Opinión
Ver día anteriorLunes 29 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La cumbre de Cancún
H

oy comienza en Cancún una nueva cumbre del clima con la asistencia de más de 20 mil delegados de 190 países, los organismos internacionales relacionados con el desarrollo y el medio ambiente, científicos y organizaciones no gubernamentales. Hace un año, cuando nuestro país negoció y logró la sede de tan importante reunión, se dijo que habría acuerdos fundamentales, no como en Copenhague, la anterior. Ese optimismo duró varios meses. Pero ya en mayo pasado todo indicaba que el pequeño, pero poderosísimo grupo de países que gobiernan los destinos del mundo no estaba dispuesto a sacrificar su estilo de vida, su modelo económico, sus privilegios, a favor del medio ambiente, del cuidado de los recursos naturales ni de miles de millones de personas que ya sufren los efectos negativos de las variaciones climáticas.

De que no habrá acuerdo vinculante que sustituya al Protocolo de Kyoto está convencido Stéphane Dion, quien en 2005 organizó como miembro del gabinete canadiense la Cumbre del Clima en Montreal. Aunque Dion reconoce que resolver los asuntos del cambio climático debe ser un combate de todos los días y en todos los sitios, también sabe las resistencias que existen en los grandes países cuando se plantea a sus ciudadanos y a los empresarios un modelo económico menos derrochador de recursos. Él perdió hace dos años las elecciones en su país, porque los electores se asustaron con su programa verde.

Lo sabe igualmente Todd Stern, quien en Estados Unidos lleva años al frente de las negociaciones sobre cambio climático. A él le encargó el presidente Obama su nueva política internacional en la materia, que representa un giro radical respecto de la que distinguió la nefasta del señor Bush Jr. Pero Stern nada podrá ofrecer en Cancún luego de la derrota electoral que el Partido Demócrata sufrió recientemente.

La agenda verde del presidente Obama tiene ahora menos posibilidades de salir adelante dentro y fuera de su país. Por eso Stern dijo en Washington que no hay que esperar demasiado de Cancún, pero que sí espera no regresar con las manos vacías. De paso dejó ver los desacuerdos que existen entre las potencias a la hora de tomar decisiones, en referencia a la cumbre celebrada en Copenhague, donde el acuerdo final lo negociaron Estados Unidos, Sudáfrica, China, India y Brasil, dejando fuera a la Unión Europea, que ha hecho propuestas de avanzada para frenar el cambio climático y afrontar los efectos que ya ocasiona.

Tampoco son alentadoras las declaraciones de los líderes de India, China y Rusia sobre su agenda para Cancún. Estas tres potencias, junto con Brasil y Sudáfrica, no se muestran partidarias de acuerdos que obliguen a variar su alto ritmo de crecimiento, a pesar de que ello signifique un uso irracional de los recursos naturales (destacadamente los hidrocarburos y el carbón), porque les crearía en sus países serios problemas sociales y políticos.

Ante un panorama nada favorable, los funcionarios mexicanos bajaron sus expectativas respecto de los logros de la cumbre. Atrás quedó el exagerado optimismo que algunos mostraron a principios de año. Quizás para hacer creer a la opinión pública que nuestro país es líder en el tema ambiental. Además, los asuntos relacionados con la negociación de la agenda en Cancún fueron turnados a la Secretaría de Relaciones Exteriores, la cual, a pesar de su pobre desempeño en los dos sexenios pasados, cuenta con diplomáticos de carrera de probada experiencia en la materia.

Si bien en un principio se acordó no invitar a presidentes y primeros ministros para evitar protagonismos que distraen, vendrán algunos invitados por el licenciado Calderón. De todas formas, sin posibilidades de actualizar el Protocolo de Kyoto, en Cancún serán los científicos y las organizaciones ciudadanas que luchan contra la de-sigualdad en el mundo y por lograr el desarrollo sostenible, los que lleven agua fresca a la cumbre. Vigilados por cielo, mar y tierra por 6 mil policías, a prudente distancia del lujoso hotel que ocupará la variopinta burocracia, serán ellos los que, nuevamente, hagan propuestas viables y enriquezcan la discusión.