Sociedad y Justicia
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Quieren imponernos otro Cancún en Sinaloa con el CIP Costa Pacífico: pobladores

Proyecto de Fonatur violaría ley ambiental y destruiría manglares de Escuinapa

La paraestatal no proporcionó información completa a la Semarnat, denuncia red ecologista

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Un delfín tonina, como le llaman los lugareños, se dirige a mar abierto tras permanecer en las marismas nacionales o esteros, ubicados en los humedales de la boca de Teacapan, municipio de Escuinapa, Sinaloa, donde se reproduce el camarón y habitan gran cantidad de aves y pecesFoto Francisco Olvera
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 22 de noviembre de 2010, p. 42

Escuinapa, Sin., 21 de noviembre. El complejo turístico Costa Pacífico, del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) planea construir entre los humedales con mangle más importantes y conservados del país, cuya explotación violaría la ley ambiental. Además, pescadores, agricultores y residentes ven el riesgo de perder los bancos de camarón que aún quedan, que la tierra deje de ser cultivable por la salinización y que proliferen cinturones de miseria.

Pobladores afirman que los proyectos turísticos de Fonatur fomentan la exclusión social. El modelo de la paraestatal construye hoteles y condominios para aislar a los turistas de la población, genera gastos al municipio, pero no lo beneficia, y a los agricultores, pescadores y amas de casa los convierten en jardineros, choferes o mucamas. Esto es lo que escuinapenses se resisten a aceptar.

Cuando supieron que enmedio de marismas nacionales se instalaría el Centro Integralmente Planeado (CIP) Costa Pacífico pensaron que se verían beneficiados. Su opinión cambió al enterarse que incluye una población de 500 mil habitantes –10 veces más de la actual– para las próximas décadas, que se construiría una marina, que, de acuerdo con su propia experiencia y el análisis de expertos, erosionará la barra arenosa y ocasionará salinidad al acuífero.

El 17 de febrero de 2009 el presidente Felipe Calderón acudió aquí para anunciar el CIP planeado en 2 mil 381 hectáreas, mismas que fueron vendidas a la paraestatal por el ex gobernador Antonio Toledo Corro por mil 203 millones de pesos. Allí se construirán 44 mil cuartos –el doble de los que tiene Cancún–, de los cuales 12 mil 500 serían de hotel y el resto de condominio, tiempos compartidos y villas.

De acuerdo con Fonatur, el CIP será un destino turístico de alto nivel que ofrecerá productos a un mercado especializado de nivel Premium.

Contará con dos marinas, campo de golf, hoteles boutique, estará comunicado por canales interiores que conectarán los distintos sectores, creando una diversidad de ambientes acuáticos que privilegiarán espacios abiertos y de paisaje.

Asimismo, habrá plazas comerciales, muelle de cruceros, clubes de playa. con el fin de atender la demanda urbana local, se espera conformar una ciudad costera complementaria a Mazatlán y Vallarta.

El presidente Calderón dijo en aquella ocasión que entre inversión privada y pública en 16 años el monto sería de 7 mil millones de dólares, lo que generaría 150 mil empleos y, si hacemos bien las cosas, llegarán casi 3 millones de turistas.

Turismo residencial como el del CIP, donde apenas alrededor de la cuarta parte de las habitaciones serán de hotel, generan pocos empleos, no hay cadena productiva, las casas están vacías casi todo el año y la derrama económica llega a ser 11 veces menor, debemos aprender de los errores de un modelo en decadencia, en Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta hay 6 mil condominios en remate, señala Sandra Guido, directora de la organización Conselva.

Un modelo de exclusión social

Al sur de Sinaloa, colindante con Nayarit, está Escuinapa. Comparte con ese estado el ecosistema de marismas nacionales –donde se encuentran las cuatro variedades de manglar que existen en el país y cuya explotación está prohibida.

Aquí hay alrededor de 50 mil hectáreas de las 200 mil que tiene en total. Es una planicie, verde en esta época, rodeada de canales y esteros al nivel del mar y donde actualmente residen 50 mil escuinapenses.

Las Cabras se llama el predio donde Fonatur prevé construir el complejo turístico, cuya manifestación de impacto ambiental aún no es autorizada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat); el plazo para ello vence el 26 de enero.

Fonatur no precisa que talará manglar para las obras ni tampoco dice cómo evitará los impactos negativos a esta vegetación, indican expertos.

La empresa adquirió el terreno entre septiembre de 2008 y enero de 2009 y no pagó impuestos, confirmó el organismo. Además, no prevé hacer ninguna inversión en la planeación, manejo u operación de la ciudad ante el aumento poblacional, precisó en respuesta a una solicitud de información hecha a través del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos.

Lo primero que hizo Fonatur fue evitar el pago de impuestos al municipio: eran casi 26 millones de pesos; a pesar de que usa sus caminos, demandará servicios de drenaje, agua y se asentará en este lugar. Esos recursos hubieran sido en beneficio de los habitantes, pero se ve que no le importamos. Llega aquí a imponer condiciones, no a integrarse a la comunidad. Esta empresa impulsa modelos que fomentan la exclusión social, señala Carlos Simental, de la Red Ecologista por el Desarrollo de Escuinapa.

Simental menciona que Fonatur no dio a conocer la información completa del proyecto ni de los impactos que tendría al acuífero y a la barra arenosa. Fue hasta que pedimos a la Semarnat que se hiciera una consulta pública sobre el plan cuando supimos lo que provocará. Quieren imponernos un nuevo Cancún.

Jenny Rodríguez, de la misma organización, toma un receso entre sus clases en el Centro Educativo Antonio Toledo, para exponer su preocupación por los riesgos que implica un desarrollo de este tipo en una zona donde ya hay problemas de abasto de agua y podrían perderse los empleos, la mayoría en agricultura y pesca.

Planean una ciudad de 500 mil habitantes, pero no dicen dónde van a vivir, y con los salarios que se ofrecen, que son mínimos, lo que van a generar son cinturones de miseria. La gente que llegará de otros lugares va a demandar vivienda y entonces habrá asentamientos irregulares. No hay relleno sanitario, la gente quema la basura a las puertas de su casa, porque no hay un buen sistema de recolección. Queman plásticos, cartones, todo. Hay contaminación.

El CIP podría acabar con tradiciones del lugar. A finales de mayo todo el pueblo se desborda en la Fiesta del mar de las playas de Las Cabras –sitio del proyecto– que tiene origen prehispánico, explica Simental. Se hace para lograr la abundancia, durante cuatro o cinco días, antes de que empiece la temporada de lluvias.

Fonatur debe tomar en cuenta que nacimos aquí. Tenemos nuestra cultura, costumbres, esta es una nuestra tierra. Quieren acabar con lo nuestro, dice Jenny, quien enumera las bondades del lugar. Nuestra gastronomía es muy rica. Está basada en el camarón, porque antes aquí se producía mucho. Lo típico son los tamales barbones.

Todos coinciden en afirmar que el escuinapense no trabajará por un salario mínimo. Están acostumbrados a ganar más y ése es el sueldo que se ofrece en el turismo. Por eso llegan aquí jornaleros de otros estados a trabajar en el corte del chile o del tomate.

Antonio Vargas, agricultor del ejido Cristo Rey, dice que “no queremos pasar de agricultores a albañiles o jardíneros; si algún día alguien decide cambiar de forma de vida que sea por decisión propia, no porque nos vimos obligados a hacerlo, que sea porque le gustó ser jardinero. La gente dice: ‘yo me dedico a la tierra, la vendo, me gasto el dinero y luego, ¿qué me queda?’”