Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 10 de octubre de 2010 Num: 814

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El Hamlet de Nekrosius
JUAN MANUEL GARCÍA

70 con John Lennon,
30 sin la Morsa

ALONSO ARREOLA

No elegía
RICARDO YÁÑEZ

El hombre que veía rodar las ruedas
PABLO ESPINOSA

John Lennon: karma instantáneo
ANTONIO VALLE

Duhamel y la santidad cotidiana
RICARDO GUZMÁN WOLFFER

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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LA VALENTÍA DE LYDIA CACHO

GERARDO BUSTAMANTE BERMÚDEZ


Esclavas del poder. Un viaje al corazón de la trata sexual
de mujeres y niñas en el mundo,

Lydia Cacho,
prólogo de Roberto Saviano,
Grijalbo,
México, 2010.

Si el libro Guinness de récords tomara en cuenta la valentía con la que se conducen muchos periodistas mexicanos que hacen periodismo de investigación, sin duda Lydia Cacho encabezaría la lista. Después de hacerse famosa por sus acuciosas investigaciones que dieron como resultado su libro Los demonios del Edén, la autora siguió combinando su labor como defensora de derechos humanos y la escritura. Ambas actividades se complementan, pues el ejercicio periodístico es un discurso que se hace público para que la sociedad pueda conocer los abusos de autoridad, las violaciones a los derechos humanos, así como la trata de personas, la pobreza extrema y toda una serie de injusticias que Lydia hace visibles con gran valentía.

Todos los periodistas comprometidos saben que enfrentarse a las mafias y a los gobiernos corruptos a través de la denuncia es muy riesgoso, pero Lydia Cacho enfrenta esas adversidades. Su impotencia es mayor, por eso habla, expone su vida, vive entre amenazas y calumnias, y su lucha no termina. Gracias a Lydia Cacho los mexicanos podemos estar más atentos a temas como la prostitución infantil, la trata de personas, la violencia y las violaciones sexuales.

En éste, su más reciente libro, Cacho investiga y documenta cómo es que las mafias internacionales hacen negocios multimillonarios con las necesidades de mujeres y niñas que son vendidas en el mercado negro sin que las autoridades puedan actuar. Turquía, Japón, Camboya, Israel, Palestina, Rumania, Cuba, Guatemala, Argentina y México son sólo algunos de los espacios a los que la periodista ingresa, conversa con autoridades –la mayoría de las veces negligentes y corruptas–, busca a las víctimas para platicar con ellas, incluso es capaz de ingresar a los bares o lugares de encuentro en los que se comercia con la dignidad de las mujeres. La autora consulta materiales impresos sobre el tema, los combina con sus entrevistas y diarios de viaje con el fin de trazar la ruta internacional por la que niñas y mujeres jóvenes cruzan fronteras para ingresar al mercado del sexo y vivir el horror.

Este libro desenmascara la corrupción política internacional y surge como un testimonio crudo de las tragedias de mujeres victimizadas. Afirma Cacho: “Yo crecí en la ciudad de México, en un barrio de clase media baja. Ya desde niña descubrí las condiciones en las que viven los desposeídos de mi país por lo que la pobreza nunca me fue ajena.” Con esta declaración, el ejercicio periodístico se instaura como una contribución útil y valiente; la conciencia social pide ser dada a conocer a través del don de la investigación seria y la palabra escrita.


CARBALLIDO AB OVO

RAÚL OLVERA MIJARES


Teatro,
Emilio Carballido,
FCE,
México, 2009.

Cincuenta años se extienden entre la primera edición en Letras Mexicanas (1960) y la última reimpresión en la Colección Popular (2009) del volumen Teatro, de Emilio Carballido. Dada su amplia trayectoria tanto escénica como pedagógica, pocas cosas nuevas pueden decirse acerca del autor. Cuatro piezas del período temprano de su producción, todas con tintes de comedia, aparecen en el libro. Rosalba y los llaveros (1950), El día que se soltaron los leones (1957), El relojero de Córdoba (1958) y Medusa (1958) fueron representadas y varias de ellas premiadas. Salvador Novo puso en escena en el Palacio de Bellas Artes Rosalba y los llaveros, comedia en tres actos, la obra más extensa y ampliamente conocida del volumen, que le valió al autor algo así como su consagración pública. El día que se soltaron los leones, farsa en tres jornadas, se estrenó en La Habana bajo los auspicios de Casa de las Américas. El relojero de Córdoba, comedia en dos jornadas, sería distinguida con el premio de los críticos no asociados por ser la mejor obra de 1960. Medusa, tragicomedia en cinco actos, se puso por primera vez en escena traducida al inglés en la Universidad de Cornell en 1966, ganando luego un concurso para representarse en el marco de los festejos por los Juegos Olímpicos de 1968, habiendo obtenido antes los premios Juan Ruiz de Alarcón y Nacional de Arte de La Habana.

Novelista, cuentista, crítico, guionista cinematográfico y maestro de arte dramático, Emilio Carballido (1925-2008) pasará a la historia fundamentalmente como dramaturgo, habiendo sido discípulo de Celestino Gorostiza, Xavier Villaurrutia y Rodolfo Usigli. A lo largo de sesenta años de producción dramática, la obra de Carballido creció en volumen y variedad. Una serie de géneros, formatos y tendencias experimentales fueron incorporándose a su obra. El realismo, entendido como una observación atenta de las situaciones que se verifican cada día, es una constante en el trabajo de Carballido. Su manejo del lenguaje que siempre quiso acercarse a la coloquialidad va ganando efecto hasta llegar al minimalismo y la fuerza que tienen tantas piezas breves de D.F. 52 obras en un acto (FCE, 2006).

En estas primeras obras, en cambio, se nota en cuanto a los ambientes una oscilación entre su natal Veracruz (Rosalba y los llaveros está ubicada en Otatitlán, mientras El relojero de Córdoba lo está en la ciudad del mismo nombre) y otros lugares más grandes o universales (El día que se soltaron los leones en el zoológico de Chapultepec en Ciudad de México y Medusa en la Grecia clásica). La comedia española de enredos y la comedia francesa ligera con tintes cultos, a la manera de Giraudoux, Cocteau o Ionesco (aunque más de lejos), parecen ser los pivotes sobre los que descansa la técnica. El lenguaje tiene mucho de funcional aunque también de acartonado. Las convenciones morales y las costumbres han variado un poco respecto de ese México de los cincuenta.


EN BUSCA DEL PADRE PERDIDO

ANTONIO SORIA


Telemaquia,
Enrique Alfaro Llarena,
Editorial Terracota,
México, 2010.

Lo dice Paul Stephenson, o lo que es lo mismo, el narrador y protagonista de esta novela: hay “una larga lista con títulos de libros y de películas relacionados con el síndrome”. La enfermedad a la que alude es la que él ha bautizado como “síndrome de Telémaco”, y su principal o prácticamente exclusiva sintomatología consiste en la búsqueda del padre ausente.

Por derecho propio y voluntad manifiesta de dicho narrador-protagonista, pero evidentemente también por deseo de Enrique Alfaro, autor de esta breve novela, Telemaquia es un nuevo eslabón que hace más larga una cadena de la que forman parte no pocos hitos literarios, sin ir más lejos en la exploración de las disciplinas artísticas, y anótense en la lista, entre infinidad de ejemplos, La invención de la soledad, de Paul Auster, Pedro Páramo, de Juan Rulfo, Los hijos del capitán Grant, de Julio Verne, así como textos de Sebald, Moravia, Heródoto, Ovidio y, desde luego, Homero, como bien debe saber todo aquel que se ha regalado a sí mismo el placer inacabable de leer la Odisea, al principio de la cual se cuentan los pasos de Telémaco en busca de Ulises, su padre ausente.

No hay época –y la actual difícilmente podría ser la excepción– que no abunde en rupturas, voluntarias o no, inmotivadas o no, inevitables o no, de lo que da en llamarse familia nuclear, es decir aquella compuesta por el padre, la madre y la progenie. Por consiguiente, como lo vive y (se) lo explica el profesor de liceo Paul Stephenson, tras enterarse de la muerte de su padre, tampoco hay edad literaria infecunda al respecto. De hecho, concluye él, ya metido hasta los codos en la hechura de lo que ha bautizado como Libro de Bitácora del Proyecto Telemaquia, es precisamente eso, búsquedas del padre en todas sus posibles variantes, lo que más abocada a narrar está la que según su consideración es “la gran literatura”. El de Stephenson –y quizás habría que decir, más directamente, el de Alfaro– es, entonces, un plan tan desaforado como inagotable, desde el punto en que él mismo reconoce la universalidad del tema o, para decirlo con sus palabras, “del síndrome”.

Verdadera razón, actancia más o menos velada o confesa de discursos literarios que a un mismo tiempo funcionan para Stephenson-Alfaro como inspiración y como reconocimiento de sus propios límites, la búsqueda del padre, la telemaquia, en la novela es enunciada como tal, es definida y poco más, ya que el protagonista se declara inicialmente refractario incluso al mero hecho de pensar en su padre recién muerto, si bien las dudas que confiesa tener respecto de sus propios sentimientos, van cediendo ante lo que Stephens, metódico hasta lo glacial, trasmuta en acto; pero en acto pasivo, si cabe el oxímoron: lo suyo es la reflexión solitaria, la cavilación prolongada, ya no el desplazamiento realmente telemáquico, por la poderosa razón de que veinte años atrás lo llevó a cabo y el resultado fue, para todos los efectos, la primera y más auténtica muerte de Joseph Stephenson, “un hombre que murió poco a poco a fuerza de ausencia, silencio y olvido y ahora volvía de cuerpo presente”, mismo que en su oportunidad le dejara bien claro su rechazo a poner en práctica una paternidad apenas ejercida en un pasado neblinoso.

Centenar de páginas que se dejan muy bien leer de un tirón, esta novela es la relatoría de un viaje no físico sino intelectual y emocional de alguien que, como tantos hoy, va en busca de su padre, vale decir de su origen y, con éste, de su identidad.



Los espejos de Anaclara,
Mercedes Calvo,
Fernando Vilela (ilustrador),
Fondo de Cultura Económica/Fundación para las Letras Mexicanas,
México, 2009.

Este libro obtuvo en 2008 el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños, cuyo jurado estuvo compuesto por María Baranda, Carlos Pellicer López y Pedro Villar. El volumen, que conjunta con armonía la letra y la imagen, felizmente no indica ninguna limitante de edad –dato que suele acompañar a las ediciones para niños–, y ha gozado de distribución internacional. Va una muestra mínima del contenido: “Tras su traje transparente/ ¡tan real!/ lo aparente me hace un guiño/ de cristal.”





Cuerpo de amor/Magnificat: un encuentro con María/La carne de los ángeles,
Alda Merini,
Vaso Roto Ediciones,
España, 2009.

Estos volúmenes componen una trilogía que permite al lector acercarse, con la mínima amplitud que se requiere, al rico y vasto corpus poético de la italiana Merini, fallecida apenas el año pasado poco antes de cumplir las ocho décadas de vida. Traducida por Jeannette L. Clariond, la poesía de Merini conserva en el español –y especialmente en esta edición bilingüe– el áurea mística que emparenta a la italiana con lo mejor de una larga y antigua tradición de poesía imbuida o perteneciente al espíritu religioso, particularmente el cristiano.