Opinión
Ver día anteriorDomingo 7 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ayer y hoy en imágenes
E

l antiguo palacio de los condes de Santiago de Calimaya, soberbia construcción barroca situada en la esquina de Pino Suárez y República de El Salvador, aloja en la actualidad el Museo de la Ciudad de México. En este lugar se expone una interesante muestra de fotografías de monumentos, edificios y vistas urbanas de la capital captadas por Guillermo Kahlo hacia 1910, por encargo del gobierno de Porfirio Díaz.

Cada imagen está acompañada de una réplica tomada desde el mismo ángulo por el joven fotógrafo contemporáneo Rodrigo Vázquez, quien utilizó procesos similares de , y en muchos casos las mismas condiciones de iluminación, que empleó Kahlo hace cien años. Para lograr equiparar su trabajo lo más posible al del fotógrafo de origen europeo, Vázquez utilizó dos cámaras de gran formato manufacturadas a principios del siglo XX, que también se muestran en la exposición.

Las imágenes de Guillermo Kahlo que se exhiben son parte de una numerosa colección que se realizó con el propósito de inventariar el patrimonio de la nación, así como la riqueza arquitectónica y artística de los edificios y monumentos de la ciudad de México, que el gobierno de Porfirio Díaz quería mostrar al mundo como prueba de la bonanza económica y buen gusto que había logrado el porfiriato. Recordemos que se preparaban las fiestas del centenario de la Independencia y se esperaba la llegada de muchos invitados extranjeros.

El trabajo se le encargó a un joven fotógrafo oriundo de Alemania que castellanizó su nombre a Guillermo Kahlo. Fascinado con México, abrió un estudio de fotografía, se casó con una mexicana, enviudó y se casó con la hermana. Entre los hijos que procreó estaba Frida, que habría de volverse afamada pintora, particularmente en años recientes.

Las 120 imágenes se muestran en unos amplios salones, de altos techos envigados, paredes blanquísimas y piso de madera. El bello entorno permite apreciar delitosamente las fotografías, compararlas, para apreciar los cambios que han habido en un siglo. Afortunadamente en una gran mayoría las variaciones no han sido significativas. Esto nos permite apreciar que mucho de nuestro mejor patrimonio arquitectónico se ha preservado. Resulta curioso advertir que muchos sitios están ahora rodeados de árboles, lo que en varios casos obstaculiza la vista del edificio.

Hay algunas ausencias lamentables, como el hermoso ciprés barroco de la Catedral, que se realizó en el siglo XVII y una centuria más tarde fue remodelado por Gerónimo de Balbás. El genial arquitecto y escultor español realizó el altar de Los Reyes, en donde estrenó la columna estípite, con su forma de triangulo invertido, que habría de dar una nueva cara al barroco mexicano. No se sabe cómo ni cuándo ni por qué el ciprés fue destruido, pero en la magnífica fotografía de Kahlo de 1904, todavía se puede apreciar en su mejor esplendor.

La visita a esta exposición hay que hacerla con toda calma para redescubrir nuestro patrimonio arquitectónico mediante los ojos de dos talentosos fotógrafos de dos épocas muy distintas.

Al salir cruce la Plaza de licenciado Primo Verdad, en donde se encuentra el restaurante La Rinconada, que ocupa desde hace décadas una hermosa casona que conserva vestigios del siglo XVI, entre otros, las columnas de la planta baja que rodean el pequeño patio, en donde un discreto pianista ameniza la comida. Yo prefiero el segundo piso, que es más luminoso y tiene balcones con vista a la plaza.

Con el aperitivo le traen de cortesía unos diminutos y exquisitos sopecitos, que abren el apetito para la comida mexicana tradicional. Los jueves hay pacholas, que son bisteces hechos en metate de los que hacían las abuelas; actualmente creo que sólo las preparan aquí y en la casa de la pintora Carmen Parra.