BUSCANDO LA VIDA; FAMILIAS BOLIVIANAS TRASNACIONALES EN ESPAÑA *

Alfonso Hinojosa **

MUCHOS ELEMENTOS LLEVAN a considerar que los recientes procesos migratorios de bolivianos y bolivianas a España responden a un nuevo esquema o patrón migratorio en la vasta tradición y experiencia de movilidad socio-espacial hacia el exterior del país. No sólo ha cambiado el destino de estos procesos migratorios sino también su composición y las condiciones materiales y subjetivas de orden internacional que los potencian. Sin embargo, y pese a considerar que nos hallamos ante un nuevo modelo de los desplazamientos poblacionales a España, hay que reconocer que éste no es comprensible sino como una continuidad de las estrategias de sobrevivencia de las sociedades andinas incorporadas como habitus y asociadas a ciertas maneras de vivir que posibilitan una mejor y más sostenible utilización de los recursos.

Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2006), en la primera mitad de la presente década, el número de migrantes latinoamericanos y caribeños se ha incrementado considerablemente: alrededor de 25 millones de personas han emigrado de su país de origen. Aunque las corrientes migratorias hacia América del Norte y Europa son las más significativas, el movimiento de personas es también muy fuerte dentro de Latinoamérica. Argentina, Brasil, Costa Rica y Venezuela son los países más atractivos para la migración interregional, que regularmente proviene de países limítrofes. No sólo en Latinoamérica la migración internacional ha cobrado mayor relevancia; según la División de Población de las Naciones Unidas, en la actualidad, el número de migrantes internacionales en el mundo asciende a casi 200 millones de personas; en este movimiento participa la gran mayoría de los países, ya sea como lugares de origen, de tránsito o de destino de los migrantes. Pero esto no es todo. El conjunto de informes, datos y proyecciones de los expertos en el tema sostiene que es muy probable que la migración internacional continúe incrementándose en los próximos decenios.

Por otra parte, en muchos países los emigrantes se han convertido en una de las principales fuentes de financiación externa mediante las remesas. Para 2005, el Banci Interaméricano de Desarrollo (BID) previó que las remesas a América Latina ascenderían a 55 mil millones de dólares, 10 mil millones más que durante 2004 y casi el doble que durante 2002. En el caso específico de Bolivia, de acuerdo a datos oficiales del propio BID, las remesas aumentaron entre 2001 y 2006 de 103 a 880 millones de dólares. Este factor hace que las miradas y preocupaciones actuales se centren casi exclusivamente en la dimensión económica del hecho, haciendo invisibles otras dimensiones sociales, como las transformaciones familiares o culturales que forman parte de realidades de mayor complejidad e interculturalidad.

Hoy día, Bolivia es vista como un país en diáspora. El crecimiento sostenido de los diversos colectivos de migrantes y su importante impacto dentro de sus fronteras obligan a considerar el caso boliviano como uno de los más significativos para el estudio de la migración internacional latinoamericana. Una parte de la explicación de estos momentos emigratorios fuertes se la puede encontrar en factores internos ligados a la idea de crisis.

El siglo se inició con la llamada “guerra del agua”. Esta hazaña que costó la vida a muchos seres humanos, en su mayoría jóvenes, fue y es asumida a escalas regional, nacional e internacional como un caso excepcional de movimiento exitoso de resistencia a la globalización y a los intereses de las trasnacionales. Sin embargo, en esa misma época, en Cochabamba y en Bolivia toda se venía gestando otra dinámica que apuntaba hacia una opción opuesta a la de las luchas políticas, una apuesta relacionada con lo que algunos autores han definido como “la transnacionalización desde abajo” (Guarnizo y Smith, 1999), mediante la inserción e intensificación de los procesos migratorios internacionales.

De manera específica, desde el año 2002 hasta abril de 2007, la región de Cochabamba ha vivido y sufrido un éxodo humano de características impactantes. Según nuestros datos, alrededor de 70 mil personas (cerca de 10% de la población) salieron del departamento con destino a España y, por primera vez en la larga trayectoria migrante de estos valles, fueron más las mujeres que los hombres. Sin embargo, el moverse hacia destinos nuevos e inciertos más allá del Atlántico no suponía iniciar de cero proyectos de tal envergadura; por el contrario, en muchos casos significa la continuación y/o el despliegue de iniciativas y propósitos anteriores que vinculan históricamente a la región con otros espacios geográficos en Argentina, Estados Unidos o Brasil. Y es que Cochabamba es desde hace muchos años el icono mayor de la migración trasnacional boliviana. Sin embargo, la experiencia actual en territorio español reporta elementos novedosos y preocupantes estrechamente vinculados al ámbito familiar y a la feminización del hecho migratorio.

Bolivia está atravesando por realidades y escenarios dinámicos, intensos y altamente impactantes relacionados con la migración internacional. Esto se traduce, en primera instancia, en reconocer la magnitud y trascendencia del hecho migratorio. Esto no sucede todavía; por ejemplo, es mínima la discusión seria sobre el tema en los medios de comunicación y en las esferas de la institucionalidad pública. En el primer caso, se limita a un tratamiento sensacionalista y dramático y, en el segundo, a un silencio preocupante. Los datos referidos a los valles de Cochabamba son sólo un botón de muestra de las realidades que acontecen en otros lugares de Bolivia. Las actuales configuraciones de los flujos poblacionales determinan que amplios sectores de la sociedad, no sólo campesinos sino sobre todo sectores urbano-populares y en un porcentaje cada vez más creciente mujeres, estén vinculados de manera directa e indirecta al hecho migratorio. Esto determina, a su vez, una nueva etapa en la migración trasnacional boliviana, caracterizada por su feminización y su magnitud demográfica y económica.

Si algo se puede concluir respecto de las dinámicas migratorias de bolivianos/as a España, es que se trata de un proceso reciente (2002-2007), de gran magnitud (alrededor de 350 mil personas) y que se desarrolló con gran rapidez. Esto no habría sido posible sin la preexistencia de ciertos factores y mecanismos: el entramado de redes sociales, familiares y de parentesco que posibiliza las migraciones. Queda por demostrar el papel que jugaron las redes migratorias que salieron de Argentina en la iniciación y amplificación de la emigración boliviana a España. Otro aspecto importante fue la visibilización de las migraciones a través de los medios de comunicación escritos y televisivos, en cuyo enfoque resaltan dos hechos: la dimensión económica expresada en la especulación sobre los montos y destino de las remesas, y una perspectiva sombría que dramatiza y culpabiliza la migración subrayando la ruptura familiar, la ausencia de las madres y la desatención de los hijos.

La visión fuertemente esteriotipada de los impactos de la migración en las familias, que en buena medida fue posicionada por la prensa en la esfera de la opinión pública, debe ser relativizada. Lo que al parecer está en crisis no es la familia en sí, sino la idea de “familia tradicional”. Se ha producido una rearticulación significativa en las funciones de los miembros de la familia, que en muchos casos termina alterando completamente las prácticas de convivencia, pero que en otros da lugar a redefiniciones funcionales a las nuevas realidades.

La diversificación de las formas migratorias actuales se manifiesta también en la intensificación de las lógicas de circulación e intercambio entre los distintos espacios geográficos. La circulación de los migrantes se acompaña con otras formas de articulación de los lugares en una suerte de “multipolaridad” donde la transferencia de bienes, dinero, ideas o prácticas son nexos de intercambio y de interacción social y económica entre los grupos que se encuentran a ambos lados del proceso. Estas dinámicas, así como los contextos e infraestructuras que se desarrollan, contribuyen a la estructuración progresiva de los espacios migratorios trasnacionales, donde las prácticas individuales, lejos de ser marginales, se agregan para dar lugar a verdaderas fuerzas de transformación de las sociedades y de los territorios.

Consideramos fundamental que la reflexión sobre el hecho social de la migración abarque la totalidad del ciclo, es decir, por una parte, los lugares de origen, los de destino y los de tránsito; y, por otra, a los migrantes y a los no migrantes, o sea, a quienes permanecen en el lugar de origen y a quienes reciben a los migrantes en el lugar de destino. Otro elemento importante es la necesidad de vincular el estudio de la migración interna (campo-ciudad o urbana-urbana) con la migración internacional. En el primer caso, es importante analizar los procesos de urbanización que se desarrollan en el país y la presencia de lo rural en el espacio urbano, no sólo en términos concretos sino también ideológicos.

Afirmamos, finalmente, la importancia de los aspectos culturales y simbólicos ligados a las identidades, los imaginarios y las representaciones, no sólo como datos empíricos de redes, lógicas o estrategias que delimitan un “núcleo duro”, sino también como esquemas interpretativos del hecho en sí. La emergencia de nuevos interrogantes en un contexto cambiante afectado por la globalización económica y cultural, los crecientes procesos de integración regional, la incorporación de nuevas tecnologías, la dispersión creciente de la división del trabajo, en fin, aquello que se denomina “espacios trasnacionales” son los insumos que deben alimentar futuros debates.


* El texto publicado en este Cuaderno constituye una selección de fragmentos del libro: Buscando la vida. Familias bolivianas transnacionales en España. CLACSO, Buenos Aires, octubre de 2010.

** Sociólogo boliviano. Tiene maestría en Ciencias Sociales y es docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, de Tarija. Miembro del Grupo de Trabajo de CLACSO sobre “Migración, culturas y política”. Autor, entre otras obras, de: Migración boliviana a España: antecedentes, características y perspectivas (CIDES, 2009); Transnacionalismo y multipolaridad en los flujos migratorios de Bolivia. Familia, comunidad y nación en dinámicas globales (IFEAPIEB-IRD, 2008).