Opinión
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Penultimátum

Historia pendiente de escribirse

U

n inmenso cartel con una bella joven vestida a la moda de finales del siglo XIX engalanó varios días las avenidas, estaciones del Metro y otros sitios concurridos de París. Era el anuncio de una serie a la que antes de proyectarse algunos críticos le auguraron poco éxito: Maison Close (Casa de citas). Tres años de trabajo y paciencia se necesitaron para concluir los ocho episodios que la integran, ahora obtiene elevado rating en Canal Plus, uno de los más prestigiosos de Francia. Basada en una idea original del productor Jacques Ouaniche, la serie mete a los televidentes en el universo de un burdel de lujo llamado Le Paradis en el París de finales del siglo XIX. Allí tres mujeres tratan de escapar de la servidumbre y emanciparse de la dominación de los hombres.

Hasta hoy nuestras series evocan situaciones y personajes muy actuales, sin embargo la televisión tiene que abrirse a otros géneros y épocas, dice Fabrice de Lapatelliere, responsable de las series de ficción en el citado canal. Este primer fruto de abordar temas relacionados con el pasado es un éxito de audiencia y crítica. Y es que, aunque la acción se desarrolla en el siglo XIX, Maison Close hace gala de modernidad y frescura sin precedente en la televisión francesa. No extraña entonces que la serie la adquieran las televisoras de otros países en vez de recurrir a la copia facilona del tema.

Además, porque el guión y los diálogos entre los protagonistas evocan los códigos del folletín histórico tradicional, que consagraron los grandes novelistas del siglo XIX. México no fue ajeno a ese género tan popular. Todo se conjuga para aportar una visión documentada de la realidad de los burdeles y la prostitución de entonces, tarea en la cual jugó un papel importante el historiador Jacques Rougerie, especialista en esa época. Moderna, histórica, sorprendente, seductora, Maison Close nuevamente demuestra que la calidad no está reñida con la televisión.

También en México hemos tenido nuestras Maison Close. La más recordada, la de Graciela Olmos, La Bandida, tolerada por funcionarios y políticos, sus más asiduos concurrentes. Un libro con fotos de hace un siglo: La casa de citas en el barrio galante, de Ava Vargas, es testimonio de las mujeres dedicadas a ese oficio en el México de hace una centuria. Se editó inicialmente en Estados Unidos y luego por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, cuando Eugenia Meyer era directora de Publicaciones.

El libro es una bella muestra de cuerpos femeninos conjugados en un entorno de lujo y retratados en los palacetes de la oligarquía porfirista, copia de los modelos que vieron en París. Vargas compró las fotos (unas cien) al anticuario Raúl Kamiffer. Pero la historia de nuestras Maison Close todavía no se escribe.