Opinión
Ver día anteriorMiércoles 15 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

Grito secuestrado

El Zócalo, foro de tv

Descontrol por cañonazos

¡Viva México en lucha!

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FESTEJOS PATRIOS. Venta de banderas y artículos para festejar el bicentenario, que parecen no importarle a esta mujer con su hijo en brazos, ayer en la esquina de Eje Central y avenida HidalgoFoto Francisco Olvera
V

irtual, opaco, bajo amenaza, convertido en negocio, ajeno a su naturaleza combativa, limadas sus aristas insurgentes, dominado por la confusión y el miedo: Grito felipista ahogado, falso, secuestrado, carente de respaldo popular en cuanto a su ceremonial de elite aunque íntimamente pronunciado en tonos irritados por un pueblo dolido y angustiado. Peor que nunca: capital federal céntricamente tomada por las fuerzas calderonistas que parecieran ensayar, al fin, la explícita toma armada de la ciudad de México, mientras en el resto del país los rituales se suspenden en las zonas bélicamente más calientes o se programan con sentido de rapidez preventiva.

El neofranquismo pinolero ha logrado la conversión de los ánimos insurreccionales conmemorativos en simple materia de farándula, concibiendo a la historia como espectáculo y a los héroes como actores movidos por ideología pasterizada. A eso fue dedicado con ahínco el año en curso, a desmotivar, a confundir, a atemorizar. Carretadas de dinero público transformadas en negocio privado para beneficio de diseñadores extranjeros. Manejo discrecional de contratos y prebendas a cargo de la anterior jefa de la oficina de la sedicente Presidencia de la República. Disolución de las posibilidades analíticas, es decir, críticas, de las fechas a celebrar, convertidas las instancias organizadoras de estas conmemoraciones en desfile de directivos y proyectos para acabar en la grisura actual, en una mediocridad intencional (o en confesión abierta de filiaciones históricas conservadoras, contrarrevolucionarias, como sucedió en Querétaro, donde el gobierno municipal panista colocó en las calles pendones con fotografías y breviarios de figuras a celebrar este año, http://bit.ly/9wpt0R como Victoriano Huerta y Porfirio Díaz).

Calderón se ha esmerado, además, en ahuyentar la histórica afluencia masiva al primer cuadro de la capital del país, temeroso de incidentes, sabedor de riesgos, y no solamente a cargo de los cárteles no protegidos del narcotráfico que, en otras partes del país, han expresado su rechazo al tutelaje oficial de sus adversarios delincuenciales mediante el estallido de granadas o el uso de armas de fuego. Vean el Grito por televisión e Internet, dice Los Pinos, mientras la SEP advierte que habrá cupo limitado en la Plaza de la Constitución y sus alrededores y el jefe del gobierno capitalino se hace eco de esos llamados preventivos. Los impedimentos y advertencias de disuasión parecen pensados para dejar la plancha del Zócalo de la ciudad de México a cargo de la base social verde olivo, del partido marcial, de los contingentes militares y policiales que darán densidad a las tomas televisivas resguardadas con las que el calderonismo podrá parecer aclamado, apoyado, seguro. Así se podrán impedir sustos, imprevistos o descontrol como el mostrado ayer mismo por el licenciado Calderón cuando a la hora de pronunciar los nombres de los Niños Héroes en una ceremonia militar fue sorprendido por disparos de cañón que no se sincronizaban con la cadencia oratoria. Estando en medio de militares, protegido como ningún mexicano más lo puede estar, centro de cuidados extremos, Calderón pareció tener miedo, o descontrol, o confusión en instantes que pueden verse en http://bit.ly/a6zKa9 y que generaron ayer múltiples comentarios en redes sociales.

Los preparativos para la fecha cumbre de los festejos del bicentenario tuvieron asomos de humor ácido a cargo de la secretaria de Estado de la potencia vecina, Hillary Clinton, que se permitió dar su propio grito también hipócrita, ¡Viva Mécsicou!, llenando de elogios al mismo país y gobierno del que con castigada certeza dijo en días pasados que se parecía cada vez más a los peores momentos de Colombia y donde, señalaba, el narcotráfico iba tomando visos de insurgencia. Otra mujer dio el grito: Cecilia Romero, la funcionaria yunquista a cargo del negocio federal de migrantes como los que por decenas fueron asesinados en días pasados en el rancho tamaulipeco de San Fernando, en un episodio que solamente mostró con crudeza numérica mayor lo que diariamente sucede en todo el país. Las nonatas alianzas perreánicas en el estado de México también gritaron: el copete gobernante consiguió que el Congreso local bajo su mando cerrara el paso a la posibilidad de postulaciones conjuntas, tratando de impedir un fracaso comicial a la hora de la sucesión que frenara el vuelo del mandatario Gaviotón. Y en Puebla, donde al góber precioso le queda todavía mando hasta febrero del año próximo, aunque pareciera que desde ahora hay prisa por desmantelarle sus santuarios comprometedores, en lugar de gritos hubo silencio de residentes del fraccionamiento de lujo donde se produjo la nueva acometida de marinos en busca de presuntos delincuentes de alta jerarquía, al parecer en busca de otro directivo de la firma en desgracia, el restante H de los Beltrán Leyva.

El desánimo social inducido, a pesar de todo, no puede acallar los genuinos ánimos populares de conmemoración de fechas importantes de su historia, ni evitar la comparación de las causas de esas explosiones ciudadanas con lo que se vive ahora. Calderón no quiere que la gente piense en la Independencia y en la Revolución más que en términos faranduleros, porque aquellos conceptos son contrarios al espíritu y ejercicio de gobierno que ha hecho a lo largo de casi cuatro años trágicos. Entregado a los intereses extranjeros, no sólo los españoles sino los del nuevo imperio dominante, el estadunidense, y convertido en ejecutor de políticas represivas y antidemocráticas como en los peores momentos del porfirismo, FC quisiera que nadie diera el Grito ni encomiara planes revolucionarios. Todo lo contrario: a pesar de él, su grupito de funcionarios menores y los intereses extranjeros beneficiados, hoy debe cada cual dar su propio Grito cívico, de lucha, de compromiso con la historia de México y sus avances, de combate por el cambio y contra las camarillas reaccionarias. ¡Viva México en lucha! ¡Vivan los héroes que nos dieron ejemplo a seguir!