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El gobierno capitalino entregó el Premio del Deporte 2010 en el Ángel de la Independencia

Con sobrio desfile cívico-deportivo se festejó el centenario de la Revolución

Tanto pleito político está acabando con esta tradición, sentenció el medallista Joaquín Rocha

 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de noviembre de 2010, p. a23

Aunque la sobriedad imperó en el desfile cívico-deportivo con el que se celebró ayer el centenario de la Revolución Mexicana, más de seis mil participantes de todas las edades hicieron derroche de destreza y habilidad en Paseo de la Reforma, y tuvo la mayor concentración de espectadores en la remozada Plaza de la República, el punto final del recorrido.

Las suertes de un grupo de charros, en corceles y en una carreta, así como la exhibición de niños boxeadores, taekwondoístas, karatecas y las piernudas bastoneras de la Escuela de Comercio abrieron el contingente al pie del Ángel de la Independencia, frente a los funcionarios del Gobierno del Distrito Federal (GDF) y los galardonados al Premio del Deporte 2010 de la Ciudad de México.

En representación del jefe de GDF, Marcelo Ebrard Casaubon, el secretario José Ángel Ávila premió a la triatleta Martha Tatiana Vertiz Morán –ausente, ya que participa hoy en el Ironman de Cozumel–, las entrenadoras María Teresa Raygosa, en esgrima, y Elizabeth Ortha, de canotaje, así como Laura Patricia Cebrián, en fomento al deporte, quienes recibieron un cheque por 15 mil pesos, diploma y medalla.

Familias enteras que llegaron temprano para tomar un lugar en Paseo de la Reforma –cerrado desde la víspera por el concierto vespertino organizado por una radiodifusora y una carrera atlética nocturna de una empresa deportiva– observaron el modesto desfile sobre una ruta de 2.2 kilómetros de recorrido invadida por carpas de anunciantes, patrocinadores y una impresionante estructura metálica en el Ángel.

Los niños se divirtieron con algunos luchadores de la Triple A y de la asociación capitalina. La nostalgia invadió a los más grandes con el paso de los medallistas olímpicos de 1968, a bordo de autos antiguos, y saludaron al judoca Eduardo Ávila, monarca paralímpico en Pekín 2008.

Qué pena que los desfiles del 20 de noviembre no sean como antes cuando salían del Zócalo. Ya no vienen los deportistas, la gente no nos conoce. Tanto pleito político está acabando con la tradición, expresó Joaquín Rocha, quien traía la medalla de bronce que ganó en boxeo hace 42 años, pero ahora bañada de oro, porque lo vale, enfatizó.

Lo acompañaban otros medallistas, como Agustín Zaragoza, Carlos Mercenario, Joel Sánchez, Mario González, quienes recordaron a Joaquín Capilla y su esposa Carmelita, ambos fallecidos este año, que siempre engalanaban los desfiles.

No participaron todas las delegaciones

Con las notas musicales de La Cucaracha bailaban las adelitas. Otras damas lucían, orgullosas, trajes típicos de las entidades. No todas las delegaciones participaron y hubo pocos carros alegóricos.

Un goya se escuchó en un pequeño grupo de la Universidad Nacional Autónoma de México. Eran de la Preparatoria 8. Atrás venían motociclistas, entre ellos el nieto del general Francisco Villa, Agustín, presidente de la asociación de basquetbol local.

La fría mañana no caló en los fisicoculturistas, quienes posaban cada vez que aparecían los fotógrafos, más entretenidos con la chica fitness de poca vestimenta, en el turibús.

El cuerpo de bomberos entusiasmó a las mujeres al mostrar estómagos de lavadero y moverse como strippers. En cambio, los de Protección Civil con todo y el secretario Elías Miguel Moreno, dieron clases de rescate, para luego informar que hubo saldo blanco en la celebración centenaria.

Una hora y 10 minutos duró el desfile deportivo. El festejo se repetirá en el siguiente año, como prometió el director general del Instituto del Deporte capitalino, Gerardo Villanueva Albarrán, para que los principios de la Revolución sigan vigentes en la capital del país.