Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 14 de noviembre de 2010 Num: 819

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Dos estampas
AURA MARTÍNEZ

Dos poemas
YANNIS DALAS

Alí Chumacero, lector y poeta
JOSÉ ÁNGEL LEYVA entrevista con ALÍ CHUMACERO

La herencia del poeta
NEFTALÍ CORIA

En contadas palabras, Alí
RICARDO YÁÑEZ

El guía de los escritores noveles
RICARDO VENEGAS

Dilma y las manos de Danielson
HERNÁN GÓMEZ BRUERA

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Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

La otra escena
MIGUEL ÁNGEL QUEMAIN

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Manuel Stephens

Tangokinesis

Como parte de las actividades de la edición 38 del Festival Internacional Cervantino se presentó la compañía argentina Tangokinesis. Tras una gira que incluyó los estados de Durango, Nuevo León y Guanajuato, la agrupación la terminó en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. Sus funciones tuvieron lugar tanto en teatros convencionales como en espacios al aire libre. Este fue el caso de la presentación que cerró la gira.

Fundada en 1993 por su directora y coreógrafa Ana María Stekelman, Tangokinesis es una compañía sumamente original en la que el trabajo coreográfico fusiona el tango con la danza contemporánea, además de que sus bailarines manejan otras técnicas como el ballet clásico y el folklore.

En su etapa de formación, la multipremiada coreógrafa fue becaria de la escuela de Martha Graham en Nueva York y desde la fundación de su compañía ha coreografiado con compañías de renombre mundial y ha incursionado en el cine –entre cuyas películas destacan las obras para Tango, del español Carlos Saura.

“El lenguaje que caracteriza a Tangokinesis –se nos aclara– es la fusión de la danza moderna con el tango, aunque siempre evitando caer en los clichés de esta danza y al mismo tiempo cuidando mantener sus raíces. También se destaca el uso de diferentes soportes sonoros pues la danza tango puede ubicarse fuera de la música de tango para entrar en la música universal y aun en el puro sonido o silencio.”

Siendo una compañía de prestigio internacional que vino como parte del Cervantino, resultó un error que los organizadores programaran al Ensamble Danza de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). La función de los argentinos, que se llevó a cabo en la Plaza de Armas de Cuernavaca, estaba anunciada a las 18 horas en la publicidad del Festival y empezó hora y media más tarde. Quizá esta sea una de las razones por las que no se bailó el programa completo tal como se vio en Guanajuato. El fomento a la cultura es necesario, pero hay que guardar proporciones entre los grupos de aficionados y los profesionales.

Mientras que en el Teatro Juárez la función estuvo conformada por cuatro obras, entre ellas Suite de tango y la versión de Stekelman al Bolero, de Maurice Ravel, en Cuernavaca sólo se bailaron Tangos y Concierto para bongó, de Dámaso Pérez Prado.

La coreógrafa ha logrado un híbrido dancístico, de movimiento, excepcional y admirable. Un baile popular como es el tango adquiere un carácter plenamente escénico y contemporáneo, como quizá sólo la danza flamenca lo haya conseguido en su propio ámbito.

El programa, que titularon Tangos y mambos, fluye armónicamente y atrapa la atención del público desde su inicio. Tangos muestra cómo un baile de tradición puede ser dotado de nuevos significados y en el que la dificultad de cargadas de danza clásica se combina con el uso del piso y de giros espectaculares:  “Es nuestra costumbre –dice Stekelman– bailar el tango de otra manera. Parafraseando a Silvio Rodríguez (en sentido positivo) ‘servir vino añejo en copas nuevas.’”

Pero la apoteosis llegó con el Concierto para bongó, de Pérez Prado. Respecto del tango y el mambo, la coreógrafa marca las diferencias entre ambos: “El tango es nocturno y nostálgico y el mambo es una música solar, diurna, originaria de Cuba. Me parece interesante darle al público estas dos posibilidades de movimiento y del sonido, que a pesar de ser opuestas son igualmente emocionantes. El mambo es relax y alegría y así me gusta terminar una función.”

En particular esta pieza deja en claro el nivel de excelencia de los virtuosos bailarines, quienes no titubean en momento alguno y están en completo control de la escena; lo anterior sumado al ritmo de los tambores y nuestra idiosincrasia latinoamericana hacen de Concierto para bongó una obra memorable, perfectamente construida, y que sin necesidad de esfuerzo alguno se puede volver a ver una y otra vez.

Al final de la función y ante los espectadores aplaudiendo de pie, Ana María Stekelman sale a recibir el aplauso junto con sus bailarines y baila brevemente, con lo cual la emoción generada aumenta. Tangokinesis es una de las mejores elecciones para un festival como el Cervantino (aunque lejos quedaron los días en que prácticamente toda la programación podía verse en el Distrito Federal)