Opinión
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Penultimátum

Discrecionalidad de Maciel

S

i en verdad quieren frenar la evasión fiscal y otros delitos, bien harían las autoridades de varios países en hurgar en las finanzas del Grupo Integer, el holding que funciona como eje de las finanzas y las obras de los Legionarios de Cristo y el Movimiento Regnum Christi en el mundo. Se trata de 32 mil millones de dólares. Del manejo de esa elevada suma de dinero parecen no saber las autoridades hacendarias de los países en que ese movimiento tiene poder. Ignorancia que comparten los más cercanos colaboradores del padre Marcial Maciel, fundador de la legión.

Estos últimos dicen que Maciel dispuso de ese dinero con total discrecionalidad. Así lo afirma Álvaro Corcuera, el sacerdote que lo remplazó en 2005, cuando el Vaticano decidió retirarlo de la vida eclesial. Corcuera sostiene que era imposible entrar en la vida de Maciel, reservado en extremo, y quien tomaba todas las decisiones de la orden sin consultar a nadie. Ninguno de sus colaboradores de confianza se atrevió nunca a preguntarle sobre las finanzas de los legionarios, sobre sus frecuentes y lujosos viajes. Era un santo y uno de sus milagros, probado, fue ocultar a sus hijos y a, por lo menos, dos mujeres. Con ellos viajaba en medio de lujos. A una y a su hija les dejó cuantiosa herencia, mientras otra mujer y sus hijos demandan ahora una pequeñísima parte de la fortuna que amasó Maciel.

Dicen sus cercanos colaboradores que nunca sospecharon que esas mujeres y esos hijos fueran del santo fundador. Pero la prensa publicó fotos de una visita de Maciel a su tierra natal, Cotija, acompañado de una de sus mujeres, su hija y el rector de la Universidad Anáhuac, la más importante de los legionarios.

Tampoco se enteró de los malos pasos del fundador otro de sus hombres de confianza, el padre Luis Garza Medina, vicario general de la congregación y perteneciente a la familia Garza Sada, propietaria del Grupo Alfa. Y muchísimo menos los políticos y empresarios que en México y España respaldaron con medidas y dinero la enorme empresa que levantó Maciel de la nada. Los que lo convirtieron en guía espiritual de sus hijos, de sus familias. Entre ellos, secretarios de Estado responsables de evitar la evasión fiscal.

La gran disputa del Vaticano con los legionarios es, primero, por el control del dinero, saber a cuánto asciende y dónde se encuentra. Máxime ahora que la fiscalía de Roma acusa al banco del Vaticano de ocultar el nombre de los dueños de una misteriosa cuenta en la que hay 30 millones de dólares, que la autoridad ya incautó. Todo apunta a lavado de dinero. Luego está la renovación moral del imperio creado por Maciel: 15 universidades, 177 colegios, más de 3 mil sacerdotes, el millar de mujeres consagradas. Lograr esa renovación exige deshacerse de los que nunca supieron nada.