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Lugareños buscaban sacar de calles y patios agua encharcada por lluvias

En riesgo de fraccionarse playa en Nayarit, tras apertura de zanjas
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La playa El Novillero, ubicada en Tecuala, amenaza con dividirse y perder de dos a cuatro kilómetros de extensión, alertaron autoridades municipalesFoto Leo Betancourt
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 24 de octubre de 2010, p. 32

Tecuala, Nay.. 23 de octubre. La iniciativa de habitantes de El Novillero, municipio de Tecuala, de abrir 20 zanjas en la arena para sacar el agua encharcada de las calles y los patios provocada por las lluvias, amenaza con fraccionar la que es considerada la playa más grande de Latinoamérica, con 84 kilómetros de extensión.

La primera zanja de cuatro metros de ancho y poca profundidad fue abierta el pasado 8 de septiembre; la sorpresa fue que al día siguiente el mar amplió a 10 metros el hoyo y lo ahondó; sin embargo vecinos siguieron abriendo surcos, para un total de 20. El más grande mide casi 80 metros de ancho y tiene entre 4 y 5 metros de profundidad.

El alcalde de Tecuala, Alberto Parra Grave, precisó que la situación pone también en riesgo una carretera recientemente construida, cuya inversión estatal fue de 80 millones de pesos, y comunica a esta localidad con Palmar de Cuautla, municipio de Santiago Ixcuintla, mismo que desde hace años enfrenta una difícil situación con el constante avance del mar hacia el interior del pueblo.

Parra Grave mencionó que una de las zanjas ya fue tapada, pero se gastaron 40 mil pesos sólo para el diesel de la maquinaria del ayuntamiento; no obstante, dijo, es imposible que la alcaldía costee el rellenado de las surcos, además de en los días de marejadas, el mar se lleva la arena.

El delegado en Nayarit de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), David Rivera Bernal, calificó de peligrosa la situación de la playa El Novillero, pues en una revisión de autoridades estatales y federales se estimó que podrían ser hasta 6 mil metros cúbicos de arena los que se ocupen para rellenar las zanjas; el problema, añadió, es de dónde sacarla.

Una de las opciones, explicó, es el dragado del mar y otra, traer arena de otras playas nayaritas. Explicó que el problema fue que los habitantes quitaron las dunas hechas por el mar durante años y hoy las olas siguen erosionando la playa.

La preocupación es por que a más de un mes de que los tecualenses abrieron las zanjas, la playa amenaza con dividirse y perder de dos a cuatro kilómetros de extensión, y el desmoronamiento de arena está cercano a una hilera de casas.

Rivera Bernal comentó que la Semarnat aún no tiene un cálculo de la inversión que se requiere para reparar la playa, y se sabrá cuando topógrafos especialistas en la materia, acudan a hacer los muestreos necesarios para integrar un expediente y valorar los daños causados por los propios habitantes, quienes hoy están asustados de sus acciones al ver el irrefrenable avance del mar hacia sus casas y negocios.