Moscú, 3 de noviembre. Uno de los políticos más relevantes de la época de Boris Yeltsin, primer ministro de Rusia y fundador del consorcio Gazprom, el monopolio estatal del gas, Viktor Chernomyrdin, falleció la madrugada de hoy en el hospital clínico central de Moscú de un ataque al corazón.

Tenía 72 años, cumplidos el pasado 9 de abril, y se desempeñaba –desde el 11 de junio de 2009– como asesor del titular del Kremlin, Dimitri Medvediev, para relaciones económicas con los países de la antigua Unión Soviética.

Había sido casi 10 años embajador en la vecina y conflictiva Ucrania, y le tocó mediar en las guerras del gas entre Moscú y Kiev a inicios de 2006 y de 2009, que afectaron los suministros y el tránsito del carburante ruso a Europa.

Llegó a ese cargo, tras ser nombrado, en la primavera de 1999, representante personal del presidente de Rusia en los Balcanes. Participó activamente en las negociaciones sobre la crisis de Kosovo y el alto el fuego, y a la postre fue quien convenció al presidente yugoslavo Miroslav Milosevic de que capitulara en favor de un contingente internacional de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Como primer ministro entre 1992 y 1998, y hasta que su sucesor Vladimir Putin dijo que con los separatistas chechenos, tildados de terroristas internacionales, no se podía negociar bajo ningún concepto, Chernomyrdin salvó cientos de vidas cuando, frente a las cámaras de la televisión local, negoció con Shamil Basayev la liberación de la mayoría de rehenes en un hospital de Budionovsk.

Chernomyrdin dirigió el primer proyecto para formar un partido poscomunista de corte democrático. Hacia 1995, surgió Nuestra Casa es Rusia (NCR), que quedó en tercer lugar en las legislativas de ese año después del Partido Comunista y los ultranacionalistas.

Eran otros tiempos y los militantes de NCR, también subordinados al Kremlin, todavía no practicaban la manipulación de las campañas y la alteración de resultados que dio a Rusia Unida, el actual partido oficialista, la mayoría constitucional de dos tercios de los votos en la Duma o Cámara baja del Parlamento local.

Por su peculiar sentido del humor, pasará a la historia como autor de muchas frases que ya forman parte del vocabulario popular. Al comentar con tintes fatalistas la desastrosa reforma monetaria de 1993, dijo: Queríamos lo mejor, pero salió como siempre (mal).

Otro de sus aforismos: Para ustedes (dirigiéndose a la oposición) aquí no es acá. O también: Mejor que el vodka no hay nada peor, El gobierno no es un órgano donde se puede pasar la lengua así nomás y, uno de sus más conocidos, No hay que poner ambos huevos en una sola canasta.

Chernomyrdin, de acuerdo con el decreto firmado este miércoles por el presidente Medvediev, tendrá funerales de Estado y recibirá sepultura el siguiente viernes, en el cementerio Novodievichi, junto a la tumba de su esposa.