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La ex militante del PT ha ganado la mayoría de puntos que ha perdido Rousseff en sondeos

Marina Silva, candidata presidencial del PV de Brasil, pieza clave, si hay segunda vuelta

Caetano Veloso, simpatizante de la ambientalista, cuestiona el apoyo acrítico a candidata de Lula

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Periódico La Jornada
Jueves 30 de septiembre de 2010, p. 31

Sao Paulo, 29 de septiembre. Caetano Veloso cree que el pueblo brasileño está hipnotizado por Lula. Hace unos días, el famoso cantautor fue a celebrar los 103 años de su madre, en Santo Amaro, Bahía, y ahí llamó golpista al presidente Luiz Inacio da Silva. De paso, le dijo burro a José Serra, aspirante de la socialdemocracia.

Tiempo atrás, ardoroso partícipe de la campaña, Lula había llamado a extirpar de Brasil, a fuerza de votos, a un partido llamado Demócratas, la ultraderecha de la alianza de Serra.

Si alguien de la prensa objeta eso, algún idiota lo tildará de golpista, pero golpista es quien precisa destruir un partido político que existe legalmente. La molestia de Caetano también era con lo que considera un apoyo acrítico de la población a la candidata de Lula, Dilma Rousseff. Es como si fuera una población hipnotizada. La gente no está pensando con libertad ni claridad.

Aunque su madre es admiradora de Lula, Veloso está con Marina Silva, candidata a la presidencia por el Partido Verde (PV), que no era nada hasta que la ex ministra del medio ambiente de Lula abandonó una militancia de 25 años en el Partido de los Trabajadores (PT) para ser su candidata presidencial.

Marina Silva está lejos de ganar, pero su campaña ha logrado, según las encuestas, entre 9 y 14 por ciento de las preferencias.

La mayor parte de los votos que ha perdido Rousseff no han ido a parar a manos del socialdemócrata Serra, sino a la bolsa de una aspirante mujer, ecologista, negra y pentecostal.

Un triste final

Silva explota esas cuatro condiciones en su campaña y es la que más insiste en la necesidad de un segundo turno electoral, en el que ella, en un lejano tercer lugar, no participaría. Pero su apuesta es que su llamado a votar por cualquiera de los candidatos tendría precio de oro. Dada la historia de Silva como militante del PT y el hecho de que fue compañera de gabinete de Rousseff lleva a los analistas brasileños a concluir que la aspirante oficialista se llevaría los votos de Silva en el balotaje.

En su insistencia en un segundo turno, Marina Silva sintoniza con los más importantes medios impresos del país, enfrentados duramente con Lula, tras los excesos verbales del presidente a propósito de los reportajes que desnudaron tráfico de influencias en una oficina contigua a la suya. Es una guerra que no para y uno de sus efectos ha sido que de ministra duramente criticada y candidata de segunda fila, Silva ha pasado a ser habitante cotidiana de las primeras planas de los periódicos y las portadas de las revistas.

Es “la nueva queridinha” de los medios, ha escrito el sociólogo Emir Sader, para quien ese paso de la candidata representa el triste final de la construcción de un proyecto verde, una alternativa ecológica, una agenda basada en el equilibrio ambiental para Brasil.

La improbable segunda vuelta

Silva es una pieza fundamental de las fuerzas que empujan la segunda vuelta, sobre todo porque ha sido la principal beneficiaria de la fuga de votos del PT. La candidata verde ha subido dos o tres puntos, según la encuesta de que se trate, y lo ha hecho entre los sectores de ingreso medio y mayores niveles de estudio. En algunas zonas urbanas empata o supera al segundo lugar, José Serra.

La fuga de votos, al parecer, no alcanza a los partidarios del segundo turno. Desde la mañana, los petistas festejan un nuevo sondeo, de la empresa Sensus, que da a Dilma Rousseff 54.7 por ciento de los votos, ya descontados los blancos y los nulos. Para ganar en el primer round, un candidato debe obtener la mitad más uno de los votos válidos.

Ricardo Guedes, de la encuestadora citada, explica a los medios locales que Rousseff sobrepasa los votos requeridos por 6.3 millones. En cuatro días es improbable que pierda eso.

Horas más tarde Ibope y el Consejo Nacional de Industriales divulgan los resultados de su estudio: Rousseff tendrá el domingo 55 por ciento de los votos válidos.

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Marina Silva, candidata presidencial del Partido Verde (derecha), ayer en campaña en Río de JaneiroFoto Reuters

De Chico Mendes al voto de Jesucristo

Yo no estaría aquí si no fuera por la educación, dice Marina Silva, quien se cambia de ropa entre un bloque y otro del debate con otros tres candidatos, los punteros Rousseff y Serra, y el deslenguado Plinio de Arruda, que tunde a todos por igual.

Y así es. Nacida en 1958 en un caserío de recolectores de caucho, en el estado de Acre, en el noroeste del país, Marina Silva aprendió a leer y escribir a los 16 años, cuando tuvo que ser enviada a un hospital fuera de su comunidad. En 1984 terminaba sus estudios de pedagogía, ya involucrada en un grupo comunista.

Antes de ser ministra de Lula, el dato más conocido de su trayectoria fue su cercanía con Chico Mendes, el cauchero y defensor del Amazonas asesinado por terratenientes en 1988.

En 1994, cuando es electa senadora (relecta en 2002), ya es una de las voces más influyentes en temas ambientales.

En el gabinete de Lula se enfrenta constantemente con Rousseff, promotora de un programa de desarrollo del Amazonas, rechazado por muchas organizaciones ambientalistas.

En 2000 poco más de 15 por ciento de los brasileños se declaraban evangélicos y algunas estimaciones dicen que actualmente lo son una cuarta parte de los habitantes de este país. Desde hace mucho, los evangélicos no se han quedado, además, dentro de las paredes de sus templos.

En la Constituyente de 1987-1988, la bancada evangélica estuvo constituida por 32 diputados federales (18 pentecostales y 13 de la Asamblea de Dios). En 2002 fueron 61 y para 2006 cayeron a la mitad (Candidatos en nombre de Dios, Le Monde Diplomatique Brasil).

Según Ariovaldo Ramos y Nilza Valéria Zacarias, la fe de Marina Silva se descubrió hace 13 años, cuando ya estaba en el Senado. Ambos, autores del texto del Diplomatique citado, afirman que sus críticos la etiquetan como conservadora por su postura religiosa, pero ellos la inscriben en la Teología de la Misión Integral, hermana protestante de la Teología de la Liberación.

Lula y los rumores

En el último minuto, las elecciones brasileñas se han topado con la religión. El frente de batalla de Internet está lleno de ataques a Rousseff por estar a favor del aborto y del matrimonio gay, por ejemplo. Y más: corre una supuesta declaración suya en la que afirma que su victoria no la para ni Jesucristo.

Por eso desde hace varios días sus estrategas de campaña han apurado la publicación de videos y declaraciones de líderes religiosos que la apoyan.

Y hoy la candidata se reúne con varias decenas de pastores y curas. Incluso la conferencia de los obispos brasileños envía un representante. Según el comité de campaña de Rousseff, los jerarcas religiosos firman una carta en la que repudian los rumores crueles y mentirosos divulgados en Internet contra la candidata.

Por si hubiera dudas de la dimensión que el cuarto de guerra de Rousseff le da al asunto, el presidente Lula se lanza en un espot de televisión: Sucede con Dilma lo que conmigo en el pasado. Lula se refiere al submundo de la política que lanzó rumores de que él iba a cerrar las iglesias y cambiar los colores de la bandera. “Gané las elecciones ¿y qué aconteció? Más libertad religiosa, más respeto a la vida, más democracia…”

Si Dios quiere, voy a ir al segundo turno, dice a cada rato la candidata Marina Silva.

Pero los más influyentes líderes evangélicos se deslindaron de su candidatura desde el comienzo.

Hoy, buena parte de ellos se reúnen con Rousseff en Brasilia. Tras el encuentro, el presidente del Consejo Nacional de Pastores de Brasil, obispo Manuel Ferreira, va mucho más allá que Marina Silva: para que siga el cambio que Brasil precisa, dice, Dilma es un instrumento de Dios y del presidente Lula.