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Ver día anteriorDomingo 21 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Por una migración regular y protegida
U

no de los temas clave en las discusiones del Foro Global de Migración y Desarrollo fue el de las alianzas para lograr una migración regular (legal) y protegida. Se parte del supuesto de que la solución no son las políticas prácticas unilaterales, que a lo largo de décadas han demostrado su ineficiencia, sino los acuerdos bilaterales y multilaterales.

Para poder establecer alianzas en el tema de migración y desarrollo hay que partir de dos premisas que son fundamentales: 40 por ciento de los flujos a escala mundial se dan entre países vecinos, y otro tanto a escala regional (35 por ciento). Sólo una cuarta parte (25 por ciento) se dirige de las naciones en desarrollo a las desarrolladas.

A pesar de los grandes avances en los medios de comunicación, que facilitan la emigración a largas distancias, cerca de la mitad del flujo se mueve en distancias cortas, aprovechando las ventajas comparativas y cambiantes que posibilitan los contextos fronterizos.

Esta realidad incuestionable nos permite plantear la pertinencia y urgencia de establecer negociaciones bilaterales entre países vecinos. Que por una parte reconozcan la existencia de los flujos migratorios fronterizos, que muchas veces por ser ancestrales o considerarse tradicionales no son tomados en cuenta en las negociaciones bilaterales. Es a partir del reconocimiento explícito de la existencia, relevancia e historicidad de estos flujos que se puede empezar a trabajar en posibles alianzas bilaterales para una migración más segura, regular y ordenada.

Entre México y Guatemala, por ejemplo, había un flujo informal de varios miles de trabajadores temporales que tenían más de un siglo de operar de manera eficiente y provechosa para los empresarios de las fincas cafetaleras, pero que apenas tiene unos años de realizarse de manera regular. El gobierno mexicano ha empezado a normarlo para permitir su ingreso legal y ordenado. Es el primer paso que permite al migrante salir de las sombras y obtener un estatus legal.

Pero para que se cumpla la segunda condición: que sea una migración no sólo regular, sino segura, hay que trabajar en otros tipos de alianzas y acuerdos con empresarios, organizaciones de indocumentados, grupos de apoyo y organismos públicos. Un desplazamiento seguro supone que los derechos básicos de los migrantes sean respetados, que tengan la seguridad de un contrato, remuneración justa y una vivienda adecuada, así como que se prohíba el trabajo infantil y se proporcione acceso libre a servicios de salud y educativos.

Un segundo contexto global que debemos tomar en cuenta es la importancia de los circuitos migratorios regionales, en los grandes sistemas migratorios mundiales, que comprenden el europeo Mediterráneo, el de Asia Pacífico, África Subsahariana, el modelo especial de los países del Golfo y finalmente el americano.

Y es en este contexto regional donde se han dado avances sustanciales en las alianzas para establecer territorios de libre circulación. Dos tendencias globales parecen enfrentarse en este momento: la libre circulación y la circulación limitada o restringida. Mientras unas fronteras se abren, otras se cierran, pero las abiertas se están concretizando en los contextos regionales. El ejemplo europeo es quizás el más acabado y pone en evidencia que se trata de un proceso largo y complicado: no es automática la posibilidad del libre tránsito, menos aún el flujo libre de mano de obra.

Pero alrededor del mundo constatamos una tendencia generalizada a facilitar el libre tránsito a escala regional. En Sudamérica, Centroamérica y el Caribe se ha avanzado con distintas fórmulas y modelos en la libre circulación, pero con la idea y la convicción de que el desarrollo regional sólo puede lograrse a partir de la apertura y la integración regional. Otros ejemplos de libre circulación en diferentes regiones de África ponen de manifiesto que no sólo bastan los acuerdos políticos locales, la aplicación de la libre circulación debe darse en el terreno, en la práctica, en los puestos fronterizos, lo que requiere un profundo cambio de mentalidad en los funcionarios, que operaban a la manera tradicional, que se esforzaban en poner dificultades e imponer requisitos a una población visitante que desde tiempos ancestrales se movilizaba con absoluta libertad en su territorio, hoy en día totalmente fragmentado.

Un tercer elemento a tomar en cuenta son las relaciones históricas entre los países, construidas a lo largo de siglos, en otras épocas, cuando se gestó el primer esfuerzo globalizador. Las colonias, ex colonias, territorios de ultramar y commonwealth formaron lazos indisolubles entre regiones y países, distantes geográficamente, pero cercanos social, cultural y lingüísticamente. Además de una lengua común y profundas y mutuas influencias culturales, persisten a través de los años, décadas y siglos las relaciones comerciales, los convenios económicos y las alianzas políticas. Y en este contexto de relaciones históricas se promueven y renuevan los acuerdos para diferentes programas de trabajadores temporales. Trabajadores que son seres humanos, que a su vez establecen relaciones interpersonales y acuerdos con los empleadores, se casan y reproducen en su lugar de destino y a fin de cuentas, es la gente el vínculo más profundo entre los países.

Finalmente, son ellos, los migrantes, los que son factor de desarrollo tanto en sus países de origen como en los de destino. Son los protagonistas de este proceso, el cual debe estar acompañado por políticas públicas adecuadas y justas, por alianzas bilaterales, regionales, multilaterales.