jornada
letraese

Número 171
Jueves 7 de Octubre
de 2010



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate


 

Osteoporosis, frecuente
en personas con VIH

Derek Thaczuk*

Hace años, la gente con VIH comenzó a notar que sus huesos se rompían de manera sospechosamente frecuente. Los estudios pronto confirmaron que la osteoporosis –el adelgazamiento de los huesos tradicionalmente asociado con mujeres después de la menopausia– era de hecho común entre las personas con el virus.
Los huesos son el andamio del cuerpo, un sistema de soporte rígido que contiene y protege los órganos y tejidos más delicados. Aunque están mayormente compuestos por calcio y otros minerales, también son órganos vivos. Como la mayoría de los órganos, están en constante renovación; los componentes de los que están hechos se construyen y se erosionan simultáneamente.
En un adulto saludable, el desarrollo y el desgaste están más o menos equilibrados. No obstante, la masa ósea se reduce lentamente conforme avanza la edad, pero algunas veces la tasa de desgaste sobrepasa por mucho a la de reemplazo, por lo que los minerales del hueso se erosionan mucho más rápido al paso del tiempo. Una parte importante de la densidad mineral ósea (DMO) puede perderse sin suponer un riesgo significativo de fractura, esta moderada pérdida de DMO se llama osteopenia. Si la pérdida continúa, los huesos se vuelven porosos, esponjosos, frágiles y se rompen fácilmente; esta es una condición más seria conocida como osteoporosis. Los síntomas de la pérdida de densidad ósea apenas se notan, cuando menos en las etapas tempranas, y pueden pasarse por alto hasta que algún hueso se rompe.
En la población general, la osteoporosis es más frecuente en mujeres que ya han pasado la menopausia. Diversos estudios han encontrado que la osteoporosis también es común entre los hombres con VIH de todas las edades, así como en algunas mujeres jóvenes VIH positivas.
En 2006, Todd Brown y su equipo de la Universidad Johns Hopkins combinó datos de once estudios pequeños en Estados Unidos. Este análisis encontró osteoporosis en 15 por ciento de los participantes VIH positivos: 3.5 veces la tasa en población similar, VIH negativa. Los investigadores notaron que las tasas de pérdida de masa ósea que se ven en hombres con VIH de alrededor de 40 años son muy similares a las tasas en mujeres de entre 55 y 75 años de edad. Otros estudios han producido estimaciones más altas y más bajas de las tasas de osteoporosis, posiblemente debido a las variaciones entre los grupos de estudio, pero un dato es consistente: la osteopenia, por lo menos, es extremadamente común entre personas con VIH, pues está presente en la mitad de los participantes en los estudios.

¿Quién tiene más riesgo?
Se conocen muchos factores que aumentan el riesgo de osteoporosis en mujeres mayores, y muchos de ellos se aplican también a las personas con VIH. Estudios han fundamentado que los factores de riesgo “tradicionales”, como fumar, el alto consumo de alcohol, el peso bajo y los niveles bajos de testosterona, incrementan el riesgo de pérdida ósea en la gente con VIH, y el riesgo se incrementa con la edad.
Cuando menos en un estudio reciente, después de un cuidadoso conteo de los efectos en la masa corporal y otros factores, se encontró que el simple hecho de ser VIH positivo hace las fracturas 40 por ciento más frecuentes, cuando menos en los hombres. En mujeres, el VIH parece ser un factor de riesgo adicional para la pérdida de masa ósea después de la menopausia.

¿Qué puedo hacer?
Las recomendaciones para tratar o evitar la pérdida de DMO están basadas en muchos años de experiencia tratando osteoporosis en mujeres mayores. Las bases son: cuidar la dieta, hacer ejercicio y atender los factores secundarios.
Como el calcio y la vitamina D son esenciales para la formación de los huesos, las personas en riesgo de pérdida ósea deben asegurarse de consumir ambos. Muchos alimentos son ricos en calcio, incluyendo la leche y otros productos lácteos, los vegetales de hojas verdes como el brócoli, las semillas como el frijol y la soya, las nueces y muchos tipos de pescados como salmón y sardinas. La vitamina D se encuentra en los huevos y en alimentos especialmente fortificados, como los cereales para el desayuno. No obstante, para garantizar las cantidades adecuadas se debe considerar tomar suplementos, particularmente si la dieta no incluye varios de estos alimentos.


* Versión traducida y editada del artículo “Skeleton key: a guide to HIV-related bone loss”, publicado en la revista NAM no. 196, mayo 2010.

 

 

SU B I R