Opinión
Ver día anteriorLunes 8 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Qué sigue?
L

a mayoría de los comentaristas políticos conservadores coincide en su apreciación de que la reforma al sistema de salud y el paquete de apoyo al sistema financiero fueron las principales causas de la derrota de los demócratas.

Si esto es cierto, los electores no entendieron la necesidad de ambas reformas a consecuencia de una terrible política de comunicación de la Casa Blanca y porque prevaleció una mal intencionada desinformación sobre su origen y alcance. En el caso del paquete de apoyo al sistema financiero, se olvida o se desconoce que quien lo instrumentó y firmó fue George W. Bush, unos meses antes de dejar la presidencia, para evitar el derrumbe del sistema financiero propiciado por su tolerancia a los abusos de los barones del capital. En todo caso, el pecado de Barack Obama fue no ampliarlo a tiempo y en forma más selectiva. En el caso de la reforma al plan de salud, nadie se acuerda o se ignora intencionalmente que 36 millones de ciudadanos, entre ellos niños y ancianos, tendrán los servicios médicos que antes se les negaron.

Los republicanos, ahora mayoría en la Cámara de Representantes y por ello coresponsables de las decisiones de gobierno, han dicho estar dispuestos a dialogar y llegar a acuerdos con el Presidente, siempre y cuando se ciña a la política diseñada por ellos: estrangur el gasto, prolongar la exención de impuestos decretada por Bush y dar reversa a ciertos elementos claves del plan de salud.

Ya se conoce la reticencia de los republicanos a hacer cualquier concesión que signifique un triunfo a la política de Obama; como lo han prometido, tratarán a toda costa de evitar que se relija en 2012. Lo que está por verse es hasta dónde cederá el Presidente a las pretensiones del liderazgo republicano. El conflicto está planteado y sería deseable que la Política, así con mayúsculas, fuera el instrumento para resolver las diferencias, cuestión que no se ve fácil.

En última instancia, lo que ha prevalecido es la mezquindad entre los republicanos, quienes se niegan a admitir que la meta en la estrategia de Obama ha sido salvar al sistema económico político y social de los yerros cometidos en el pasado reciente. Con su actitud ponen la mesa para que en dos o tres décadas China ocupe el sitio que EU tiene. Aquélla ordenará el menú y éste pagará los platos rotos. El viejo Marx debe de estar sonriendo.

Queda para posterior entrega un comentario sobre la importancia del voto latino en estas elecciones. Por ahora basta decir que en California su influencia fue determinante para que triunfara el candidato demócrata a gobernador, Jerry Brown, gastando en la campaña la quinta parte de los 160 millones que empleó su opositora. Tal vez esto influya para que cuando menos los republicanos más moderados estén dispuestos a aceptar la necesidad de una reforma migratoria amplia.