Política
Ver día anteriorDomingo 7 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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IMSS: ¿tijera o prevención?
A

l aprobarse la Ley de Ingresos, hubo un cambio en las finanzas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS): se trasladó dinero de las partidas de seguros de riesgos de trabajo, de invalidez y de vida, a las de seguros médicos y gastos médicos de pensionados. Estos últimos se gastan en este año. Las anteriores, son prevenciones que incluyen años siguientes. Se recortan y sacrifican las posibilidades futuras del IMSS, y con ese dinero se alivia un tanto la situación inmediata.

Si se reconoce, al prohibir sus anuncios en escuelas, que la comida chatarra es nociva para los escolares, ¿por qué no prohibirla en escuelas? Pero vamos a ver el problema más general.

Se vuelve a hablar de reformar al IMSS. En los hechos, se van introduciendo elementos privados, como ahora lo de las recetas de los productos farmacéuticos. No se habla de un problema peor: el aumento de los enfermos de males de muy amplia expansión. Esto, además del daño a la gente, eleva el costo del IMSS.

Según encuestas, el porcentaje de adultos con obesidad en 1993 era de 21.5 por ciento. En 2006, en la población mayor de 20 años, ya 30 por ciento tenía obesidad. Si agregamos el sobrepeso, que es un peso excesivo sin llegar a la obesidad, entre ambos llegan a 70 por ciento del total. No he podido localizar encuestas posteriores de México, a lo mejor aquí ya también prefieren mandar todo al secreto durante 12 años.

La correlación entre los problemas de peso y varias enfermedades graves es importante. La diabetes es una enfermedad muy seria, de hecho incurable, y que sólo se puede tratar para alejar el momento de la muerte. En este siglo ya se presenta también en niños y adolescentes. A veces su tratamiento implica mutilación de miembros. Y de los diabéticos de tipo 2, que son la gran mayoría, 90 por ciento tiene obesidad o sobrepeso.

Otras enfermedades agudas y de las cuales aumenta de manera importante su frecuencia cuando hay peso excesivo, son los problemas cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Algunos factores que inciden en el desarrollo de estas enfermedades son el exceso de colesterol y de glucosa en la sangre (la glucosa proviene de los azúcares, que no sólo se consumen directamente, sino en refrescos, pasteles y otros productos que son también comida chatarra).

Estudios de la OCDE muestran que México tiene el menor gasto en salud entre los países miembros del organismo. También que la participación del sector público en salud es la menor, junto con la de Estados Unidos, con 46 por ciento del total. El promedio de esa participación en la OCDE es de 72.8 por ciento.

El hecho de que el número de enfermos siga creciendo en México es el verdadero peligro para el IMSS y en general para el sistema de salud. Es evidente que esto va contra la población, pero no sólo eso.

El centro del sistema de salud debe estar en la prevención, incluida la medicina, pero en especial en la prevención de los hábitos alimenticios. La mayor parte de las recomendaciones coincide en:

* Comer más frutas, verduras, semillas y cereales integrales (aunque, por ejemplo, en muchos casos es más saludable comer avena y tortillas de maíz nixtamalizado, que trigo).

* Reducir grasas, azúcares y sal (sodio en general). De preferencia, lo que necesitamos de azúcares, ya convertidos en glucosa, es mucho mejor que venga de la fruta fresca y no de la Coca Cola.

* Reducir lo más posible en el consumo diario las grasas saturadas de origen animal, cambiarlas por grasas no saturadas vegetales. Agregaríamos que no todo alimento de origen animal es igual: es más saludable el pescado, y también la carne de pollo, pavo o ternera. Cocinar el pollo sin pellejo ayuda a evitar las grasas saturadas.

* Ejercicios moderados.

La medicina preventiva debe también incluir: análisis y exámenes generales y específicos, vacunas y encuestas de salud por centros de trabajo y de estudio.

Los hábitos alimenticios a veces están muy arraigados. No siempre es fácil cambiarlos. Es importante desarrollar métodos educativos al respecto –no un simple anuncio comercial– y esto es parte de la salud.

Mientras más amplias y efectivas sean la medicina preventiva y la nutrición sana, habrá menos enfermos y menos gasto del IMSS y del sector salud en curarlos. Esa es la forma aceptable de reducir estos gastos. La otra, la tijera presupuestal que hemos vivido, y las privatizaciones del sector, son criminales y sólo aumentan más las enfermedades y las muertes.