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El favorito es Vladimir Resin, ex mano derecha del edil cesado

Seguro dedazo de Medvediev y Putin para nominar al candidato a alcalde de Moscú
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 8 de octubre de 2010, p. 26

Moscú, 7 de octubre. Por más apariencias de procedimiento que se guarden, el nuevo alcalde de Moscú, en lugar de Yuri Luzhkov, destituido hace poco tras 18 años en el cargo, será un nombramiento consensuado por dos personas, y nadie más, el presidente Dimitri Medvediev y el primer ministro Vladimir Putin, el tándem gobernante en Rusia.

En otras palabras, la supuesta facultad del partido con mayoría parlamentaria en esta capital, Rusia Unida, de someter a consideración del titular del Kremlin tres o cuatro candidatos a alcalde, en reunión prevista en principio para el próximo sábado, interesa sólo porque entre los propuestos estará el elegido por Medvediev y Putin.

Y no es fácil encontrar un alcalde de Moscú que satisfaga a ambos, cuando no se ha resuelto quién de los dos será postulado por el mismo partido como candidato en las elecciones presidenciales de 2012, al margen de qué Putin ya se vea como tal y que el entorno de Medvediev crea que todavía es posible revertirlo.

Tampoco es sencillo, a un año de las parlamentarias en Moscú, encomendar a un extraño manejar, con la misma eficacia que lo hizo Luzhkov, la red de complicidades en la capital que permitió a Rusia Unida obtener –mediante un insultante fraude masivo, según denunció la oposición– 91 por ciento de los votos en las legislativas anteriores de octubre de 2009.

Con más de 7 millones de votos en juego en Moscú, que junto con los de San Petersburgo y las más grandes entidades de la federación, son necesarios para dar legitimidad a quien ocupe el Kremlin dentro de dos años, cobra fuerza la versión de que Medvediev y Putin son conscientes de que sólo un miembro del equipo de Luzhkov podría garantizar el éxito de la maquinaria electoral en la capital que, en las últimas legislativas, obró el milagro de dar a Rusia Unida 32 de los 35 escaños de la Duma urbana.

En ese sentido, las filtraciones interesadas apuntan a que el actual encargado del despacho en funciones, Vladimir Resin, reúne el perfil perfecto para ejercer una suerte de alcalde de transición que, al cabo de dos años, dejaría el cargo por razones de edad y tendría una jubilación con honores.

Hecha por Resin la tarea que no quiso hacer Luzhkov, el siguiente presidente de Rusia –Putin o Medvediev– tendría campo libre para designar a quien le venga en gana como alcalde de Moscú, con otra misión prioritaria: desmembrar el imperio económico que creó Luzhkov a través de su esposa, Elena Baturina, la mujer más rica de Rusia.

Aunque muchos lo consideran un tránsfuga, por no decir traidor a Luzhkov, Resin parece no preocuparse por ello y sigue emprendiendo ostensibles pasos para distanciarse de su anterior jefe y amigo.

Varias decisiones controvertidas de Luzhkov, que provocaron fuerte rechazo de los moscovitas, ya fueron anuladas o puestas en entredicho por Resin, como si él no hubiera tenido parte de responsabilidad en las mismas como segundo en la jerarquía de la alcaldía de Moscú.

Así Resin, entre otras sonadas medidas, ordenó suspender la construcción de una bodega de un museo enfrente del Kremlin, cesó a varios funcionarios identificados con el anterior alcalde y propuso desmontar y trasladar a otro sitio el monumento a Pedro el Grande, que muchos moscovitas consideran una gigantesca muestra de mal gusto.

Sin admitirlo abiertamente, Resin dio a entender que él es el tapado. Por supuesto, todo puede cambiar, pero –de no ser él finalmente el designado por Medvediev y Putin– pasará a la historia como el frustrado candidato a alcalde de Moscú que, a los 74 años de edad, solicitó ser admitido como militante de Rusia Unida, petición que ayer se formalizó en toda regla.