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Han logrado recuperar 102 de 500 nietos robados en la dictadura

Abuelas de Plaza de Mayo cumplen 33 años de luchar contra la impunidad en Argentina
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 25 de octubre de 2010, p. 36

Buenos Aires, 24 de octubre. Las Abuelas de Plaza de Mayo cumplieron este fin de semana 33 años de existencia y resistencia, contra la pasada dictadura militar en su momento y contra la impunidad, logrando recuperar 102 de alrededor de 500 nietos robados entre los años 1976 y 1983, la mayoría de ellos nacidos en cautiverio, y cuyos padres están desaparecidos.

Ésta es una de la historias más dolorosas de los años del horror en que unas 30 mil personas fueron desaparecidas en este país, miles pasaron por los centros clandestinos de detención o vivieron clandestinamente en el destierro interno, mientras otros fueron al exilio externo.

Era 1977 cuando las Abuelas comenzaron a reunirse junto con las Madres de Plaza de Mayo, las mismas que en la búsqueda de sus hijos se colocaron un pañuelo-pañal en la cabeza y comenzaron sus rondas frente a la casa de gobierno desafiando a los dictadores.

En muchos casos los niños recién nacidos o muy pequeños fueron secuestrados con sus padres. Pero uno de los experimentos más siniestros que realizaron los dictadores en aquellos días fue mantener vivas, en condiciones inhumanas y desaparecidas a las jóvenes embarazadas que secuestraban por razones políticas. Permanecían en los Centros Clandestinos de Detención y cuando daban a luz, les arrebataban sus hijos y luego las desaparecían.

En todos esos años afuera en las calles, amenazadas estaban las Abuelas en su ronda eterna siguiendo cada rastro que encontraban. El viernes pasado, entre una serie de emotivos actos también recibieron una conmovedora carta de los hijos de desaparecidos, que les agradecieron que con su esfuerzo y tenacidad hayan logrado encontrar a 102 de sus nietos, a los que llaman sus hermanos.

Nosotros siempre de la mano de ellas, buscamos juntos, como lo hace toda la sociedad, a esos jóvenes que tienen entre 30 y 35 años y son hijos de desaparecidos. Entre todos tenemos que lograr que las búsquedas se transformen en encuentros, en el abrazo interminable con la familia que esperó 30 años con los recuerdos para conocer, con las historias para contar, con la verdad para ser libres dicen los Hijos.

Esta historia, escrita con los pañuelos blancos, nos habla de urgencias. Porque queremos que todas las Abuelas encuentren a sus nietos, pero el tiempo avanza para todos. Cada día que pasa es uno menos que tenemos para estar juntos, con el que podemos compartir la vida y reconstruir las familias. Lo irrecuperable no conoce de irreversibilidades. Dolidas, golpeadas, desgarradas, solas -pero con ellas-, con sus hijos e hijas desaparecidos y sabiendo que estaban siendo torturados en los cientos de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, en plena dictadura, pusieron toda su valentía en las calles y empezaron a buscar a sus nietos. Ellas, junto a las Madres, nos enseñaron a juntarnos, amucharnos, ir a la plaza, a ser compañeros. Muchas fueron doblemente madres: de sus hijos y de sus nietos. Fueron y son nuestro ejemplo de lucha, de amor, de compañerismo, valentía y rebeldía, añaden en su carta y se comprometen a no dejarlas solas y a continuar la lucha.

Una de las celebraciones centrales fue una muestra exhibida en la sede de la Televisión Pública, donde estuvieron rodeadas por todas las organizaciones humanitarias.

Me emocioné mucho, porque en esa muestra ví a varias compañeras que ya no están y eso es un dolor inmenso, pero ellas siguieron luchando hasta el último día de sus vida. Estamos más viejas, pero es increíble como estamos más fuerte porque cada nieto que encontramos justifica la lucha y el mundo cada vez se hace más solidario con nuestra causa, dijo Estela de Carlotto, presidenta de la organización.

En esa muestra hecha como homenaje a estas mujeres incansabes, que se volvieron detectives, investigadoras, que recorrieron caminos y sabiamente aprendieron de la paciencia en esa larga lucha, se ve parte del recorrido que hicieron,y la nararación de cada experiencia de restitución de los hijos de desaparecidos resulta una historia asombrosa y también como dicen los hijos recuperados son haces de luz sobre un mundo donde hay todavía quienes quieren volver a la oscuridad. Nuestra historia es un ejemplo de resistencia de estas mujeres y también de los abuelos que no cejaron nunca. Es una historia para rescatar lo mejor de la humanidad:

De Carlotto recordó que aún falta encontrar a 400 hombres o mujeres que no conocen su verdadera identidad. Por todos ellos tenemos que seguir trabajando en una causa que ya no es nuestra, es de toda una sociedad. Lo que hacemos no es sólo para cerrar estas heridas y terminar con la impunidad para siempre, sino lo hacemos como un acto de humanidad que abre la puerta a otro futuro.

Lo dice en el mismo momento en que Abuelas libra una batalla con el poder económico y mediático y los remanentes de la pasada dictadura que aún amenazan en las sombras. Pero también cuando están sentados en el banquillo de los acusados los principales responsables de ese delito de lesa humanidad en juicios que harán historia.