Opinión
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México SA

Veinte años para un pulmón ecológico

Pachorra y decisiones históricas

Gobiernos serios y consistentes

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Vista general del Parque Bicentenario, inaugurado ayer en la delegación Azcapotzalco, en parte de los terrenos donde se asentaba hace 20 años la refinería 18 de Marzo de PemexFoto María Luisa Severiano
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on aterradora velocidad que ejemplifica claramente el lerdo ritmo político y económico que desde hace muchos, muchísimos años, mantienen los autodenominados gobernantes del país, que milagrosamente ha soportado el país, apenas ayer el inquilino de Los Pinos inauguró el llamado Parque Bicentenario (el nuevo pulmón ecológico de la delegación Azcapotzalco) construido en parte de los terrenos de lo que alguna vez fue la refinería 18 de Marzo de Petróleos Mexicanos, en Azcapotzalco.

Debieron transcurrir 19 años y medio, cuatro inquilinos de Los Pinos, diez secretarios de Energía (Felipe Calderón entre ellos y, por lo mismo, presidente del consejo de administración de Pemex), ocho directores generales de Petróleos Mexicanos, el mismo número de gobernantes del Distrito Federal, siete secretarios del Medio Ambiente y al menos nueve delegados en Azcapotzalco para que la construcción del pulmón ecológico tomara forma, sólo eso, porque si se atienden los muchos discursos que ayer se pronunciaron con motivo de la inauguración del llamado Parque Bicentenario, no faltó el delegado que hiciera pública su solicitud de mayores recursos federales para concluir los trabajos del parque.

El 18 de marzo de 1991 el gobierno federal decidió cerrar en definitiva la citada refinería (sin restituirla, con lo que el respectivo inventario se redujo a sólo seis plantas procesadoras, mientras se incrementaba la importación de gasolinas) por ser altamente contaminante. En su lugar, se presumió en aquel momento, se asentará un parque, espacio de recreación para los habitantes y nuevo pulmón para la ciudad, según Carlos Salinas de Gortari, quien despachaba en Los Pinos; Fernando Hiriart en la entonces denominada Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal; Francisco Rojas en la dirección general de Pemex; María de los Angeles Moreno en la Semarnat, y Manuel Camacho Solís, un probado salinista por esas fechas, en la regencia del Distrito Federal.

Tres años después concluyó el sexenio salinista, y nada se hizo en la ex Refinería 18 de Marzo. Llegó el gobierno de Ernesto Zedillo, quien nada hizo por el anunciado pulmón ecológico en Aztapotzalco. Por la Secretaría de Energía pasaron Ignacio Pichardo Pagaza, Jesús Reyes Heroles González Garza y Luis Téllez, y el parque sin luces. Tres directores de Pemex en la administración zedillista (Carlos Ruiz Sacristán, Adrián Lajous Vargas y Rogelio Montemayor) no alcanzaron para plantar un solo arbolito. Tampoco ayudó Julia Carabias Lillo en la Semarnat, ni el regente capitalino Óscar Espinosa Villarreal (dedicado a cosas más productivas, al igual que cierto encargado de la paraestatal), ni los jefes de gobierno (Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles).

Llegó el gobierno del cambio con Vicente Fox. Junto a él cuatro secretarios de Energía (por ley, presidentes del consejo de administración de Petróleos Mexicanos: Ernesto Martens, Felipe Calderón Hinojosa, Fernando Elizondo Barragán y Fernando Canales Clariond); dos directores de Pemex (Raúl Muñoz Leos y Luis Ramírez Corzo); tres secretarios de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Víctor Lichtinger, Alberto Cárdenas Jiménez y José Luis Luege) y dos jefes de gobierno del Distrito Federal (Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas). Del pulmón ecológico nada, absolutamente nada.

Arribó Felipe Calderón a Los Pinos, y a su lado Georgina Kessel Martínez como titular de la Sener; Jesús Reyes Heroles González Garza y Juan José Suárez Coppel en la dirección general de Pemex; Juan Rafael Elvira Quezada en Semarnat; Marcelo Ebrard en el gobierno del Distrito Federal, y apenas en 2008 se anunció como novedad la construcción del Parque Bicentenario, es decir, el mismo pulmón ecológico anunciado por Salinas de Gortari el 18 de marzo de 1991. Ayer, 7 de noviembre de 2010, se organiza pomposo acto público, con el ex secretario foxista de Energía a la cabeza para declarar formalmente inaugurado el tan mentado parque, símbolo de nuestro compromiso con la ecología, según el de la residencia oficial, por mucho que un delegado dejó en claro que faltan recursos federales para concluir la obra.

Cierto es que era necesario tiempo para limpiar el terreno de contaminantes, las 55 hectáreas en la que ahora se encuentra el Parque Bicentenario, pero casi 20 años parece un plazo verdaderamente extenso como para realizar tales acciones (por mucho que ayer el propio inquilino de Los Pinos aseguró haber ordenado el aceleramiento de los trabajos), porque cuando se tomó la decisión de cerrar la refinería se destacó la urgencia de dotar de un pulmón ecológico a la capital de la República. Dos décadas después, la contaminación ahoga al Distrito Federal (por cierto, con inversión térmica este fin de semana).

El 18 de marzo de 1991, Carlos Salinas de Gortari lo anunció así: desde hace poco más de una década iniciamos en México un proceso institucional, serio y consistente para atacar los problemas del medio ambiente. Estamos avanzando en la solución de cuestiones ancestrales que hoy se traducen en la depredación de los recursos naturales y en un progresivo deterioro de la calidad de vida en las principales ciudades de país, particularmente en la zona metropolitana de la ciudad de México. Por eso, hemos hecho obligatorio que las diversas dependencias y empresas federales integren el criterio ambiental en todos sus proyectos y actividades. Muestra de ello ha sido la decisión que tomamos de cerrar la Refinería 18 de Marzo, en Azcapotzalco, en cuyo lugar se asentará un parque, espacio de recreación para los habitantes y nuevo pulmón para la ciudad. Esta decisión implicó la pérdida de 6 mil empleados directos y un costo superior a 1.5 billones de pesos. Pero con esto atendimos un reclamo justo y establecimos un ejemplo a seguir. La meta es desconcentrar progresivamente, sin detrimento de las actividades productivas ni de los derechos de los trabajadores, todas aquellas empresas que dañen las condiciones ambientales.

Diecinueve años atrás Salinas de Gortari dio como un hecho la creación del pulmón ecológico; ayer Felipe Calderón dio por concluida su construcción, pero un delegado político lo contextualizó: faltan recursos para terminar la obra. Casi 20 años, y todavía no.

Las rebanadas del pastel

Por donde se le busque cientos, tal vez miles de históricas decisiones del tres veces H gobierno de la República, tomadas por el bien de la nación, permanecen en la congeladora. Sobran ejemplos para entender por qué este país lleva años, muchísimos, dándoles vueltas a la noria… Un enorme beso y un apretado abrazo para mi amado Adrián, por sus 22.