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Seguridad, fotos y videos, con cargo al erario; un subsecretario hasta la hizo de franelero

En la boda-show de “Kike y La Gaviota”, apantallador despliegue de fondos públicos
Enviado y corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 28 de noviembre de 2010, p. 15

Toluca, 27 de noviembre. Enrique Peña Nieto puede ser, como dicen sus detractores, sólo un invento de la televisión, pero sin duda es muy sincero: dijo que quería una boda íntima, personal, familiar, y así es lo que se mira este soleado mediodía en la capital del estado de México. Sólo familia, apenas cinco decenas de personas en la catedral, aunque afuera haya mil 800 elementos de seguridad y 500 periodistas. Ah, y un poco de pueblo.

Carlos Castillo Peraza decía, en referencia a los mítines de Cuauhtémoc Cárdenas, que las plazas llenas no votan. Pero, ¿qué tal las pantallas? Los fotógrafos de medios no pueden ingresar a la catedral e incluso las puertas del templo son cerradas luego de la entrada del gobernador Enrique Peña Nieto y la actriz de telenovelas Angélica Rivera, más conocida como La Gaviota. Las fotos y videos están a cargo de personal del gobierno estatal, que ya ha recibido la instrucción de enviar sus mejores materiales a las revistas Hola, Caras y Quién, donde todos los curiosos podrán asomarse al evento íntimo, personal, familiar del precandidato del PRI a la Presidencia de la República.

No miente el gobernador mexiquense. Su boda sí se inscribe en una definición íntima, personal, familiar.

La fiesta es para los asistentes a la ceremonia religiosa y para la familia extendida. A la Casa estado de México, en Paseo Colón, llegan, tras pasar los filtros de seguridad, los ex gobernadores Emilio Chuayffet, Ignacio Pichardo, Alfredo Baranda, César Camacho y Alfredo del Mazo, cuyas presencias destacan la ausencia de Arturo Montiel.

Los demás convidados son todos coroneles del otrora grupo Atlacomulco –que dado el lugar donde ahora residen, en una zona de lujo, debería llamarse grupo Huixquilucan–, es decir, funcionarios y ex funcionarios del gobierno estatal.

En familia.

Boda incontaminada

Las entradas a Toluca están repletas de patrullas y ambulancias. Lucen además, cada 20 pasos, letreros que presumen las obras del gobierno estatal. Un puente, un camino, con el letrero rojo, sobrepuesto, de cumplido.

En el trayecto entre la catedral y la casa de gobierno, donde será la pachanga, hay un policía cada 10 metros. En la calle Vicente Villada, un letrero de tráfico está tapado con una cartulina fosforescente que informa mediante una flechita: “Boda de Kike y La Gaviota”.

Desde hace unas semanas, las fachadas de todos los edificios de la plaza fueron remozadas. Las estatuas de catedral estaban grises y ahora lucen blanquitas, ejemplifica un reportero local.

Todo, en la boda de un político que tiene apodos para regalar y a quien le cuelgan tantos adjetivos como a su amigo Vicente Fox –a quien recientemente visitó–, la mayoría relativos a la parte delantera de su cabello y a su condición de estrella del canal de las estrellas. Del Golden Boy pasó al Engominado, al Kike Neutrón, al Copetes.

Sus adversarios se cansan de decir que carece de ideas propias, que es un invento de Televisa, que sus limitaciones han obligado a sus marketineros a darle cursos intensivos de historia y geografía mexicanas. Y en su favor se ha dicho… que es guapo.

Foto
Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto, luego de la ceremonia religiosa en la catedral de TolucaFoto Agencia MVT

Fuera de las paredes de su partido –y de su ya no tan reciente adquisición de las zalamerías de la profesora Elba Esther Gordillo– es difícil hallar elogios a su personalidad política. Pero sus adversarios tienen poco que objetar sobre la construcción de su imagen.

No quisimos que se contaminara con todo el tema político, dice de su boda el gobernador y con frases así la pone en todos los noticiarios. Anuncia un enlace privado e instala dos enormes templetes para las cámaras. De un subsecretario de Gobierno en funciones de franelero al último policía de paisano, el despliegue de recursos públicos para el acto privado es apantallador.

Lo público y lo privado, según Peña Nieto

El gobernador mexiquense reclama su derecho a la privacidad mientras comparte en las redes sociales sus fotos familiares, siguiendo el guión del cultivo de su imagen que comenzó a labrar hace cinco años. De hecho, conoció a su actual esposa porque sus marketineros le recomendaron aprovechar la fama de ella, estrella de la telenovela del momento en 2007, para convertirla en el rostro de su gobierno en la pantalla.

Así comenzó lo que hoy culmina en uno de los eventos más esperados del año, como le llaman en las revistas del corazón.

La búsqueda de boda de Peña Nieto en Internet arroja 174 mil resultados. Nada mal para un político que hace unos meses, en entrevista con este diario, aseguraba sobre su vida personal: No debe trascender lo que me parece es un derecho a la vida privada, al ámbito público. Sí he reconocido esta condición que señala el libro (del periodista Loret de Mola padre) de haber tenido dos hijos fuera del matrimonio, tener un hijo, porque el otro falleció. Y no hablaré más sobre el tema. Lo que está dicho, está dicho. No pienso hablar más sobre el tema, porque corresponde al ámbito privado.

Tan lejos del ramo

Aparte de policías y periodistas, apenas unas 200 personas se animan a acercarse a la catedral.

El entusiasmado pueblo, que ha seguido los pormenores del romance como sigue las telenovelas, no madruga.

Entre los pocos asistentes está Mari, quien vive en San Francisco Tlalcitalcalpan y se decepciona al mirar, por vez primera en vivo, la estatura del gobernador.

–Está bien chaparrito.

–¿Lo ve de presidente?

Mari hace un mohín un segundo antes de responder:

–Soy panista.

–Y entonces, ¿a qué vino?

–Pues traje a los niños –dice sin inmutarse.

A su lado, su hermana es más directa: “La verdad es que venimos a ver a La Gaviota, tanto que la vimos en las novelas, ¿cómo no íbamos a venir?”

Para su desgracia, las hermanas de San Francisco están lejos cuando La Gaviota lanza su ramo de novia.