ojarasca

 

Los chinantecos de San Juan Lalana

denuncian exclusión política

 

Ojarasca, San Juan Lalana, Oaxaca. Este municipio se rige por usos y costumbres, el sistema indígena de ejercer la vida política que toma en cuenta la historia social y el desarrollo cultural propio. Sin embargo, en años recientes el municipio se tornó botín de políticos profesionales impuestos por el gobierno estatal (ver Ojarasca 152).

El 21 de octubre en la asamblea general, convocada por la administración municipal con el fin de “dirigir” el proceso de elección del próximo cabildo, el alcalde saliente, José Esteban Medina Casanova, advirtió: “No se alboroten, que aquí está la fuerza publica”. La respuesta de la asamblea fue inmediata: “No le tenemos miedo a nadie“, y la respaldó casi un millar de indígenas, representantes comunitarios que apoyan a Celestino Pérez Cardoza, propuesto por la población indígena como próximo presidente municipal.

El otro grupo era mucho menos numeroso, liderado por Salvador Enrique Ramírez, mestizo e hijo del edil del vecino municipio de Jocotepec. El grupo mayoritario expresó: “Los usos y costumbres no permiten la participación de gente ajena al municipio, y mucho menos gobernar”. Los requisitos comunitarios destacan el haber cumplido con el sistema de cargos, ser chinanteco, zapoteco o mixe, y ser electo por la mayoría. Esto descalificaba al aspirante oficialista, apoyado por el actual presidente mestizo, quien también fuera impuesto por el gobierno estatal.

La estrategia de imposición es reunir sólo a los agentes municipales o de policía, sobornarlos y presionarlos a firmar y usar sus sellos a favor del pri. Las comunidades se han dividido por la corrupción de autoridades y líderes comunitarios.

En la asamblea se denunció la maniobra, bautizada por los indígenas como “Plan de Tuxtepec”, pues allá el alcalde saliente reunió a algunas autoridades a nombrar un “comité de usos y costumbres”, sin considerar la opinión del pueblo. Los sobornados votaron por este comité para “darle seguimiento” al proceso electoral.

Desoyendo los gritos y reclamos de la gente, el comité espurio de “uso y costumbres” impuso las reglas, negó el micrófono a los indígenas y le dio la palabra sólo a mestizos que supuestamente viven en el municipio. Los chinantecos y mixes lograron hablar pocas veces, con argumentos claros, y la multitud aplaudía sus propuestas. Pero los mestizos le bajaron el volumen al aparato de sonido aun contra la presión de la asamblea.

 “Habla chinanteco”, “somos chinantecos“, o “habla tu idioma, y no español”, le gritaban los indígenas a los oradores ajenos. Sin embargo, se ignoraron por completo las posturas indígenas.

Una comisión comunitaria impugnó los hechos ante el Consejo Electoral y la Dirección General de Usos y Costumbres, ante los que compareció el edil saliente. Los representantes comunitarios exigieron suspender la elección manipulada. En diciembre, la nueva elección podría traer violencia, si el gobierno estatal no resuelve con justicia.

 

Grabado: Francisco Moreno Capdevila