Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 31 de octubre de 2010 Num: 817

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La pasión del reverendo Dimmesdale (la carta escarlata)
ROGER VILAR

Monólogos compartidos
FRANCISCO TORRES CÓRDOVA

Escritura y melancolía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

La política económica
HERNÁN GÓMEZ BRUERA

Leonard Brooks y un mural de Siqueiros
INGRID SUCKAER

Heinrich Böll y la justicia
RICARDO BADA

Relectura de un clown
RICARDO YÁÑEZ

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Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

Dramafilia
MIGUEL ÁMGEL QUEMAIN

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Leonard Brooks y un mural
de Siqueiros

Ingrid Suckaer

Este texto trata de algunas evocaciones de Leonard Brooks, quien nació en 1911 en Canadá y reside en San Miguel de Allende (Gto.) desde 1947. Fue artista naval canadiense en la segunda guerra mundial, es autor de ocho libros de arte, practica yoga, tiene un peculiar sentido del humor y divide sus días entre la creación de su abundante y variada obra plástica y la escritura e ilustración de su segundo libro sobre las “memorias” de Sir Nobbly, su gato. La fructífera vida del reconocido creador daría para innumerables pasajes, sin embargo, aquí en forma sucinta sólo se aborda su colaboración en el famoso mural poliangular Vida y obra del general Ignacio Allende, creado y dirigido por el muralista David Alfaro Siqueiros en la Escuela Universitaria de Bellas Artes, actual Centro Cultural El Nigromante, de San Miguel de Allende.

Posterior a la segunda guerra mundial, en 1946, el gobierno estadunidense creó un fondo de becas para un amplio número de estudiantes, soldados licenciados que podrían seguir en San Miguel de Allende algún plan educacional o de rehabilitación. Por entonces, la Escuela Universitaria de Bellas Artes tenía un amplio programa de actividades con gran alcance continental. Fue en esas circunstancias que Leonard Brooks y su esposa, la fotógrafa Reva Brooks, llegaron a México.

La entrevista con el nonagenario maestro se realizó en su casa-estudio y en el salón que resguarda el mural Vida y obra del general Ignacio Allende. Ahí recorrió el espacio y explicó cada una de sus partes, así como la importancia que tiene el movimiento de la vista y el cuerpo para explorar la complejidad plástica de tan importante obra pública.

Brooks narró que entre 1948 y 1949 Siqueiros fue invitado a impartir una serie de conferencias sobre el muralismo, y que al final decidió dar un curso activo de muralismo. Evocó que, además de él y Reva, en el entusiasta grupo de estudiantes se hallaban Stirling Dickinson, Ernest de Soto, Herman Greissle, David Barajas, Ken Bowman, James Pinto, Philip Stein, Jeff Sulzer, Violet McCluskey y Carl Young, entre muchos otros.

Con emoción Leonard Brooks rememoró que por aquellos años llevaba un diario donde apuntó sus observaciones sobre lo que el muralista deseaba hacer. Mostrando los bocetos y apuntes que resguardan las grandes páginas del diario explicó: “Siqueiros quería integrar la pintura a la arquitectura e indagar soluciones técnicas al dificultoso reto que representaba pintar murales dinámicos en los interiores de edificios coloniales. Vida y obra del general Ignacio Allende abarca todas las circunferencias que utilizó el arquitecto para darle forma al lugar. Aquí, en Las Monjas, ex convento del siglo XVIII y luego escuela de arte, Siqueiros nos dijo: ‘quiero pintar un mural sobre la vida de San Miguel de Allende, su historia y todo lo que le da vida. Quiero hacer un mural con base en mi teoría del espacio negativo.’”

Brooks repasó que, como parte del detallado proceso de estudio que se hizo para la elaboración del mural, se analizó la vida del héroe de la Independencia, Ignacio Allende, y se preparó una maqueta metálica que facilitaría comprender la estructura arquitectónica y sus múltiples circunferencias. Con el apoyo de la maqueta enumeró las diversas “sorpresas plásticas” a que se enfrenta el espectador si realiza el recorrido en movimiento físico y visual; en especial recomendó entrecerrar los ojos para percatarse con mayor detalle de los juegos ópticos que conlleva cada núcleo enmarcado en su respectiva circunferencia.

Leonard Brooks tiene presente que Siqueiros les pidió subirse a una escalera, dibujar un amplio número de círculos y líneas y, luego, darle forma a determinados elementos realistas que darían sensaciones distintas del espacio, dependiendo del sitio desde donde fueran observados. Explicó: “Conforme se proyectaban los círculos y las líneas, poco a poco desaparecían las esquinas y surgía la sensación de movimiento y plena continuidad; la perspectiva definía el espacio negativo y todo el lugar devenía en una enorme matriz envolvente.”

Pintado con piroxilina y resuelto técnicamente, Vida y obra del general Ignacio Allende quedó inconcluso en su aspecto iconográfico, como consecuencia de las diferencias personales que Siqueiros tuvo con Alfredo Campanella, director por aquellos días de la Escuela Universitaria de Bellas Artes. Cierto de la importancia que tuvo aquel ejercicio plástico, el muralista plasmó la experiencia colectiva en su libro Cómo se pinta un mural (1951). La actual dirección de El Nigromante, encabezada por Ernesto de la Peña Folch, está en vías de adosar la información documental para que el público pueda disfrutar a cabalidad el citado mural.