Opinión
Ver día anteriorDomingo 31 de octubre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde otras ciudades

El chocolate, expropiado

P

arís. En 1995 un grupo de industriales y artesanos franceses inauguró el primer Salón del Chocolate bajo una enorme carpa erigida donde cinco años mas tarde se construyó el Museo del Quai Branly (que contiene notables piezas prehispánicas de México). Tres años después tuvo lugar el Salón en el Carroussel del Louvre y desde 2004 en el Palacio de Exposiciones de la Puerta de Versalles. No sólo los visitantes se han cuadruplicado en tres lustros, sino que 14 países tienen, a partir de 2008, 22 salones de este tipo. Entre ellos Nueva York, Tokio, Moscú y para 2011 se añaden Marsella, en febrero y El Cairo, en noviembre. ¿Y México cuándo?

En la actual edición parisina, bajo el lema de Ético y Choc (jugando con el doble sentido de lo inesperado y la primera sílaba de chocolate) y con los temas orgánico, responsable y respetuoso del medio ambiente y la diversidad cultural, participaron mas de 400 artesanos, industriales, trasnacionales y exportadores. Entre los últimos, 19 países productores de cacao llevaron 148 variedades del grano, y se premiaron las 50 juzgadas aptas para la evaluación sensorial mas fina. De América ganaron Trinidad y Tobago, Jamaica, Ecuador, Colombia, y Brasil. De África, Ghana, Costa de Marfil, Madagascar y Camerún. Del sudeste asiático, Malasia, Papuasia y Nueva Guinea. ¿Y México?

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Escultura de chocolate hecha por un chef, en ParísFoto Ap

El responsable del local Lindt, de origen suizo, explicó a La Jornada que sus tabletas con chile de árbol gustan en Alemania y Suiza más que en Francia y a la inversa, el chocolate con granos de sal de mar gusta más en Francia que entre los sajones. El experto sabía que los mayas consumían el cacao con sal y chile y preguntó por qué México no exporta chocolate y sólo vende cacao de mediana calidad.

En el local CASFA, patrocinado por catalanes, donde promovían el cacao orgánico del Soconusco mexicano, explicaron que los gobiernos apostaron desde hace decenios al monocultivo por clones habiendo empobrecido las variedades del producto originario de México. (¿Sólo al producto?)

Abandonamos el glamour del desfile de moda con vestidos de chocolate pensando en las oportunidades que los mexicanos dejamos sistemáticamente a otros. Y el sabor de los chocolates que probamos es amargo.

Yuriria Iturriaga, corresponsal