Policía comunitaria:
autónomos para vivir seguros

Gloria Muñoz Ramírez. San Luis Acatlán, Guerrero. El  15 de octubre la Policía Comunitaria de la Costa Chica y Montaña de Guerrero cumplió 15 años. Una jornada de reflexión, un desfile y un festejo fueron el marco de una celebración marcada por el júbilo de una notable experiencia de autonomía, aunque tuvo un invitado inentendible e incómodo, al menos para algunos: Adolfo Orive, actual asambleísta del df por el Partido del Trabajo y, para quienes tienen memoria, asesor de Francisco Labastida en sus tiempos en la secretaría de Gobernación: la matanza de zapatistas en la comunidad de El Bosque, en Chiapas, entre otras maniobras “estratégicas”, figura en su expediente.

Muchos fueron los retos sobre los que se reflexionó durante las celebraciones. Uno de ellos fue la participación de la mujer en la construcción de un proceso de justicia y seguridad comunitaria, tema que, como en muchas otras luchas, forma parte de un proceso en el que se avanza poco a poco para “que su trabajo sea reconocido como debiera ser”. Y en eso están.

Carmen Ramírez Aburto, de la comunidad de Pueblo Hidalgo e integrante de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), señala en entrevista con Loreto Muñoz (Palabra Radio), que “por cuestión económica no hemos podido salir más a otros lados para intercambiar experiencias… y también porque somos mujeres y estamos con nuestros esposos y se nos dificulta mucho la participación”.

Ramírez Aburto es “iniciadora de esta seguridad”, ha vivido el proceso organizativo de la policía comunitaria y la integración de la mujer al proyecto autonómico que nació a raíz del grave índice de delincuencia que se vivía en la zona con total impunidad. Un proyecto que ha crecido paulatinamente hasta convertirse en un sistema de justicia que penetra en 10 municipios de las regiones Montaña y Costa Chica, fundamentalmente en la zona cafetalera. Una experiencia en la que participan 65 pueblos tlapanecos, mixtecos, nahuas y mestizos, con una agrupación de más de 600 policías comunitarios.

Durante estos 15 años, afirma Carmen Ramírez, “hubo derrame de sangre, hubo muerte de mi niña y de otros compañeros por meterse de lleno”. Ahora, dice, “quisiéramos que de aquí a dos o tres años… o diez años quizás, seamos las mujeres una persona más y haya espacios en la CRAC para atender a nuestras hermanas mujeres, que tengamos comandantas mujeres, eso está en la mira”.

No son pocos los avances que han conseguido. Apenas unos años atrás era casi inexistente la participación directa de las mujeres. Hoy son una realidad que se discute internamente, de comunidad en comunidad, con sus ritmos y evoluciones.

 “La propuesta” —dice la entrevistada— “es que se nombre dos compañeras por cada comunidad para que participen. Yo ya llevo en la mente que no vamos a hacer como antes que nomás nos querían para la cocina, para que prepares comida para tu marido y para tus hijos… yo ya me desperté y llevo en el corazón que otras compañeras luchen”.