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Cristina Barros y Marco Buenrostro le dedican sendas conferencias

Persiste una injusta campaña de desprestigio contra el pulque

Intereses ecónomicos han difundido que es una bebida antihigiénica; pero los españoles le pusieron ese nombre porque deriva de pulcro, explicaron

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Buenrostro y Barros hablaron en un ciclo que es parte de la exposición El maguey, símbolo de identidad nacional, que se realiza desde el 14 de septiembre y culmina el 9 de eneroFoto de Promotora Cultural Fernando Gamboa AC
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de octubre de 2010, p. a12

Conocedores profundos de la enorme importancia cultural, histórica, social y económica de la planta del maguey –árbol de las maravillas, le llamaron los cronistas coloniales por sus muy diversos usos y derivados– y de uno de sus más preciados productos, el pulque, los investigadores y promotores culturales Cristina Barros y Marco Buenrostro reafirmaron que hay una embestida contra lo mexicano; desde hace décadas se ha montado una injusta campaña de desprestigio contra la blanca bebida.

Pero también agregaron: No nos conocemos como mexicanos, no conocemos nuestros valores. Insistimos en que la gran mayoría de los mexicanos somos mestizos. Y así es, pero con profunda raíz cultural indígena.

Por ejemplo, en el desprestigio contra el pulque como bebida antihigiénica han colaborado fuertes intereses económicos y errores de las autoridades, aunque también la desinformación de los mexicanos. La paradoja es que los españoles le pusieron a esa bebida blanca pulque, palabra derivada de pulcro, delicado y aseado.

Esencial en la vida cotidiana

Durante dos amplias conferencias en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, los especialistas dijeron que nos han cambiado la cerveza por el pulque, y aunque la primera también es sabrosa y buena para el estómago, el segundo tiene más cualidades nutricionales y una historia profunda y ancestral, que se remonta al origen de lo que somos como cultura.

En la época prehispánica, abundaron, el octli o pulque era una bebida sagrada utilizada en ceremonias de gran trascendencia. En la Colonia, el siglo XIX y parte del XX, el pulque era parte esencial de la vida cotidiana. Se decía ir al pulque, y era como decir ir a las tortillas.

Buenrostro y Barros hablaron el mediodía del sábado en un ciclo de conferencias, parte de la exposición El maguey, símbolo de identidad nacional, que desde el 14 de septiembre y hasta el 9 de enero se presenta en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo.

La sola imagen del maguey, su grandeza y su generosidad, debió influir sin duda para que nuestros antepasados, los antiguos mexicanos, la veneraran como a una de las plantas sagradas, dijeron.

Ambos hicieron un amplio recorrido por las diversas temáticas del maguey (Buenrostro) y del pulque (Barros): ritualidad, historia, diversidad biológica, designación diversa en lenguas indígenas y regiones del país, usos gastronómicos, domésticos (hasta para techos y leña), industriales, medicinales, aspectos económicos y como patrimonios culturales que deben reivindicarse.

Los mexicanos, expusieron Cristina Barros y Marco Buenrostro, debemos conocer lo propio para sentirnos orgullosos de ello, valorarlo, protegerlo y difundirlo con el fin de que no se pierda, y así se esfume también la identidad que nos distingue en el mundo.