se crearon casi 22 millones de empleos, y se perdieron 672 mil entre 2001 y 2009 cuando Bush los redujo.

Por ello es una falacia que un aumento en los impuestos se traduzca en una pérdida de empleos. Lo que no es mentira es que el 1% que tiene los más altos ingresos recibe el equivalente a lo que gana 25% de los trabajadores en el país y que no invierte en fortalecer la economía.

No está claro si con esas medidas, un poco tardías, el presidente se recupere de su maltrecha popularidad y evite la derrota de candidatos demócratas en las elecciones. La estrategia de los republicanos es ganar la mayoría en el Congreso a cómo dé lugar. Hace unos meses su líder en el Senado advirtió que para ello era necesario obstruir las propuestas de reformas del presidente por todos los medios. Ello quedó de manifiesto con su oposición a reformas de salud y financiera, y a los salvamento de los sectores financieros y automotrices elaborados en la Casa Blanca.

Queda la duda sobre la actitud de congresistas demócratas que se desmarcan de las propuestas del presidente para evitar ser arrastrados por el deterioro en su popularidad. Lo que sí está claro es que los republicanos han actuado al unísono y con disciplina para ganar los 39 distritos que necesitan para arrebatar la mayoría a los demócratas en la Cámara de Representantes. Dicen que lo lograrán. En ocho semanas lo sabremos.

Mientras, dispongámonos a dar un grito bicentenario, que por las circunstancias puede salirnos un poco desentonado.