jornada


letraese

Número 172
Jueves 4 de Noviembre
de 2010




Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

opinion


Alejandro Brito

Quince años de combatividad

No era nuestra intención, el año anterior nos habíamos prometido no constituirnos en ONG porque el trabajo asistencialista enfocado a ofrecer servicios médicos, o la labor educativa encaminada a modificar cambios de comportamiento individual no nos motivaba en absoluto. Nuestra visión de la respuesta a la epidemia de VIH era otra: se necesitaba de la movilización social, y en particular de la opinión pública, para romper la inercia y morosidad burocrática de la salud pública, para enfrentar la homofobia e intolerancia de los sectores conservadores y de la jerarquía católica, para lograr que el Estado asumiera su responsabilidad en la atención cabal del problema, y para cambiar el rol de víctimas de las personas con sida a sujetos que exigen respeto a sus derechos humanos. En pocas palabras, queríamos provocar cambios sociales y no meros cambios de conducta personales. Y para lograrlo contábamos desde noviembre de 1994 con un suplemento periodístico del diario El Nacional, llamado Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana, plataforma desde la cual generamos algo de ruido mediático entorno a las sexualidades, provocamos el debate sobre las estrategias diseñadas para enfrentar la epidemia de VIH, y cuestionamos las políticas oficiales de salud y de educación sexual.
Pero rompimos nuestra promesa, y al año siguiente, en 1995, nos constituimos como asociación civil. La dinámica acelerada del VIH y la abulia oficial para enfrentarlo, nos empujaron a contrariar nuestra original determinación. Y una vez formalizada nuestra existencia, las acciones las dirigimos a denunciar los atropellos a la dignidad y los derechos humanos de las personas afectadas, a pelear por hacer realidad el derecho a la salud, a exigir mayores recursos para la prevención, a frenar las presiones de los grupos conservadores que obstaculizaban las campañas masivas de prevención, entre otras tantas acciones.
El sida nos llevó a asumir otras causas y a ampliar nuestra agenda: el combate a la homofobia, la defensa de derechos de las personas gays, lesbianas y trangénero, el impulso de los derechos sexuales de jóvenes , el reconocimiento de la diversidad de familias. La anticoncepción de emergencia, la interrupción legal del embarazo, la educación en sexualidad y la salud sexual y reproductiva también fueron temas que nos ocuparon en todo este tiempo.
Tres años después de constituidos, creamos, en 1998, una agencia especializada de noticias, NotieSe, para ampliar el impacto de nuestra labor informativa e impulsar estos temas en la agenda mediática.
Este año se cumplen quince del nacimiento de nuestra organización Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana A. C. Tres lustros de trabajo continuo han rendido frutos. Muchas de las metas que nos fijamos ya se alcanzaron. La movilización comunitaria y de la sociedad civil, de la que Letra S forma parte destacada, ha logrado avances sustanciales en el reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos, a la no discriminación y a la salud. Las instituciones del Estado, algunas a regañadientes y bajo presión, han tenido que asumir la responsabilidad que les corresponde en la garantía del ejercicio de algunos de esos derechos o en la dotación de algunos de los servicios. El avance es notable en el Distrito Federal, una urbe inclinada decididamente hacia la izquierda.
Algunos de estos avances han logrado un amplio consenso social que difícilmente pueden ser revertidos (la anticoncepción de emergencia o la promoción del uso del condón, por ejemplo), otros aún son insuficientes (la educación sexual en las escuelas) o necesitan generar un mayor consenso (la interrupción legal del embarazo o el reconocimiento de las parejas del mismo sexo). La beligerancia de la derecha conservadora aliada del oportunismo priista resultan ser el mayor peligro y el mayor obstáculo en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos.
En quince años cambiaron también las condiciones democráticas del país. La alternancia en el poder, la creación de nuevas instituciones protectoras de los derechos humanos y la apertura de espacios de representación ciudadana en la toma de decisiones públicas han suscitado una nueva coyuntura para el trabajo de la sociedad civil. En el campo del sida, los mayores recursos públicos invertidos han creado nuevas exigencias de profesionalización para las organizaciones comunitarias, que las convierte en la práctica en proveedoras de servicios al Estado.
Como organización civil esta nueva coyuntura, luego de quince años de combatividad, nos ha llevado al replanteamiento de nuestro trabajo y de nuestras metas. Es así como hemos entrado en un proceso de reflexión e indagación para definir la ruta a seguir.

 


S U B I R