Cultura
Ver día anteriorDomingo 10 de octubre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Rosa María Robles presenta Navajas en Centro Lam, de La Habana

Artista derrama su sangre para expresarse sobre la narcoviolencia

Antes usaba cobijas de asesinatos reales

No soy ninguna embajadora ni me interesa dar una buena imagen de México, señaló la sinaloense

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 10 de octubre de 2010, p. 4

La Habana, 8 de octubre. Rosa María Robles se pone en cuclillas sobre una sábana y la pinta con su sangre, para abrir las puertas de Navajas: instalaciones, fotos y videos, en gran parte inspirados en la narcoviolencia en México.

La artista mexicana (Culiacán, 1963) inaugura la muestra con un performance. En el segundo piso del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, dos médicos de un policlínico de La Habana Vieja le sacan 600 mililitros de sangre, más o menos la cantidad que entrega un donante voluntario.

Al terminar de subir la escalera, el público se lleva la sorpresa y se apretuja. Robles recibe su sangre en una bolsa de hospital, la vierte en una bacinica y desde ahí la extiende sobre la sábana, para formar una siniestra alfombra roja, justo en la entrada de la primera sala. Hay quien voltea la cara o se retira con el gesto agrio, rechazando las sugerencias que brotan de la escena. Decenas de cámaras y celulares brillan sobre la masa compacta de cabezas. Más tarde, hay quien siente repugnancia por pisar la mancha y entra a la exposición de lado.

Hay muchas cosas de las que estoy orgullosa de mi país, dice Robles a La Jornada, horas antes de su presentación. Pero no soy ninguna embajadora de buena voluntad. No me interesa ir por el mundo dando una buena imagen de México. Tenemos que ser autocríticos y hablar de nuestra realidad, aunque ya sé que es muy difícil que un país sea autocrítico.

El performance es una réplica al episodio inaugural de la muestra (Culiacán, 2007). La Procuraduría General de Justicia de Sinaloa pidió a la artista que entregara ocho cobijas que se habían utilizado en asesinatos y que tomó para una instalación. Ahora la artista escribe en una pared del Centro Lam: En virtud de que no se me permite exhibir sangre de personas asesinadas en México, dejo aquí mi sangre para plantar una reflexión sobre la creciente violencia y el doloroso silencio con que nuestra sociedad lo enfrenta.

Puertas cerradas

¿Legalizar es solución? Robles cree que el punto es definir qué se legaliza. El problema no es la mariguana. Podría servir en algún aspecto legalizarla, pero lo grave está en las drogas fuertes. De cocaína para arriba. Heroína y las químicas. Pero no he escuchado sobre esto. Mira otra clave en la posición hipócrita de Estados Unidos, por su consumo y su venta libre de armas. En México veo temor por la situación, pero no parálisis, dice la artista. La gente está como esperando algo, no sé qué. Hay una expectativa mientras sigue la lucha contra la violencia, que todos vemos que ha generado más violencia.

Foto
Además del performance exhibe instalaciones, fotografías y videosFoto Gerardo Arreola

Antes de montarse en la capital de México, Navajas salió del país, porque en el Distrito Federal ningún museo le ha abierto las puertas. La autora explica que ha hecho varios intentos. El más reciente, con Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, pero hasta ahora no tiene respuesta.

En La Habana, donde la muestra llegó patrocinada por el Instituto Sinaloense de Cultura, hay dos estrenos. Uno es el autorretrato de tamaño natural El Ángel de la Independencia (2010): con el torso desnudo, pintado de dorado y con alas de avestruz disecada, Rosa María lleva como falda una cobija, auténtica de una persona asesinada y encobijada en Sinaloa; una pistola en la mano derecha, y un paquete de droga en la izquierda.

Un segundo estreno es La corona de la Iglesia (2010), instalación con dos imágenes del Vaticano en los costados y una mitra en el centro, en la que se amontonan consoladores de hule. Golpe directo a la pederastia.

Robles escoge la cobija como icono de la narcoviolencia. Así queda alfombrado el camino desde la entrada del museo hasta la exposición, en una tétrica referencia a la alfombra roja de la farándula. ¿Por qué una inocente pieza de la vida doméstica se ha convertido en código siniestro? Ella cree que hay dos interpretaciones: una es que un cadáver se encobija para impedir que la sangre impregne al vehículo en el que se lo llevan; otra, que es el mensaje que confirma el cumplimiento de una amenaza.

Navajas incluye piezas disecadas de avestruz en distintos formatos. La autora dice que la piel de ese animal es muy apreciada en la vestimenta de los narcos y en Sinaloa llegaron a prosperar criaderos. Una instalación es una mesa de comedor, cuyo mantel son periódicos de cualquier fecha, todos con reseñas de violencia.

Robles tiene una añeja relación con Cuba. Vino a la tercera Bienal de La Habana (1989), pasó meses viendo la isla tras el derrumbe soviético y ha vuelto con frecuencia. Para su exhibición aquí, Navajas tuvo sus propios contratiempos. La salida de México y el ingreso a la isla de la taxidermia consumió trámites prolongados. Luego, la carga quedó atrapada en Veracruz, por un temporal. Hubo planes para inaugurar en varias fechas de septiembre, pero la definitiva fue este jueves 7 de octubre, cuando se abrió con casi una hora de retraso. La exposición sólo se quedará tres semanas en el Lam.